Activismo - Feminismo - Contra la violación
Ideas y acciones concretas frente al peligro de violación
michelle
El tema de la violación es muy complejo y por tanto no hay claves, más que la evidente: que los hombres dejen de violar. Violar no tiene nada que ver con el sexo, sino con ver a la mujer como una cosa que se puede usar y tirar, y como un ser a someter.
Una de las bazas más eficaces del patriarcado ha sido convencer a las mujeres de que no podemos hacer nada. Si bien es cierto que frente a la violencia extrema, la lucha violenta o noviolenta que podamos plantear probablemente no sirva, los escenarios cotidianos en los que las mujeres pueden sufrir ataques son muy variados y por tanto ofrecen más margen para ejercer diversas respuestas.
Lo más importante es prepararse mentalmente, convencerse de que no tenemos por qué ser objeto de estos "premios" que le ha dado a los hombres el Patriarcado, un "premio" terrorífico para las mujeres (posiblemente lo que explique por qué el patriarcado ha durado tantos siglos) y radicalmente degradante para los hombres, pues los convierte en torturadores.
Igual que cuando queremos desarrollar fuerza física, entrenamos, si queremos incrementar nuestras posibilidades de defendernos solas tendremos que entrenarnos, mental y físicamente, en autodefensa (uso de respuestas físicas a la violencia) y en defensa noviolenta. Es bueno atender a los análisis y testimonios de mujeres que han escapado a una violación por lo que han hecho. Valorar esto nos inspira para generar la determinación de no ser víctimas. Y no nos equipara a la misoginia que a menudo impera en el sistema judicial donde se nos dice que fuimos violadas por no oponer suficiente resistencia. El crimen está antes: en pretender hacerle daño a una persona. La falta de respeto a las mujeres es muy profunda. A los hombres ricos que sufren un robo, no les dicen que les robaron por no disimular su riqueza.
Ideas y ejemplos concretos:
En situaciones potencialmente peligrosas, en la calle, yo camino con paso firme, mirando al frente y vigilante. Mi lenguaje corporal indica que tengo determinación, que soy de las que responderían. Cuando veo a un hombre, no bajo la mirada, como indicando miedo, tampoco me quedo mirándole: miro hacia él, con cara neutra, como diciendo, "sé que estás ahí" y rápido sigo mirando donde ya estaba mirando, a mi camino. Y si me cruzo de calle por precaución me aseguro de que vea que miro hacia él así, o sea, que soy cauta pero que no le tengo miedo.
Camino siempre en dirección contraria a los coches, y lejos de los portales o huecos sospechosos.
Siempre estoy dispuesta a gritar, no necesariamente palabras, lo que sea, alto y fuerte.
Como soy mujer progresista, también he tenido que desarrollar estrategias con los hombres progresistas que creen que por una conversación interesante tienes necesariamente que dejarles usar tu cuerpo. Es asombroso cómo creen lo que quieren creer, y su ceguera frente a las formas varias en que indicas que no quieres, incluso el "No" rotundo. Por algo el Patriarcado generó la idea: "Cuando una mujer dice no, es sí". Estas estrategias han tenido resultados casi siempre antes de que se llegue a la violencia, y cuando ha llegado la violencia, he usado la estrategia de la noviolencia por excelencia: empujón y salir corriendo, al lugar más público posible, si eso cabía. Es cierto que lo tienes más fácil si no usas tacones, y si usas ropa que te permita moverte con libertad. También conviene llevar siempre un billete y alguna moneda en el bolsillo (no en la mochila o bolso, digo; si estoy de viaje, lo llevo en remiendos).
Haciendo autostop, me ha servido mucho: tirarme del coche cuando tuve oportunidad y la estrategia de "humanizarte frente a la mente que intenta cosificarte". Es difícil explicar esta estrategia, pero lo cierto es que a mí me ha servido en autostop y en más ocasiones, sobre todo al verme en la amenaza con más de un hombre. No se trata de suplicar y darles pena. Eso podría ocurrir, pero a todas nos suena que lo más común es que les entre más ganas de hacerte daño, por el sadismo patriarcal ante la "evidencia" de que las mujeres, efectivamente, son más débiles, y por tanto los hombres tienen derecho a torturarlas. Se trata de actuar y hablar de forma en que se evite reforzar esos roles que tan mal nos van, de luchar por dejar claro que estamos al mismo nivel, el de seres humanos. ¡Es muy difícil de explicar! Yo hablo, en esta estrategia. Hablo como sin miedo, como ni planteándome que puedan querer hacerme daño, hablo con humor porque el humor indica que controlas tu miedo (no tienes miedo), hablo de cosas que dejan claro que soy una luchadora... Evito con todo mi ser que puedan darle vueltas a la idea de cosificarme para torturarme tranquilamente.
Por ilustrarlo, una vez estaba en un pickup cerrado, atrás, con dos hombres alante. El que estaba al volante empezó a mirar por el espejo retrovisor para mí, con ideas claras. El de al lado lo captó y se puso a hacer sonrisa malévola. Me aterrorizó, pero no dejé que mi lenguaje corporal lo mostrara, es más, como el pickup iba a mucha velocidad y no podía salta, seguí la estrategia de encontrarles: apoyé los brazos en los dos respaldos de los asientos de alante, y empecé a hablarles de mis viajes y aventuras por el mundo, y a preguntarles si las mujeres de su vida habían viajado y así, todo con mucha "normalidad", energía y humor. Para el que tenía a la derecha, quedé totalmente humanizada, no podía verme como un recipiente a destrozar. Y empezó a lanzarle al otro miradas de: No, no. Y luego de: Ni modo, yo no voy a hacerlo, cuando el otro con la mirada le indicó un desvío.
La gente te dice, "Tuviste suerte" (las mujeres sólo tienen dos opciones: es cuestión de suerte o las salvan; pues yo no me lo creo), pero lo cierto es que si yo no hubiera hecho esa estrategia, podían haberme violado dos hombres ese día. Lo que yo hice influyó en los acontecimientos. Esto no es decir que una acción así tenga necesariamente que tener el mismo efecto. Entiendo que culturalmente no se concibe que una mujer pueda ser inteligente y usar la inteligencia para salir de una situación que pone su vida en peligro. Pero no me salvé sólo por tener suerte, luché con una estrategia y me salió bien. Cuando en otros contextos la gente hace un lucha y le sale bien, no les hablan como nos hablan a las mujeres que contamos estas cosas, justamente por si le sirven a más personas, porque sabemos lo importante que es lo que se cree para lo que se puede hacer. Así que un día escribí este poema, con cierto humor y como protesta a la anulación continua a que nos vemos sometidas cuando intentamos luchar de maneras que el patriarcado no entiende como lucha, porque se ha esmerado en que las mujeres creamos que no podemos luchar contra "ciertas cosas de la naturaleza de los hombres". Y una mierda. Nada en este mundo, ni con violencia ni con noviolencia, te pueda asegurar que luchando puedas salvarte de sufrimiento o tu vida, pero eso no invalida que se luche, porque igual que puede no servirte, puede salvarte: Suerte
¡Porque las mujeres tenemos derecho a la libertad de movimiento! (¡además de a ser consideredas personas!)
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Publicado en mujerpalabra.net en mayo 2011