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Ir a Pacifismo feminista / Feminismo antimilitarista Militarismo y mujeres en Serbia

Ir al índice de Staša Zajovi? Staša Zajović (1991)

Recuerdos en torno a dos artículos de Staša Zajović

Contenido: El discurso patriarcal y el militarismo. -- Instrumentalización de las mujeres para los fines militaristas. -- Movimiento de las Madres

El proceso de militarización de la sociedad yugoslava ocurre desde hace décadas y de forma acelerada este último año. En el plano institucional, eso se manifiesta en el aumento del número de formaciones armadas además del ejército regular, en el desarrollo acelerado de la industria militar, la economía de guerra, los enfrentamientos bélicos, etc. En el plano ideológico, la militarización se manifiesta, sobre todo, en la imposición de los valores militaristas, símbolos y lenguaje militaristas; en la necrofilia como forma de contaminación social y espiritual (esta obsesión con la muerte y las tumbas que revelan expresiones como "las fronteras serbias son las tumbas de los serbios"); en el espíritu político autoritario totalitario que rechaza, incluso elimina, al Otro, al Diferente, sea en términos ideológicos o en términos étnicos, sexuales; en la glorificación que llega hasta a la adoración de la figura del Padre colectivo de la nación, personificada por el presidente del estado o jefe de las fuerzas armadas; en la separación rígida de los roles masculinos y femeninos (mujer = madre, hombre = guerrero); en la marginalización política de las mujeres. En el Parlamento de Serbia, que cuenta con 250 diputados, hay solamente cuatro (4) mujeres.

El proceso de la militarización se desenvuelve en esferas inaccesibles a las mujeres, pero las perjudica en formas múltiples. Como sabemos, el aumento de las mujeres en el ejército no es prueba alguna de la igualdad de sexos como tampoco de la democratización de una sociedad sino que es la consecuencia de la militarización global de la sociedad, falta de posibilidades o elección, feminización de la pobreza, etc. Asimismo, la participación de las mujeres en los enfrentamientos bélicos en Croacia demuestra que también las mujeres a veces reconocen y se apropian de los valores patriarcales más brutales: perciben el poder militar y la violencia como única solución. Las combatientas más conocidas en esta guerra, en la parte Serbia se llaman kninye (knindze) y las combatientas de las fuerzas armadas croatas se llaman gardistas.

Discurso patriarcal y militarismo

En todo el periodo de posguerra (después de 1945) la preocupación por "la condición social de la mujer" se reducía a la preocupación de la clase obrera por la propia reproducción. En los últimos años, que coinciden con el nacionalismo institucionalizado, ese papel ha sido asumido por la nación. Desde la llamada "revolución antiburocrática" (1987) en las manifestaciones populistas en toda Serbia, grandes multitudes gritaban "Queremos armas"; eso adquirió dimensiones de trance colectivo, se crea una hermandad muy extraña, el colectivo de las personas unidas por el odio y el deseo de venganza por "el sentimiento nacional ofendido". El culto a "la tierra sagrada" y el traslado de las "reliquias sagradas serbias" han sido estimulados de forma institucional, sistemática, como compensación por el descontento acumulado, por las frustraciones y la pobreza económica. Asimismo, ha sido fomentado sistemáticamente el culto de la "madre heroica Yugovich" (figura medieval de la madre sufrida, valiente, estoica, que tenía nueve hijos) que debe ofrendar sus hijos a la muerte para defender "la honra y la dignidad" de la patria humillada. En tal clima de regresión espiritual y social, el discurso patriarcal de la degradación de la mujer aboga por el siguiente modelo de identificación: mujer = madre = nación = patria = patria en guerra = muerte, llegando así al mismo tiempo a lo que se considera como la esencia del discurso fascista "madre = muerte".

Sin embargo, ante los constructores del modelo "ideal" medieval ("obreros de la causa nacional", políticos, académicos, demógrafos, médicos) se interpuso un problema serio. La mujer = madre no reproduce un número deseable de hijos. ¡La mujer es culpable y responsable de la extinción de la nación! ¡La mujer se hizo vaga, se hizo egoísta, incluso practica "la sexualidad improductiva", el amor libre! La campaña nacionalista divulga la propaganda sobre la maternidad como deber, no como opción libre de la mujer. La sexualidad de la mujer debe ser controlada, reducida a la procreación. El descenso demográfico en Serbia ha sido calificado como una de las "tragedias más grandes del pueblo serbio". A la llamada "contrarrevolución demográfica" de las mujeres albanesas (esta etnia de Serbia tiene la tasa demográfica más alta) el régimen serbio crea medidas cada vez más represivas pensando que de esa forma puede cumplir la meta: aumentar el número de serbios, disminuir el número de albaneses. ¡El objetivo no ha sido cumplido! Las mujeres vuelven a ser culpabilizadas. Esta experiencia nos demuestra que el nacionalismo institucionalizado siempre va junto con el racismo y que sexismo, nacionalismo, racismo y militarismo son inseparables.

Por consiguiente, el descenso demográfico en Serbia había sido anteriormente vinculado con la "preocupación con la extinción de la nación" en tanto que actualmente está vinculado con "la seguridad nacional". Las estructuras del poder militarizadas plantean que la natalidad debe crecer para defenderse en el conflicto bélico con otro pueblo. A las mujeres se les asigna el papel de convertirse en las madres de la nación ("Serbia-madre nuestra" o "Croacia-madre nuestra"), reproducir, criar a los hijos (carne de cañón) para ofrendarlos a la patria. Por doquiera truenan los machos patriarcales: diputados, líderes, asesinos… Su ira llega hasta el punto de querer apropiarse del poder reproductivo de la mujer, no se conforman con apropiarse de los frutos del trabajo "invisible" de las mujeres, de abusar de la capacidad reproductiva de las mujeres. Uno de los ejemplos más obvios de esa actitud es la declaración de un parlamentario serbio: "Por lo que a mí respecta, yo he parido cuatro hijos. Llamo a todas las madres serbias a parir un hijo más, para cumplir su deber nacional". La movilización maternal que va a la par con la movilización patriótica militar se manifiesta también en la siguiente declaración: "por cada soldado caído en la guerra de Eslovenia (junio 1991) las madres serbias deben parir 100 hijos más" (declaración de Radatrajkovich, vicepresenta de la Asociación de los serbios en la provincia de Kosovo).

Muerte y nacimiento, cunas y tumbas, guerra y paro; las mujeres procreadoras, los hombres guardianes de los valores "místicos de la raza", todo esto impregna los discursos patriarcales bélicos. En el informe sobre el trabajo de la radio serbia para la región Slavonija (diario Borba, del 23 de julio pasado) dice: "la muerte y el nacimiento, dos contradicciones de la vida, son las noticias principales de nuestra radio". Tal como afirma la antropóloga francesa Elisabeth Badinter: "la maternidad como la correlación a la guerra" o "la guerra como suplemento asimétrico a la guerra [/¿maternidad?].

Instrumentalización de las mujeres para fines militaristas

La instrumentalización de las mujeres por parte de las estructuras militaristas y militarizadas comenzó hace tiempo, pero el ejemplo reciente más claro son los mítines del Movimiento de Mujeres por Yugoslavia (brazo prolongado del partido de los militares y fundado el año pasado). En febrero pasado las mujeres de dicho movimiento prestaron apoyo público al ejército federal (JNA), considerándolo la "única fuerza que puede salvar al país". Las mujeres han sido utilizadas: la cúpula militar desempeña el rol de "proxeneta político" que hace salir a las mujeres a la calle para aprovecharlas para los fines contrarios a los intereses y las necesidades de las mujeres. Un grupo de nosotras, que militamos en las organizaciones de mujeres autónomas y en grupos feministas, hemos ido a una manifestación para oponernos tanto a la política militarista como al abuso de las mujeres por parte de la estructura militarista. Llevamos pancartas con denuncias contra la militarización de Yugoslavia, contra el comandante en jefe, contra las estructuras militares y militarizadas, pero sufrimos la ira de las mujeres de dicho movimiento. Lo ocurrido demuestra, tal como fue analizado por la revista feminista de Zagreb (Croacia) que "la instrumentalización de las mujeres por parte de la estructura militar advierte más sobre el hecho de que en Yugoslavia no existe un amplio movimiento feminista que sobre el hecho de que las mujeres apoyen efectivamente las estructuras militares".

Antes de que empezara esta ola masiva de movilización forzada para la Guerra Civil en Yugoslavia, en algunas partes del país, con marcada tradición bélica (Montenegro, una de las seis repúblicas yugoslavas) advertían a los hombres que es indigno no ofrendar la vida por la patria, que los hombres tienen que seguir la "tradición popular y nacional" según la cual "en la guerra ningún hombre montenegrino puede ser protegido por una mujer". Hace poco un parlamentario montenegrino declaró: "Nosotros en Montenegro decimos que el hombre que está combatiendo en el frente y permite ser sacado de allí por una mujer es mejor que se suicide inmediatamente". En el programa de radio que transmite las noticias del frente, cerca de la ciudad de Dubrovnik (Croacia) los combatientes no envían saludos a sus esposas, novias o amigas, sino únicamente a los padres, hermanos, amigos.

Felizmente, hasta en dicha región (Montenegro) crece el número de los hombres que desean liberarse de esa tradición tenebrosa, no tienen vergüenza de ser protegidos por las madres, esposas, hermanas. Un comité de las madres de Montenegro ha lanzado en octubre pasado (1990) un llamado que dice: "Alzamos la voz de protesta contra la guerra privada que están haciendo los amos de la guerra desde sus gabinetes; ellos han mandado a sus hijos al exterior, a las canchas de tenis; mientras que nuestros hijos siguen siendo llevados por la fuerza al frente y a las tumbas. Exigimos que estos líderes demenciales, políticos y militares, dimitan de inmediato, para salvar este país".

Las mujeres que forman parte de las unidades armadas serbias en Croacia (kninye) no ocupan posiciones importantes en la jerarquía militarista, el frente y la guerra son "oficios de los hombres". La subteniente Senka reveló que "las combatientas knindze se ocupan de los asuntos administrativos, servicios de comunicación, sanidad, depósitos. Simplemente, reemplazamos a los muchachos que están en las unidades de combate. Pero nosotras también hemos realizado el entrenamiento militar y por tanto estamos preparadas para ayudar a los muchachos en cualquier momento".

Por cierto, varias de estas combatientas ya han participado en los enfrentamientos bélicos, convirtiéndose en figuras míticas, confirmando lo que nos enseña la historia patriarcal: las mujeres han entrado en la historia solamente si han cumplido los roles masculinos y han sido glorificadas inclusive cuando tomaban parte en guerras tan técnicas como ésta. Por consiguiente, algunas de esas "heroínas" se vanaglorian: "nosotras doce contra 300 croatas armados", "yo maté a dos comandos especiales", o las gardistas croatas, entre las cuales, una declaró: "degollé a varios niños, maté con fusil a 10 soldados serbios", etc. Por los medios informativos son celebradas como heroínas cuando matan a los "enemigos" pero cuando son capturadas por la parte "enemiga", son calificadas como "mujeres monstruos".

En la ciudad de Glina (está en la parte de Croacia, poblada mayoritariamente por serbios, y fue anexionada hace poco a la región autónoma serbia en Croacia), el 3 de diciembre de 1991 fue fundado el primer batallón femenino de esta guerra. Las combatientas de este batallón hicieron el siguiente juramento: "lucharemos contra todos los enemigos de los serbios, bajo la protección de Dios". Con motivo de la creación de este batallón, los hombres fueron los que pronunciaron discursos de este estilo: "Respetamos profundamente a estas mujeres porque nuestras madres son también mujeres. Si nuestras madres no hubiesen sido heroínas, no habrían parido hijos tan valientes".

Además de luchar en el frente bélico las mujeres "patriotas" luchan también en el "frente familiar". En Belgrado está en curso una campaña de recolección de paquetes para los combatientes del frente; las mujeres tejen los calcetines y otras cosas de lana para abrigar a los guerreros que luchan por "la causa justa". A este tipo de movilización maternal, le prestan atención diaria los medios informativos del gobierno, pero cuando éstos informan sobre las actividades de mujeres activistas del Centro Contra la Guerra, es sólo para despreciarnos, desacreditarnos, y burlarse de nosotras.

Sin embargo, la mayor parte de las mujeres optan por los valores de la paz. Están convencidas de que pueden ofrecer lo que se llama "la alternativa histórica femenina": la noviolencia en lugar de la violencia, la vida en lugar de la muerte, la vitalidad en lugar de la destrucción. La anciana Stana Pavich, refugiada de una aldea serbia en Croacia, me dijo: "Si nosotras ocho mujeres nos hubiésemos reunido como ellos (los líderes nacionales), nos habríamos puesto de acuerdo sobre la paz hace ya tiempo".

Movimiento de las Madres

Después de la guerra en Eslovenia (finales de junio pasado), en toda Yugoslavia, especialmente en Croacia y Serbia, se produjo un atropello masivo de los derechos humanos, empezando por el derecho fundamental a la vida.

En esta situación, las mujeres irrumpen en la esfera pública, reclamando el derecho a la vida. El 2 de julio de 1991, irrumpen en el Parlamento de Serbia varios centenares de padres, principalmente madres de los soldados, de los reclutas del Ejército Federal que habían sido empujados contra su voluntad a la guerra. Las madres interrumpieron la sesión parlamentaria demandado el retorno de sus hijos del ejército y de la guerra. El Movimiento de las Madres se extendió por todo el país, con demandas idénticas o similares. Las madres protestan contra la guerra, contra el abuso de su trabajo reproductivo por parte del estado/ nación/ ejército/ partido; así lo indican numerosas declaraciones de las madres: "Para qué me sirve el Estado si mi hijo muere en la guerra", "Quiero que mi hijo se saque el uniforme militar, que deposite el fusil, bomba, pistola", "No permito que mis hijos den su vida por la política de Slovodan Milosevich o Franjo Tudjman (líderes de Serbia y Croacia, respectivamente)", "Los hombres son los amos de la guerra y de nuestros hijos. No permitamos que empujen a nuestros hijos a matarse entre sí, no permitamos que nos marginen aun más", etc.

Por consiguiente, ese mismo rol (reproductivo) que relega a las mujeres al espacio privado, las empuja a convertirse en los sujetos y protagonistas de la vida política, lo que elimina la división patriarcal entre lo personal y lo político, haciendo que "lo personal se convierta en lo político". Para las estructuras militarizadas, el movimiento de las madres se convierte en una verdadera pesadilla. Por otra parte, el Movimiento de las Madres ha sido sometido a diversos tipos de manipulación política: a una parte lo han utilizado como propaganda patriótica, especialmente en Serbia y Croacia. Es fácil aprovecharse de los sentimientos más vulnerables de madres cuyos hijos corren peligro de muerte. Las madres de los soldados a veces se sienten confusas, —

Pasado a ordenador por Atticus y Scout en el verano del 2011. En el original, escrito a máquina de escribir por Stasha Zajovich, las 6 páginas vienen grapadas. Podría faltar algo de texto, pero la coma final podría ser en realidad un punto.
Más info: Este artículo fue publicado en la revista En pie de paz Vínculo externo, número 27, 1992.

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Información sobre uso de este material: consultar con la autora Vínculo externo
Publicado en mujerpalabra.net en el verano del 2011