Llego a las ideas con todo el cuerpo,
por eso todo aparece contradictorio, imperfecto.
Sin embargo, me guía el ideal.
Hay días en que agarro el mundo con una mano,
y soy como un árbol que conecta
las simas y el cielo.
Y hay días
en que el mundo me engulle y me posa
en alguna cueva laberinto, para mi protección.
La cuestión es que siempre me pierdo.
La suerte es que sus túneles en sombra
siempre conducen a la tierra roja.
Por eso llego a las ideas con todo el cuerpo.
Estoy hecha de carne, sangre y hueso.