Es un crimen, se lo dijo Atticus a Scout y ella
lo comprendió con la profundidad de los océanos sobre el planeta,
como se comprende la alegría de las noches de verano
cuando eres pequeña y libre.
Ahí está el mundo humano, oscuro y obtuso, empecinado
en aniquilar todo rastro, toda posibilidad, toda ilusión.
“Haz lo que hacemos desde siempre, olvida
la alegría. No es sano, agota, enferma.”
Yo no he matado a un ruiseñor, he sabido de muchos,
he ayudado a proteger o escapar a algunos.
¿Escuchas este canto? Existimos y si no tuviéramos mejor ocupación
nos consideraríamos la resistencia.
(junio 2015, revisado en julio)
« Bondad de la gente sin piedad Tristes guerras tristes tristes »