En mi cabeza hay luz
como en el lugar donde habito.
Colores como arcos del Mediterráneo,
surcando el cielo azul, pura alegría,
puro espacio abierto, olores blancos
de noches cálidas y grillos.
Mis sombras son cuartos
que a veces visito,
y pozos a los que bajo
agarrándome a las piedras,
en un cubo o con liana,
como si el peligro fuera relativo.