Tengo la leyenda negra de no haber creído
que “Tu palabra contra la mía” podía cobrarse mi vida.
Otra leyenda negra que he volado mucho
es la del hombre guisante, humillado, que sueña
“Tú eres yo”, y arde de rabia y odio, inquisidor.
 
Tengo la leyenda negra de ser imprevisible
porque no hay camisa de fuerza
que vaya a ponerme yo voluntariamente,
imprevisiblemente persona.
 
También, para quien escuche, tengo
una vida entera repleta de historias de lucha y amor.
 
Las leyendas hablan más sobre el corazón turbio y opaco de quienes las cuentan.

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