Dossier Gertrude Stein (DGS). Escrito y diseñado por MIchelle Reñé para un taller en la Biblioteca de Mujeres de Madrid en abril del 2001. Escenografía del taller: Cristina Albert. Moderadora del taller: Lola Robles. Música: Javier Albert.
GERTRUDE STEIN
EL CÓMO INCANSABLE Y LIBRE. PARÍS 1904-44
 
De la infancia y del deseo
a la pasión y el equilibrio de una vida en París
Ahondando en lo del ideal, la vida ideal de Gertrude era comer bien, a ser posible cosas deliciosas, leer con pasión (todo menos poesía y libros sobre libros), conversar incansablemente con todo el mundo, escuchar incansablemente (era una gran introvertida, aunque parezca raro), pasear tomando mucho aire fresco.

Llegó tarde a lo de escribir, pero llegó. Y eso, escribir investigando incansablemente, la creación innovadora, sería otra de sus placenteras ocupaciones.

Todo esto, a pesar de las guerras.

Todo esto lo tuvo y lo compartió con Alice B. Toklas desde que se conocieron en París hasta la muerte de Gertrude.

A veces proponerse vivir con calidad sirve de algo.



"Siempre he querido ser histórica", anunciaba Gertrude Stein poco antes de su muerte, "casi desde que era un bebé en adelante sentí que quería serlo". Y durante la mejor parte de su vida lo fue. Al principio, en los primeros años del siglo veinte, compartió los honores con su hermano Leo. El grupo Stein de París (consistente entonces de Gertrude, Leo y la compañera de Gertrude, Alice B. Toklas) fue una Meca para las personas con mentalidad moderna. La atracción principal era la colección de óleos y acuarelas de Cézanne, los primeros cuadros de Matisse y Picasso, los cuadros de Renoir, Manet, Gauguin y Toulouse-Lautrec, que ella y Leo pudieron y supieron comprar. Las paredes de su taller estaban llenas hasta el techo de cuadros ahora famosos . Las puertas dobles del comedor, enmarcadas por bocetos de Picasso. En las primeras décadas del siglo, cientos de visitantes asistían a la muestra de arte de vanguardia: muchos venían a burlarse, pero algunos se marchaban convertidos. Era un lugar fabuloso, y también histórico. A todos los efectos, Leo y Gertrude Stein habían inaugurado, en el númeo 27 de Rue de Fleurus, el primer museo de arte moderno. (...)

En una típica tarde de sábado, hace sesenta años, nos habríamos encontrado a Gertrude Stein en su puesto del taller, vestida de pana marrón, sentada en una silla de respaldo alto estilo Renacimiento, con las piernas colgando, junto a la gran estufa de hierro negro que calentaba la fría sala. Un poco más allá, escucharíamos a Leo exponer a un grupo de visitantes sus perspectivas sobre el arte moderno. Entre la muchedumbre de pintores húngaros, intelectuales franceses, aristócratas ingleses y estudiantes alemanes, podrían verse las figuras de Picasso y su amante, Fernande Olivier (Picasso con el aspecto de un joven e intenso limpiabotas; Fernande, atractiva, con los ojos almendrados). El hombre de barba rojiza y gafas, con aspecto de catedrático alemán, sería Matisse. Junto a él podría estar el poeta Guillaume Apollinaire y su eterna acompañante, la pintora Marie Laurencin. La figura más alta de todos los cubistas sería Georges Braque, el cuelga-cuadros oficial del taller. (...)

En los años veinte y treinta, sin embargo, ya no eran los cuadros, sino la fama de Gertrude como escritora expatriada y su estilo literario, inflexible, radical -un torrente de poemas abstractos, muy condensados, y de difíciles retratos de palabras de sus amistades- lo que atraía a su puerta a curiosos y personas verdaderamente interesadas. Cuando ella y Leo se separaron hacia 1912, se repartieron —más o menos de buen grado— la controvertida colección. (...)

La verdadera apoteosis de Gertrude Stein empezó en 1933, con su best-seller Autobiografía de Alíce B. Toklas, unas memorias sobre los años de vanguardia parisina vistos desde los ojos de su compañera. [Resumo: En 1934-35 esto trajo consigo una clamorosa gira de conferencias en América —donde no había vuelto desde hacía 30 años— sobre arte moderno, literatura modernista y Gertrude Stein.]

Durante la segunda guerra mundial, guerra que Gertrude no pudo creer que llegara, ella y Alice habían vivido lo más tranquilamente posible en su casa de B¡lignin, en lo que eufemisticamente se llamó la Francia no ocupada. Pero con la llegada del ejército americano y la liberación de París, ella volvió a florecer, como una rosa tardía. Su nuevo salon en el número 5 de Rue Christine (ella y Alice se mudaron a un piso en 1937) era ahora frecuentado por el victorioso ejército americano. Llegaban multitudes de soldados con regalos, cartas de presentación y paquetes de poemas propios. Ella publicó su visión de las experiencias durante la guerra en Guerras que he visto, y su tributo al soldado americano, "Brewsie y WiIlie". Hizo una gira por la Alemania ocupada en un bombardero americano para darle conferencias a los soldados y escribió al respecto para [la revista] Life. Las editoriales y las revistas la asediaban para que les enviara sus manuscritos.

Murió el 27 de julio de 1946, en plena gloria, debido a una repentina enfermedad y a una fracasada operación de cáncer. [Sigue información y análisis sobre el destino de su legado.]



Fuente: texto de michelle y fragmentos del artículo de James R. Mellow, "El salón Stein fue el primer museo de arte moderno", de Traducciones Ilegales 2001.

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