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Conoce a... - Leonor Fini

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Leonor Fini pintandoTal vez porque las mujeres artistas son usualmente las esposas, compañeras o amantes de algún famoso pintor, la historia de la artista plástica Leonor Fini, por lo general incluida entre los surrealistas por compartir el interés en lo onírico y la sugestión, no suele estar entre las más conocidas. Sin embargo y pese a la cercanía con el grupo, y en muchos casos la amistad como con Max Ernst y Leonora Carrington, o aunque Eluard y De Chirico escriben el prefacio del catálogo de su primera exposición personal en Nueva York en 1938, Fini nuca se consideró una surrealista. Algunas voces dicen que es la artista mujer más importante del siglo XX y una de las pocas cuya figura no está ligada a la de un varón.

Nuestro país [Argentina] tiene el extraño honor de haberla visto nacer en 1907. Tras el divorcio de sus padres, su madre vuelve con ella a Triste, Italia. Allí comienza su historia de ambivalencia y experimentación con el género: como en el mito egipcio-romano de Ifis, su madre la trasviste de niño durante 6 años para evitar que su padre se la lleve secuestrada. Más aun, en la famosa presentación con el grupo de surrealistas de la mano de Carrington supuestamente, Fini apareció vestida como un cardenal porque le gustaba "la naturaleza sacrílega de vestirse como un cura, y la experiencia de ser una mujer vistiendo ropas de un varón que nunca conocería el cuerpo de una mujer". Se la cree bisexual, aunque resistió toda clasificación. De hecho en una entrevista de 1982 confesó: "he experimentado con mujeres pero no deseo ser lesbiana". Nunca se casó y vivió en comunidad con dos varones, todo un provocación para su época. Siempre vivió en completa libertad sexual, autonomía y llena de voluptuosidad. Su mal temperamento y sus enfrentamientos y desafío con André Bretón por su "homofobia y misoginia" son proverbiales.

Sus pinturas remiten todas un poco ella: mujeres gatunas y misteriosas de sensuales bocas. Fini pinta visiones de transformación donde el género no condiciona la sexualidad. Así las cosas, en uno de sus cuadros, El Intervalo, una mujer le mira el sexo a otro ser de inmensa cabellera roja fuego, que parece ser otra mujer, para luego descubrir en el devenir de la serie, que se trata ni más ni menos que de Febo, el dios Sol. Su arte modifica y reinventa las condiciones de visibilidad de la mujer sexual fuera de la economía hetero/homosexual clásica. Metamorfosis erótica de ambigüedad y exploración en mujeres y animales, especialmente gatos, su tótem, como mensajeros de poderosa fuerza psíquica inconsciente e irreal. Re-significando el mito de Psique y Eros que pasó a la fama de la mano de Apuleyo en el Asno de Oro, la Psique de Fini en su cuadro homónimo observa dormir a un gato gordo. Sus trabajos reducen la posición masculina, en vez de combatirla. Sus mujeres andróginas y fantásticas son el centro, libres del deseo de la mirada masculino.

Erotismo mórbido y macabro que beben de la filosofía de Bataille en su regreso a los aspectos primitivos del ser humano, Leonor Fini fue una autodidacta con conflictos para ser incluida en ningún grupo porque pintaba "cuadros que no existen y que desearía ver" según declara. "Quiero que las imágenes salten de la pagina, quiero pintar los límites del potencial de expresión. Deseo expresar mas allá de lo que se ve". Los temas surrealistas son recurrentes, pero en su mano, se convierten en un arma contra las convenciones sociales, incluso las de pertenencia a los grupos de elite de artistas.

Además de pinturas, Leonor escribió memorias, fragmentos, poemas en prosa y narrativa. Hay nueve documentales sobre su vida La Légende cruelle de Gabriel Pommerand y Arcady (1951), y Leonor Fini de Chris Vermorcken (1978). Se podrá ver en Fini qué pintores aprecia y disfruta, como los prerrafaelistas, pero, como la poeta Marosa di Giorgio, su arte no se parece al de nadie. Habida cuenta de ello es un dibujo del ser nuevo que como dios asiático, ostenta un falo, pechos y cabeza de gato.

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Publicado en mujerpalabra.net en la primavera del 2010