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Volver a Narraciones La manada de un lobo corre por una pradera ardiente

Volver a página de Leonor Silvestri Leonor Silvestri

Prólogo al libro Bocados Empapelados, motivos insurgentes, de Marko A. y Redi A. (Perú, 2009)

Ay amor, lo que no pude
dar, no supe recibir
Diana Bellesi

Alegría, Amistad, Afinidad, Amor. ¿Sentimientos o Instituciones? ¿Re-definibles, re-semantizables, re-significables? El Zaratustra decía que quién quiera tener un amigo tiene que querer también hacer la guerra por él: para poder hacer la guerra hay que poder ser enemigo. ¿Puedes acercarte mucho a tu amigo sin pasarte a su bando? ¿Has visto dormir a tu amigo para conocer cuál es su aspecto? Y aquí nosotras hoy agregamos “amiga”, amica, en latín la amante: el hombre, su idea, su iluminismo, tiene que ser superado para amar en vos los ojos firmes y la mirada de la eternidad, y devenir aire puro, medicina, y soledad, pan y medicina para tu socias: el esclavo no puede ser amigo; el tirano no puede ser amigo. Ser amigas, hacer cosas por qué sí, por la pura pérdida, de tiempo, oponerse a la dialéctica hegeliana de la dignidad del trabajo y de la creación de un sujeto revolucionario. ¿Qué revolución? La lucha social es hic et nunc, aquí y ahora, y nos oponemos a la dominación para vivir hoy como nos gustaría vivir mañana, con la crítica a la utilidad de las cosas y contra la metafísica productivista, mediante relaciones de afinidad y de gusto en la boca. Forjar así un cuerpo lúdico (¿luddita?), festivo, ritual que anule a la pareja para poder amar más y no menos. Devenir manada y basar el amor en la libertad y en la independencia. Pareja: individualismo posesivo, acaparamiento de objetos que puede ser exhibidos frente a los demás. ¿Cuándo nos convertimos en objetos para ser exhibidos frente a los demás? ¿Cómo permitimos que eso ocurra? Amar no tiene por qué tener que ser aguantar la mierda del otro.

Nuestros cuerpos buscarán el encuentro con una persona, con un libro, con una música para devenir esa persona, ese libro, esa música: compartiremos hasta lxs amantes. Permito que me invadan y que mi territorio se amplíe de esa manera. Una filo-sofía funciona para resistir: para aguantar los embates del mundo, para contra - atacar, para borrarse y experimentar. Oh, el Yo ese maldito gran traidor: difuminar en mí el universal o la especie a la que pertenezco (fondo inalcanzable salvo el acompasado latir donde seré, donde fui la gloria disuelta del yo). Identidad: contornos fijos, líneas duras del ser. Un amor que me desterritorialice, que me nomadice para que la vida circule con la sangre, la sangre y el espíritu: emprender líneas de fuga: abandonar el campo de Marte, fuera de los estratos como personas, fuera de la lógica binaria por la que somos o varón o mujer, o niño o adulto, humano o animal. Abandonar las dicotomías, los binarios, la dialéctica. Hacernos múltiples, deshacernos, combatir el uno de nuestra identidad y arriesgarnos a una vida gozosa, una vida que se mueve por deseos y por alegrías, que no se sustente edificada sobre el resentimiento, ni sobre el odio, ni sobre las desgracias de las otras personas; una alegría que no necesita la tristeza ajena para existir. Lógica de las relaciones: lo importante en la vida: no los sujetos sino sus acciones. (lo que se esconde es siempre lo mismo, cuestiones de amor y de sexualidad). El Amor, romántico, meloso, individualista; esa es la lógica narcisista que habla fundamentalmente del Yo, yo, yo, mi, mi, mi, lalalala, e impide devenir capaces de amar, chiquito, así, sin pompas, para componer un cuerpo con otro, un proceso de deseo. Ensamblarnos y armar nuevas máquinas.

Amistad amorosa, ética amatoria anarquista del deseo, tener tesoros comunes a compartir por todas: un gesto con la mano, una manera de mirarnos, una forma de encontrarnos en los ojos y en los gustos, una canción, un poema, caminar con vos por la calle y reírnos con toda la boca y todas las venas, saber que no estamos solas…plena de gracia infinita, tocás el centro mismo de mi existencia. Percibo algo que me revela y me enseña incluso en el mismismo instante de tu locura. Deseo: una disposición. Construir el deseo: formular qué disposición se desea, qué mundo se desea, para que sea el mundo en el cual tu deseo discurra. Nuevas relaciones sociales sindicadas a sus técnicas. Ni carencia ni ausencia, sino comunidades deseantes que reformulen el parentesco y la definición de hogar. Camaradería: el compañerismo, alianzas, que se anuden líneas de fuerza imprevistas. Subversión: un tipo de repercusión que se resiste a los cálculos. El problema es el amor, (entre varón y mujer), que no quiere estratificarse en una relación de pareja, que tiene como condición sine qua non la exclusión como su esencia. El amor, así, chiquito, sin pompa, perturba. Resemantización constante, distorsión, desviación, contornos de formas que todavía no podemos prever: la masculinidad y feminidad no agotan los términos ni para la identificación erótica ni para el deseo. Volverme más susceptibles de placeres, nuevos y extraños placeres. Ese, también, es mi deseo para vos.

¿Cómo arribar, a través de las prácticas sexuales, a un sistema relacional? Deseo: posibilitar los instrumentos para relaciones polimorfas, variadas, sin programa, sin necesidad ni apuro. El futuro no está escrito, quizás pueda comenzar por estas letras:

Atrévete, atrévete a viajar conmigo, atrévete a vendar los ojos, atrévete, atrévete a las cosas nuevas y en esas quimeras me propongo yo. Seamos estupendxs amigxs

dejemos la crítica de lado, la música no tiene mensaje para dar. Atrévete, atrévete a lo poco claro, atrévete a querer lo raro, atrévete, atrévete a surcar el caos, que del otro lado te espero yo. Seamos estupendxs amigxs.

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Publicado en mujerpalabra.net en la primavera del 2010