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Cómo lucharon en MdN-Belgrado contra la guerra de los Balcanes. Entrevista a Stasha Zajovich y Bojan Aleksov

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"Para la comunidad internacional, los desertores eran víctimas invisibles e insignificantes de la guerra". Cómo lucharon las activistas serbias contra la guerra, publicado en Feminist Antiwar Resistance (3-4-2024) vínculo externo

En 1991 comenzó la desintegración de Yugoslavia, que trajo consigo una década de guerras por la herencia yugoslava. Aunque las guerras yugoslavas terminaron hace más de 20 años, las autoridades rusas siguen rememorando los acontecimientos de entonces, apoyando la negación de crímenes de guerra por parte de Serbia y comparando Bucha con las masacres de Srebrenica.

Una de las organizaciones antibelicistas más visibles de la época fue Mujeres de Negro: todos los miércoles se vestían de negro y acudían a protestas silenciosas en las principales plazas de sus ciudades. Hablamos con su cofundadora, Stasa Zajovic , y con Bojan Aleksov, historiador del University College de Londres, que se unió a las Mujeres de Negro tras desertar del ejército yugoslavo. Describieron cómo funcionaba el movimiento antibelicista en un Estado autoritario (pos)comunista en proceso de desintegración, y por qué las Mujeres de Negro continúan con su labor antibelicista hasta el día de hoy.

Háblenos de Mujeres de Negro. ¿Cómo empezó en el activismo? ¿Qué hicieron y qué siguen haciendo?

Stasha: La primera vez que salimos a las calles de Belgrado fue en 1991. Vivíamos en un Estado agresor, un Estado que organizaba crímenes, un Estado que negaba la realidad de sus crímenes afirmando que "Serbia no está en guerra". Desde su creación, Mujeres de Negro condenó al Estado serbio. Una de nuestras primeras declaraciones lo dejó claro: "El régimen serbio ha lanzado una guerra contra la población civil, que es al mismo tiempo una cruzada destinada a redistribuir la riqueza nacional. Los únicos que se benefician de esta guerra son los militaristas, los dictadores, las élites estatales, los traficantes de armas y los criminales. El resto de la gente saldrá perdiendo, sobre todo las personas más vulnerables en las zonas de guerra: las mujeres, las niñas y los niños y las personas ancianas.

Desde entonces hemos organizado más de 2.500 acciones callejeras. Todavía seguimos haciéndolas. De 1991 a 1996, todos los miércoles organizamos protestas contra la guerra en Croacia y Bosnia-Herzegovina, siempre en negro y en silencio. También organizamos acciones contra las constantes movilizaciones brutales e ilegales de hombres para la guerra, la persecución de desertores, la persecución y la discriminación por motivos étnicos, religiosos, ideológicos o sexuales en Serbia, la expulsión de la población serbia de la Krajina croata tras las operaciones Tormenta y Relámpago. En el invierno de 1996-97 participamos diariamente en protestas en Serbia.

Entre 1997 y 1999 protestamos contra la prolongada guerra vínculo externo y apartheid contra la población albanesa de Kosovo, expresando nuestra solidaridad con la población civil kosovar y los movimientos de mujeres. Apoyamos las conversaciones de paz entre representantes serbios y albaneses en Rambouillet vínculo externo bajo el lema "Mejor un tratado que la guerra". Tras la intervención militar de la OTAN, protestamos contra la persecución de la población no albanesa de Kosovo. En 1999-2000, nuestras acciones se dirigieron contra la creciente represión política del régimen serbio. Tras la caída del régimen en octubre de 2000, la mayoría de las acciones de Mujeres de Negro estuvieron relacionadas con las guerras de la antigua Yugoslavia y se centraron en exigir responsabilidades al régimen serbio y a luchar contra la negación del pasado criminal.

Mujeres de Negro fue la primera en organizar el Tribunal de las Mujeres de Srebrenica, al que siguieron otros testimonios. Celebramos conmemoraciones anuales del genocidio de Srebrenica, del inicio de la guerra en Bosnia y Herzegovina, de los crímenes de Kosovo, de las muertes de trabajadoras y trabajadores de Radio y Televisión Serbia en bombardeos de la OTAN, de las masacres de Štrip?a, Vukovar, Severin, Orahovac, Top?ider, etc. Organizamos talleres, conferencias, debates públicos, mesas redondas y cursos de formación, desarrollamos diversos modelos de justicia internacional con una perspectiva feminista y cooperamos con organizaciones relevantes en forma de campañas y consultas conjuntas. También hemos puesto en marcha una red informal de Solidaridad de Madres por la Paz, que organiza encuentros de solidaridad de mujeres y apoyo mutuo para madres, en los que transforman el dolor de su tragedia en una lucha conjunta por la paz y la justicia. Durante la guerra de Bosnia y Herzegovina, Fo?a fue un lugar donde militares serbios y montenegrinos cometieron sistemáticamente actos de violencia sexual.

Sin embargo, a pesar de este veredicto histórico del Tribunal, algunos de los crímenes sexualizados contra los hombres y mujeres de Fo?a, por desgracia, no han salido a la luz ni han sido reconocidos, siendo silenciados hasta el día de hoy. Por ello, junto con los hombres y mujeres de Fo?a, queremos seguir exigiendo justicia para las personas supervivientes de estos crímenes tanto en Fo?a como fuera de Fo?a.


¿Es posible calcular cuántas personas participaron en Mujeres de Negro?

Stasha: Unas cuantas miles, pero hay distintos tipos de participación. Entre nosotras había activistas (y eran las más numerosas) que expresaban su apoyo abiertamente en acciones en las calles. Pero también había simpatizantes menos visibles (ciudadanía, personal académico, personas de las zonas rurales, muchos otras) que ayudaban a Mujeres de Negro: dando conferencias, traduciendo textos de forma voluntaria, preparando comida para la población refugiada, etcétera. Una de las formas más importantes de apoyo a nuestro trabajo antimilitarista fue la provisión de refugios para desertores y objetores de conciencia en sus casas, en situaciones de riesgo extremo. Algunos ciudadanos, especialmente en las ciudades pequeñas, recelaban de apoyar a las "horribles y subversivas" Mujeres de Negro, aunque compartían nuestros principios éticos y políticos. Dada la gran estigmatización de Mujeres de Negro, comprendemos y respetamos su decisión de apoyarnos discretamente. Muchas de las personas que se unieron a nuestro trabajo contra el régimen criminal ya no están con nosotras. Algunas han fallecido. Muchas de nuestras activistas han abandonado el país. No condenamos la decisión de quienes se han ido y seguimos en contacto. Siguen participando en nuestra red, vienen a vernos, dan conferencias, seguimos conectadas por cientos de cosas.

¿Cómo han reaccionado el Estado y la sociedad ante sus actividades?

Stasha: Desde el comienzo de nuestras actividades, Mujeres de Negro ha sido objeto de diversas formas de represión, tanto administrativa como sociocultural. Ambos niveles están entrelazados y existe una relación causal entre ellos. Los ataques contra las Mujeres de Negro no fueron espontáneos, sino actos de violencia organizados, sostenidos y sistemáticos, dirigidos a desacreditar, criminalizar, intimidar, aislar y debilitar. Fue una violencia impune de la que el Estado fue responsable: ¡ninguna de las agresiones fue castigada! La falta de persecución de algunos ataques alentó e incitó a cometer otros nuevos. Como resultado, se ha creado una atmósfera en la sociedad en la que los ataques a las defensoras de la paz se consideran legítimos, justificados y deseables.

La represión contra Mujeres de Negro, tanto por parte del Estado como de actores no estatales, puede describirse de la siguiente manera:

punto Represión administrativa: incluye prohibiciones de acciones callejeras, prohibiciones de trabajar en campos de población refugiada, litigios constantes por delitos menores, entrevistas policiales, interrogatorios, obstrucción de las reuniones de nuestra red, acoso y llamamientos a la violencia contra Mujeres de Negro por parte de partidos y políticos ultranacionalistas, órdenes policiales, detenciones ilegales, confiscación de pasaportes, escuchas telefónicas de teléfonos y en pisos, confiscación de nuestros materiales y documentación, expulsión de voluntariado extranjero, prohibición de cruzar las fronteras para honrar la memoria de quienes sufrieron crímenes, criminalizar a través de controles financieros.

punto Agresiones físicas por parte de agentes no estatales: grupos de extrema derecha, profascistas, nacionalistas religiosos, neonazis, hooligans y aficionados, cuyos "servicios" el Estado utiliza extraoficialmente para la represión informal. Las agresiones son muy variadas: ataques a acciones callejeras, agresiones verbales y físicas a activistas en la calle, invasión de locales de Mujeres de Negro, amenazas de muerte, acoso organizado, inclusión en listas negras, llamamientos al linchamiento, destrucción de bienes de Mujeres de Negro (pancartas y otros objetos de las acciones), acoso telefónico y muchas otras.

punto Presión de los medios de comunicación: calumnias, ataques en periódicos del régimen para distorsionar los hechos sobre las actividades de Mujeres de Negro y acusaciones de "traición nacional". Crearon un clima propicio para atacar a activistas individuales mediante la justificación de la violencia contra ellas.

Estigmatizar y demonizar a las Mujeres de Negro era una forma de excluir a quienes violaban el supuesto consenso nacional y, por tanto, merecían un castigo. De este modo se justificaba y legitimaba la violencia contra las personas disidentes.

¿Habéis interactuado con activistas contra la guerra "al otro lado de las barricadas"?

Stasha: Desde el principio de sus actividades, Mujeres de Negro tendió la mano a las víctimas de la agresión serbia en países de toda la antigua Yugoslavia, enviando mensajes a las víctimas de los crímenes cometidos en nombre de nuestro país.

Creemos que los desertores serbios de la guerra fueron nuestros héroes y aliados. Menos soldados de Serbia es nuestro acto de solidaridad con la ciudadanía de Croacia, Bosnia y Herzegovina, Kosovo. Las Mujeres de Negro participamos en el movimiento de madres contra la movilización forzosa y muchas de ellas siguen activas en nuestra red. Establecimos vínculos y organizamos acciones conjuntas con minorías étnicas de Serbia (población húngara, bosnia, albanesa) porque se vieron muy afectadas por las políticas militares nacionalistas del régimen serbio. Seguimos organizando muchas actividades conjuntas.

A través de numerosas y continuas actividades, hemos tendido puentes de paz, apoyo mutuo y un alto nivel de confianza y respeto. Como defensora de la protesta noviolenta, creo en las pequeñas acciones constantes que convierten la amargura y la indignación en trabajo creativo.

¿Qué papel desempeñaron las madres de soldados en el movimiento contra la guerra?

Stasha: Existían las llamadas "organizaciones de mujeres patriotas", mujeres que agitaban contra los desertores. Nunca mantuvimos contacto con ellas, nos consideraban "enemigas, traidoras" y cosas por el estilo.

El movimiento de madres estaba fragmentado en corrientes nacionales e ideológicas y era objeto de todo tipo de manipulaciones. Gran parte del movimiento de las madres se perdió bajo la presión de una minoría que servía sin reservas a la propaganda de guerra "patriótica". Pero algunas madres se unieron activamente a grupos contra la guerra, entre ellos las Mujeres de Negro.

Desde el principio, las Mujeres de Negro colaboraron con la organización Madres contra la Guerra. Durante la guerra en la antigua Yugoslavia, algunas mujeres adquirieron conciencia de ser sujetas políticas, transformando en acción su vulnerabilidad interior, su tragedia personal y su dolor.

El 2 de julio de 1991, varios centenares de madres y padres, en su mayoría madres de jóvenes reclutas, irrumpieron en el Parlamento serbio vínculo externo, interrumpiendo la sesión y exigiendo el regreso de sus hijos del Ejército Popular Yugoslavo (JNA) de la guerra y el fin de todos los conflictos armados.

El 10 de mayo de 1992, en el pueblo de Trešnjevac, en Voivodina, las mujeres (en su mayoría madres) decidieron oponerse colectivamente a la movilización forzosa y al envío de sus hijos, maridos y padres al frente. Las mujeres decidieron organizar su cuartel general en la pizzería Zicer y encerrarse allí. Ese mismo día, los tanques del  JNA rodearon el pueblo para intimidar a la población, que exigía el fin de la movilización y el regreso a casa de los hombres ya movilizados.

"La República Espiritual de Zitser" vínculo externo se fundó como una comunidad espiritual para toda pesona que deseara la paz "sin fronteras, territorios ni propiedades". A la población de Trešnjevac pronto se les unieron desertores y objetores de conciencia de los pueblos y ciudades de los alrededores. Recibieron apoyo de toda la provincia de Voivodina.

Las mujeres vestidas de negro les brindaron su apoyo y solidaridad. La protesta noviolenta continuó ininterrumpidamente durante meses, y su significado cultural y político persiste hasta hoy. Mujeres de Negro organizó dos conferencias de nuestra red internacional, varias reuniones de la Red Serbia de Objetores de Conciencia y numerosos talleres en Trešnjevac. Seguimos organizando actos allí, el último se celebró a principios de octubre de 2023.

¿Cuántos desertores había en el ejército yugoslavo? ¿Por qué desertaron?

Bojan: El Ejército yugoslavo presentó al menos 22.000 cargos contra hombres que se negaban a participar en la guerra, pero no conocemos las cifras exactas. Yo no atribuiría el rechazo masivo a la movilización militar, o la deserción, a nuestros esfuerzos, pero hicimos público el debate y lo mantuvimos en la conciencia pública para que el ejército y las autoridades no pudieran ocultarlo o evadirlo. Esto ayudó a muchos a saber que no estaban solos.

El JNA tenía graves problemas con el reclutamiento y la preparación de las unidades. En la década de 1990, entre el 10% y el 50% de los hombres que cumplían los requisitos respondieron a la movilización, dependiendo de la región; en Belgrado sólo respondió el 10%. El JNA se retiró de Eslovenia, Croacia, Macedonia y, finalmente, Bosnia y Herzegovina. Participó en las ofensivas de Vukovar y Dubrovnik, pero ambas acabaron en desastre tanto para el ejército como para el Estado que apoyaba el esfuerzo. El ejército tuvo que recurrir a paramilitares y, por desgracia, cometieron diferentes crímenes de guerra.

Los hombres desertaban porque no se identificaban con los objetivos militares, si es que los entendían. Algunos no eran serbios, pero todos los desertores se oponían políticamente a la guerra. Para muchos, el problema era llegar a lugares seguros, lejos de las zonas de Bosnia y Croacia donde se reclutaba a los hombres y durante algunos periodos también de Serbia. A algunos les ayudamos a esconderse en Belgrado o en otras partes de Serbia, y cuando no era seguro, en el extranjero.

A menudo las deserciones se producían por la falta de liderazgo, logística y mando. Algunos empezaron a resistir allí mismo, otros volvieron al lugar de donde venían o a Belgrado. Un tipo, Vladimir Zivkovic, llevó su tanque vínculo externo hasta el parlamento de Belgrado el 23 de septiembre de 1991. Fue encarcelado durante un año por esta deserción.

A pesar de toda la propaganda de guerra, había pocas ganas reales de ir a la guerra o de enviar hijos a la guerra. Pero el público era y sigue siendo predominantemente nacionalista y partidario de la propaganda militar serbia.

Hicimos campaña por el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar, para que no se pudiera obligar a nadie a ir a la guerra o a alistarse en el ejército. También ayudamos a los desertores en la medida de lo posible: les buscamos contactos, alojamiento y ayuda en otros países o en Belgrado mientras se escondían del ejército. Esto requería muchos recursos, así que sólo podíamos ayudar a un pequeño número. Era importante mostrar que había resistencia a la guerra y a la violencia como medios de resolución de conflictos.

Miles de desertores se marcharon al extranjero. Su negativa a cumplir el servicio militar no se consideraba motivo para obtener asilo o permisos de residencia. Hicimos campaña con nuestros apoyos en otros países para cambiar esta situación y hubo muchos casos individuales en los que lo conseguimos. Junto con muchas otras organizaciones, presionamos para que se concediera asilo a los desertores y a los que se negaban a unirse al ejército. El Parlamento Europeo aprobó una resolución vínculo externo en este sentido. En ocasiones se ha concedido asilo, pero ningún país ha reconocido el derecho de asilo de los desertores. Hemos mantenido el contacto con varios desertores que se marcharon y algunos han participado activamente en iniciativas locales contra la guerra en Alemania, España, Estados Unidos, etc.

Stasha: El número de desertores desde el comienzo de la guerra hasta hoy nunca se ha hecho público. El movimiento contra la guerra ha pedido estos datos desde el principio de la guerra, pero las autoridades militares y civiles se negaron a proporcionarlos porque se consideraban secreto militar (y aún lo son). Dar a conocer estas cifras cuestionaría la interpretación que el régimen hace del conflicto y la afirmación de que "Serbia no está en guerra". Si se hicieran públicas las cifras oficiales de deserción, Serbia tendría que admitir que el JNA fue el ejército agresor y que Serbia participó en la guerra porque las tropas del JNA lucharon en masa fuera del territorio serbio. Además, al publicar los datos sobre el número de desertores, las autoridades militares y civiles tendrían que reconocer el impacto de la oposición a la guerra en Serbia, la cual fomentó y apoyó activamente la deserción del ejército.

El ex ministro de Defensa Nacional yugoslavo Veljko Kadijevic (que ahora se esconde del Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia) dijo que el JNA tenía tres enemigos: "el recién creado ejército croata, el pueblo croata manipulado y las acciones coordinadas del movimiento contra la guerra y de madres en Serbia". ¡Fue un gran reconocimiento a nuestro trabajo!

Durante 1991-1992, 140.000 hombres fueron reclutados en Serbia. Durante el mismo periodo, 100.000 se convirtieron en desertores y se escondieron de las autoridades que intentaban enviarlos a la guerra. 22.000 se enfrentaron a cargos penales.

A pesar de los peligros de hablar de deserción o peor aún de organizar motines, entre octubre de 1991 y la primavera de 1992 se produjeron unos 50 motines de reservistas en los que participaron unos 55.000 hombres.

¿Dónde se escondían todas esas personas?

Boyan: Hubo decenas de miles, tal vez incluso varios cientos de miles de hombres que eludieron la movilización de los reservistas. Se escondían, vivían en otras direcciones o simplemente no respondían a las citaciones. Decenas de miles abandonaron el país en la década de 1990, y el reclutamiento militar fue una de las razones clave para que lo hicieran. La mayoría nunca regresó, y ahora están dispersos por todo el mundo, la mayoría en Europa.

En 1991, la ciudadanía yugoslava aún podía viajar sin visado a la mayoría de los países. Fue entonces cuando lograron marcharse los más rápidos. Las autoridades yugoslavas cerraron entonces la frontera, impidiendo a los hombres salir del país durante meses, por lo que la mayoría sólo pudo esconderse dentro del país. Cuando se levantó la prohibición, la mayoría de los países occidentales habían impuesto restricciones de visado, por lo que muchos hombres viajaron a Hungría, Grecia, Chipre y Turquía, países a los que todavía podían ir. Desde allí intentaban llegar a otros países.

¿A qué se enfrentaban los desertores?

Stasha: Los desertores eran reprimidos tanto por el Estado militarizado como por la sociedad militarizada. El Estado les impuso penas draconianas por "eludir el servicio militar" (penas de prisión de hasta 20 años). Todos los hombres tenían que obtener permiso de las autoridades militares para salir del país, permiso que no podían obtener si se negaban a ser reclutados. A los que se negaban a alistarse se les prohibía la expedición del pasaportes. La ley de 1995 sobre la indignidad sucesoria privaba a los reclutas que habían eludido el servicio militar (huían al extranjero para evitar el reclutamiento) de sus derechos de herencia. De este modo, se les declaraba simbólicamente "muertos", pero en realidad se les condenaba a una muerte social, ya que ello conllevaba la pérdida de muchos derechos civiles, desde la libertad de circulación hasta los derechos de sucesión. También hubo muchas agresiones físicas y actos de represalia contra las madres de los desertores. Además, las autoridades militares y civiles serbias han procedido al reclutamiento criminal de refugiados, lo que es contrario a todos los convenios internacionales. Sin embargo, ni un solo hombre ha sido procesado por estos crímenes en Serbia y nunca se han considerado "delitos".

Los desertores son víctimas del militarismo regional e internacional. Negar visados a los desertores es una forma de complicidad con la represión del régimen serbio. Esta decisión fue tomada por los países europeos en plena guerra, explicando que estaban "desbordados de refugiados". Gracias a la presión de organizaciones pacifistas, y sobre todo antimilitaristas, así como a la acción conjunta con organizaciones hermanas de Serbia (especialmente en Alemania y Noruega), se concedió asilo político a dos centenares de desertores. Los países europeos nunca aceptaron la deserción como motivo "justificado" para conceder asilo político. Ni siquiera respetaron la decisión del Parlamento Europeo al aprobar en 1994 una resolución vínculo externo de apoyo a los desertores de la antigua Yugoslavia, porque temían que las deserciones y la insumisión en los Balcanes pudieran provocar fenómenos similares en sus países.

Los acuerdos de paz (los Acuerdos de Dayton vínculo externo firmados a finales de 1995 tras la guerra de Bosnia-Herzegovina y el Acuerdo de Kumanovo vínculo externo, firmados en 1999 tras la intervención de la OTAN) no mencionaban el problema de los desertores. La Resolución 1244 de la ONU vínculo externo, adoptada en junio de 1999, que puso fin a la intervención militar, no obligó a Yugoslavia, algo totalmente injusto e injustificado, a adoptar una ley de amnistía para los militares desertores.

El legalismo de las instituciones europeas sirvió de justificación a la represión militarista. Los países de Europa Occidental deportaron a los reclutas invocando la ley de amnistía serbia de 1996 vínculo externo, de naturaleza completamente arbitraria, y el principio legalista de que los reclutas no podían disfrutar del derecho de asilo político. Debido a esta política de los países de Europa Occidental, los desertores conscientes que recibieron permisos de residencia fueron deportados, y a su regreso a Serbia (y especialmente tras el inicio de los bombardeos de la OTAN) fueron reclutados y convertidos en un "objetivo militar legítimo."

Para la comunidad internacional, los desertores eran víctimas invisibles e insignificantes de la guerra y el militarismo. El crimen de guerra del reclutamiento forzoso fue invisible para los medios de comunicación mundiales, que informaron sobre la destrucción, la limpieza étnica, las violaciones de guerra, pero no informaron casi nada sobre la resistencia a la guerra y, menos aún, sobre los desertores. Por supuesto, el comportamiento de los activistas contra la guerra en Europa era muy diferente, y no sólo expresaban sus opiniones e informaban al público, sino que también proporcionaban apoyo concreto y refugio.

¿Por qué era tan importante para ustedes ayudar a los desertores?

Stasha: Desde principios de 1991, las activistas de Mujeres de Negro participamos también en el Centro de Acción contra la Guerra, donde ayudábamos a los desertores, les dábamos apoyo emocional y moral y asistencia jurídica. Como grupo y red feminista antimilitarista creemos que las fuerzas armadas son el principal motor y pilar del militarismo. Analizamos y criticamos la guerra y el militarismo desde una perspectiva de género porque la guerra es violencia socialmente organizada con un marcado componente de género.

Desde su creación, Mujeres de Negro ha expresado su apoyo y solidaridad con toda persona que denuncie la guerra y con los objetores de conciencia al servicio militar, considerándoles nuestros hermanos en la lucha contra la guerra y el régimen belicista de Serbia. Exigimos el regreso de todos los reclutas y reservistas en las zonas de conflicto armado, el fin del reclutamiento forzoso ilegal al ejército serbio, la anulación de las penas para todos aquellos que se negaban a presentarse a las citaciones o regresaban del campo de batalla por voluntad propia.

A través de acciones y reflexiones teóricas basadas en nuestra experiencia, desarrollamos una ética feminista-antimilitarista de la responsabilidad. Se basa en la condena de los crímenes cometidos por las estructuras nacionalistas y militaristas contra otros países, comunidades, poblaciones civiles, crímenes del Estado agresor en el que vivíamos y seguimos viviendo. Como dijo una activista de Mujeres de Negro: "Soy responsable porque mis compañeros desertores fueron obligados a abandonar el país, porque mi vecino croata también fue obligado a abandonar el país, porque el dueño de la panadería albanesa también fue obligado a abandonar el país... Como feminista y antimilitarista, desobedezco a todas las formas de homogeneización étnica, a todos los ejércitos".

Durante y después de la guerra, nos unimos a los objetores de conciencia para reconocer el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar como un derecho humano fundamental. En el Manifiesto de las Mujeres de Negro "Soy objetora de conciencia", las activistas de las Mujeres de Negro explican por qué se consideran objetoras conscientes: porque la negativa consciente a servir al militarismo a es "un derecho a elegir, mi elección política, no parte de mi papel femenino de guardiana; la negativa consciente es expresión de que cuestiono el militarismo como patriarcado armado, desafío todas las formas de militarización de la sociedad".

¿Podría esbozar el contexto de la política serbia en aquella época? ¿Era Milosevic un presidente electo? ¿Fueron justas las elecciones? ¿Por qué perdió en 2000?

Bojan: Las elecciones nunca fueron justas, ni en Serbia, ni en Croacia, ni en ninguna parte de la antigua Yugoslavia. Era sólo un ritual. Quienes detentaban el poder heredaron los medios de comunicación, el ejército, la policía, la infraestructura económica y de otros tipos de la época comunista y la manipularon para mantenerse en el poder y conseguir sus objetivos. La retórica nacionalista sustituyó a los eslóganes anteriores, pero la estructura de poder siguió siendo la misma. Al mismo tiempo, se privatizó toda la propiedad estatal y los propietarios se convirtieron en los representantes del gobierno y sus socios. Por tanto, la guerra les favorecía.

Sin embargo, en 2000, las estructuras de poder (ejército, policía, policía secreta, etc.) se dieron cuenta de que sería demasiado caro continuar. Anteriormente, Milosevic había amañado las elecciones e invisibilizado las protestas. Esta vez, quienes debían proteger al régimen se negaron a hacerlo.

¿Cómo valora el impacto del movimiento contra la guerra en Serbia en el curso de la guerra? ¿Cree que contribuyó a detenerla? ¿Cuáles son sus principales logros?

Staša: Consideramos que nuestras actividades en solidaridad con los desertores y los que se niegan a ingresar en el ejército son extremadamente importantes. En 1991 se creó la Red de Objetores de Conciencia de Serbia para apoyar a desertores e insumisos, 10 números de Prigovor ("Objeción"), una revista dedicada a la objeción de conciencia y el antimilitarismo, y varias campañas para promover la objeción de conciencia y el antimilitarismo. En 2001, se celebró en 30 ciudades de Serbia una campaña de recogida de firmas por los derechos de los objetores de conciencia. En 2003, se reconoció el derecho a la prestación social sustitutoria, ¡lo que consideramos nuestro mayor logro! Desde entonces, nuestra red ha organizado programas educativos sobre antimilitarismo y desmilitarización, lucha contra el patriarcado, etc.

Bojan: Sería poco modesto por mi parte decir que hemos desempeñado un papel decisivo. Si que contribuimos al desarrollo del sentimiento antibelicista, aunque no pudimos detener la guerra. Pero el movimiento contra la guerra demostró que un camino diferente es posible. Apoyó a los objetores de conciencia y a los desertores, socavando así el esfuerzo bélico. Mostró al mundo y a los países vecinos que no todas las personas de Serbia eran el enemigo. Fue un ejemplo excelente para naciones en situaciones similares en todo el mundo. Conservó información que más tarde se empleó en juicios por crímenes de guerra. Por otro lado, como he dicho, la voluntad de hacer la guerra no era grande. El estado serbio no podía financiarla ni tampoco reclutar suficiente "carne de cañón", así que Milosevic tuvo que cambiar su política y abandonar a la población serbia de Croacia y Bosnia a quienes había utilizado anteriormente para alimentar la guerra.

¿Qué opina de la reacción de Occidente ante las guerras de Yugoslavia?

Bojan: Fue totalmente inadecuada. Reaccionaron demasiado tarde y no sabían mucho de la situación. Durante mucho tiempo, sólo dialogaron con las autoridades y nunca se acercaron a la oposición ni a las organizaciones civiles. El embargo que impusieron afectó a la gente corriente, no a los responsables de la guerra. Se dedicaron a intrigas políticas e ignoraron a las personas activistas que había en el terreno. Sin embargo, la gente corriente de Occidente hizo mucho por ayudarnos y por ayudar a las víctimas de la guerra en general.

Stasha: Hago una distinción entre la solidaridad internacional y la política internacional dominante. Nunca hemos podido confiar en la política dominante: criticamos a los políticos por no presionar lo suficiente al régimen serbio para que detuviera la guerra. Por supuesto, apreciamos y apoyamos al Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia vínculo externo por condenar a 92 criminales de guerra (en su mayoría serbios). Apreciamos especialmente que haya reconocido la violación como crimen de guerra. En cuanto a la solidaridad internacional, desde el principio hemos contado con el apoyo del movimiento contra la guerra, feminista y antimilitarista. Junto con cientos de activistas con quienes cooperamos, pudimos "sobrevivir" a nivel político, emocional y moral.

¿Qué cree que deberían hacer los países occidentales para detener la guerra entre Rusia y Ucrania?

Stasha: Deberían apoyar a la oposición rusa: gente magnífica y valiente, presas y presos políticos, activistas contra la guerra. Deberían dar asilo a desertores y objetores (aquellos que resisten bajo la brutal dictadura del Estado agresor). Los medios de comunicación occidentales deberían hacer visible su resistencia, y el movimiento pacifista debería ser más activo en su lucha contra la guerra en Ucrania, organizando más acciones contra la invasión y presionando a sus gobiernos para que den asilo a los desertores y objetores rusos. Y, por supuesto, debemos apoyar las acciones conjuntas de solidaridad entre los pueblos rusos, ucranianos y otros pueblos.

¿Puede hablarnos del papel de Mujeres de Negro en el movimiento contra la guerra ante la invasión rusa de Ucrania?

Stasha: Desde el comienzo de la agresión rusa contra Ucrania, Mujeres de Negro ha participado en Belgrado en la ayuda a la población refugiada ucraniana y a las personas activistas rusas contra la guerra que huían de la represión. Expresamos nuestra solidaridad proporcionándoles ayuda humanitaria y participando en las protestas organizadas por la iniciativa RUBS vínculo externo (población rusa, ucraniana, biolorusa y serbia uniendo esfuerzos contra la guerra). Hicimos campaña por el fin de la agresión rusa en Ucrania, el fin de la ocupación de tierras ucranianas, la solidaridad con el movimiento contra la guerra ruso y con las feministas rusas, el apoyo a los desertores rusos y el asilo político. Celebramos más de una docena de debates con activistas, personas del mundo académico, personas defensoras de los derechos humanos y supervivientes de la guerra, y también organizamos conferencias en línea con activistas rusas contra la guerra dentro y fuera de Rusia. En ellas hablamos de nuestra experiencia antibelicista, del apoyo a los desertores y objetores de conciencia, de los problemas de trabajar en condiciones represivas, etc.

En un llamamiento con motivo del Día Internacional de las Presas y los Presos de Conciencia por la Paz, que se celebra el 1 de diciembre, Mujeres de Negro y el Comité de Abogados por los Derechos Humanos (Yucom) señalaron, entre otras cosas, que el conflicto militar de Putin se está extendiendo por toda Europa, y que en Rusia se está llevando a cabo una brutal represión y persecución contra cualquiera que se niegue a ir al frente o se atreva a difundir información o noticias sobre la situación actual. Por ello, hemos hecho un llamamiento para que se conceda asilo político a las y los ciudadanos rusos que se nieguen a participar en las fuerzas armadas, a los enviados al frente en Ucrania y a los que hayan desertado. A este llamamiento se han sumado 23 ONG de Serbia y Montenegro, así como decenas de personalidades públicas.

¿Qué puedes decir a tus hermanas de Rusia que se oponen a la guerra? ¿Qué experiencia podría transmitirles?

Stasha: Admiramos vuestro valor y sabiduría, así como los principios políticos y éticos del movimiento contra la guerra ruso. Estáis actuando en circunstancias extremadamente difíciles, más difíciles que las nuestras, y nos gustaría ofreceros más apoyo.

Es muy difícil y tal vez paternalista "dar lecciones", especialmente a vosotras, nuestras hermanas y hermanos en la paz y la solidaridad, que estáis luchando en condiciones extremadamente arriesgadas, pero lo intentaré.

Cuidaos mucho, cultivad la amistad y la ternura, mantened los lazos de solidaridad y apoyo mutuo, fomentad diferentes formas de cooperación y apoyo, respetad las diferentes formas de activismo, los diferentes niveles -visibles e invisibles-, cread coaliciones con diferentes actores políticos y sociales. Actuar conjuntamente a pesar de las pequeñas diferencias: es importante que compartamos opciones culturales, orientaciones políticas, sistemas de valores, etc. Es importante permanecer en comandita aunque tengamos diferentes prioridades y opciones personales - a veces estamos agotadas durante la lucha.

Es importante seguir creando coaliciones con personas oprimidas por motivos políticos, de clase, étnicos, raciales y sexuales. Es crucial crear un espacio para el pensamiento crítico y la reflexión, para crear nuevas teorías basadas en su experiencia, para abolir la jerarquía entre las diferentes formas y niveles de conocimiento.

Bojan: Recuerda e insiste siempre en que la violencia no es la solución. Pero también cuídate: si te metes en problemas o te agotas, no quedará nadie para seguir promoviendo la noviolencia.

 

Autor de la entrevista: Alexander Finiarell, Visiting Fellow en el Programa Ruso de la Universidad George Washington.

Editor: F. Serebrennikova

Traducción realizada del ruso con la versión gratuita del traductor DeepL.com y revisada por Mujer Palabra

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Más sobre Stasa Zajovic vínculo externo, Zene U Crnom, Mujeres de Negro vínculo externo (pdf en inglés) y el Tribunal de las Mujeres, un enfoque feminista vínculo externo

 

 

 

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