Category: Raro y Otros
Hoy Atticus me ha recordado (así que lo anoto) que en un día como hoy, cuando hace 82 años se declaró la Segunda República en España en 1931, pero en 1998, yo le había invitado a una de las que llamaríamos luego «Lectura de primavera» y le regalaba un libro arte que le hice, La casa niebla, y quedaba claro que estaba enamorada de él aunque yo creyera que no (que no lo estaba, y que en cualquier caso, ¡no se notaba!)
No tengo una foto de la que fue mi primera lectura pública de poemas, el 14 de abril de 1998, en el Café Manuela del barrio de Malasaña en Madrid, gracias a la invitación que me hicieron Lola y Liliana de sumarme. Ellas iban a leer unos relatos y yo podía incorporarme leyendo poemas, no recuerdo por qué. En el Café nos hicieron alguna foto, pero yo no la tengo, así que pongo otra del año siguiente, de la lectura de primavera Tigres y nueces,* que hicimos en el Café Barbieri de Lavapiés, y que tuvimos que hacer en dos días porque sólo cabían 50 personas cada vez.
DOS RELATOS DOS. Café Manuela en Malasaña. Relatos por Lola Robles y Liliana Costa, más la incorporación ad hoc de unos poemas de michelle. Público: unas 80 personas. Leí: Historia, Retorno a África*, Todoslosantos, Hermano busca el ginkgo, Demente*, Bella y la bestia, El frío, Cuadros mitológicos*, Preludio, La caracola, Bosque oscuro*, El tiempo*. No incluyo en fotocopia a mano los marcados con asterisco. (Aquí se puede descargar el libro que los tiene todos, creo.)
Aquel día, 8 minutos antes de las 8 pm no había llegado nadie. Llovía a mares y era jueves, por lo que pensamos que ahí quedaría la cosa. ¡Y de pronto, llegaron 80 personas! Y de pronto, casi me muero del susto: me llegó por atrás Atticus y pegué un brinco ¡con el corazón incluido! Sospechosamente, aunque el sitio estaba a reventar, le llevé corriendo a un lugar libre justo enfrente de nuestra mesa de lectura, y cuando Atticus se sentó, generó mucha alegría porque mis amigas y amigos empezaron a reírse y él también. Y yo… sin enterarme de nada. Me había puesto mi traje de Cruella de Vil, que era con un cuerpo de terciopelo negro y mangas triangulares y falda de crepe negro y un pañuelo rojo, y creí que estaba guapísima. Pero al parecer, parecía una niña. ¡Es una especie de maldición!
Tras la actuación nos fuimos a casa porque al siguiente había que trabajar.
Tigres y nueces estuvo llena de regalos: le hicimos al público un marcador de libros en color arena y del público recibimos regalos…
Y aquí está la miguapita persona maravillosa que me ayudó a volver a ver a Atticus! Es C. en un relato llamado «Era amor» que tengo aquí. (Y no es la C. del poema Que os arrastre el viento al Pacífico!)
Elige un cuaderno para registrar tus sueños, y un buen algo que pinte.
- Elige una noche adecuada: en la que no estés agotada, ni pedo. Que sepas que vas a poder dormir suficiente, y que vas a tener tiempo para registrar los sueños al despertar.
- 10 minutos antes de apagar la luz, anota brevemente el día (para evitar liarte interpretando): las cosas importantes, lo que has hecho, lo que has sentido. En 4, 5 líneas describe tu mapa emocional del día. Si fue un día agotador o frustrante, anota. Si algo te removió.
- El deseo: en unas pocas líneas escribe de qué quieres soñar. Describe el problema, tu voluntad de cambiar de enfoque y de creencia. Y los benefecios que se darían si la cuestión se resolviese.
- La frase: formula en una frase con las menos palabras posibles tu pregunta, la cuestión que quieres averiguar. Te centrará y te aclarará el tema, y te forzará a saber qué más pasos estás dispuesta a dar en la exploración.
- Al apagar la luz: en lugar de contar ovejas, repítete la frase hasta quedarte dormida. Déjate llevar por su música y evitarás ponerte a pensar en el tema.
- Al despertar, escribe lo que te venga a la cabeza, y lo que recuerdes de haber soñado.
Mis notas de «Personal and Professional Problem-Solving in Dreams», de Gayle Delaney, en Dreamtime & Dreamwork (1990), editado por Stanley Krippner.
Mary Wollstonecraft: Because it is time to effect a revolution in female chicken roles–time to restore to them their usurped dignity–and allow them as a part of the species, enjoy chicken rights, for by renouncing our gendered idea of chickens we shall reform the world. (Vindication of Female Chicken Rights, 1792)
Lo siento. Duele imaginar el mundo en tu inteligencia. Siglos después, tenemos más espacio para sobrevivir, y de éste podemos sacar algo para vivir, pero seguimos sin entender nada. Toda nuestra fe para lo que nos destruye.
Si yo comprendiera lo que es una medalla, supongo que te daría una a ti. Por suerte, soy de tu saga: no puedo imaginar que la vida necesite una escala de valores.
Siguen tomándose esto como agresión. Sigue predominando la incapacidad de comprensión. Pero, es cierto, tenemos más aire. Yo intento siempre tomar todo lo que me cabe, y más, por si se puede más.
Nunca tengo tiempo para acordarme de cosas intrascendentales que se deben aprender. Me siento a su vera, en su borde, sobre su filo, y siempre ocurre algo: vuela una mosca, las nubes empiezan movimientos extravagantes, o veo abajo a un malvado y salto sobre él, fiera lucha por evitar males mayores.
Al final de la noche, despierto siempre a tu lado. Esto no es sólo una pasión, es una casa.
Las casas no se regalan, los cuerpos tampoco, lo saben todas las personas. Llegada a este punto, sólo veo en el reflejo un saltamontes, y no puede ser, lo sé.
De hecho, no hay una lengua madre de todas, ni un Leonardo, ni una Camille Claudel. La vida no funciona así. Y no entiendo por qué a tanta gente le parece un hecho, otro hecho. Eso no es así.
Creo que esta vez se me ha cruzado una idea interesante que dejará sin color, sin agua, sin sustancia a lo que son cosas intranscendentales.
Yo no sé cómo tienes esos ojos que ven el mundo. Y menos aun cómo estás a mi lado. Y lo que no comprendo es cómo puede ser que de nuestro amor nazca una casa en la que habitan nuestros cuerpos, como si hubiera casas y cuerpos, me asombra, no salgo de mi asombro, y despierto a tu lado.
Modificado
No sé si tú analizarías, si vivieras ahora, lo que analizaste cuando lo analizaste, tan bien visto todo (salvo en el no ver a las mujeres como personas, como trabajadoras, pero quién las había visto más que un grupo bien pequeño de personas), porque todo era la industria, no? Pero pienso que no, que, encerrado en la biblioteca, con la suerte de poder dedicarte a pensar y a analizar y a escribir por tu inteligencia y también por tu colchón económico, no habrías podido llamar a los elementos como aún siguen llamándolos porque tú así los llamaste (como quien corta el cordero en tres para asarlo y no sabe por qué y resulta que antes se hacía porque no cabía en el horno), ahora que el feminismo ha calado algo más, que la guerra ha incorporado Todo masivamente, que existe internet y la mayoría de los trabajos son paro y servicios, y «los obreros», bueno, tienen tele, coche, casa desde hace ya varias décadas, y sus hijos e hijas tienen acceso a internet y móviles asombrosos, y las fábricas tienen a cuatro gatos, literalmente, vestidos de blanco, porque todo está automatizado… Bueno, y la mayoría de los obreros y las obreras que viven en países lejanos a donde van los objetos que producen, en el sur del planeta, no sé si así les llamarías, obrer@s, a mí se me parece más a esclavitud…
Bueno, también siento no haberte leído, es pesado para mi cabeza autodidacta y necesitaría profe, pero eso, lo que pudiste influir está en el aire de la cultura que respiramos,* ha ayudado a formar el pensamiento moderno, pienso, algo quizá más fiel a lo que pretendías que lo que se hizo interpretándote en las políticas de los partidos políticos.
Disculpa mi ignorancia. Me mueven estas grandes sospechas y me hubiera gustado preguntarte, eso sí, si personalmente fueras un hombre capaz de no temer el cambiar de idea sobre algo, al aprender más cosas.
*Fíjate, tenemos en la sangre esto: «¡De cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades!» Una bellísima idea.
Evolución: cita de Charlotte Perkins (p. 273 de su autobio en inglés), evolucionada por mí (cambiar “mujeres” por “hombres”; más traducción actualizada también):
“Cuando los hombres logren saber crecer, lograrán ser más justos en sus evaluaciones”.
Original: “When women men really grow up they will be more fair-minded” Charlotte Perkins.
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¿Cómo pueden los «hombres» liberarse? Aprendiendo a abandonar la posición que les esclaviza: el egocentrismo.
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El egocentrismo patriarcal implica una identidad específica: ser “hombre”, y saberse (creerse) la razón (la Razón patriarcal, la única inteligencia posible) sobre todas las formas de vida, incluidas personas que no se sometan al Sistema. Nacer “hombre” implica partir de esta perspectiva, que siempre es jerárquica (Sistema) porque siempre hay otro ser humano por debajo, que de entrada siempre son las “mujeres”. Y esa identidad, el patrón de esa identidad, se puede rastrear en todos los sub-sistemas patriarcales, todos sustentados por los mismos valores de violencia.
(Combatir el Sistema es revisar el propio egocentrismo, y no decirle a las personas menos marcadas por ese tipo de egocentrismo lo que tienen que hacer.)
Nos conducen al matadero que nos hacen construir enfermos de muy variados grados,
desde el que generaría compasión por su posición humillada si no fueran tan graves para tanta vida sus silencios y sus actos, su participación escudada en ser voz de la mayoría cobarde que obedece siempre antes que pensar o sentir, la participación en esa expresión máxima del horror que es el linchamiento de quienes son capaces de hacer algo distinto a destruir y machacar, desde esos grises empleados,
al tarado, el que no acepta ningún límite al uso y la diversidad de la violencia, siendo capaz al tiempo, por ejemplo, del máximo horror: ternura ante su niña adoptada, hija de la presa secuestrada a la que él ordenó violar en masa a sus obedientes seguidores y parir «como una perra» en un suelo de piedra que retumbaba por los gritos.
Sin embargo, disponemos ya de evidencia empírica para describir científicamente su poder: ubiquémosla en algo muy concreto que nos sirva para ilustrar uno de los cambios más profundos y perseverantes a lo largo de esta monstruosa historia de la crueldad.
Hemos recogido estos datos en un documental que reconstruye qué sería de la naturaleza si habiendo vivido nuestra especie en el planeta, dejáramos de estar — imaginemos que esos líderes tarados han usado las armas que multiplican hasta la náusea y han abandonado el planeta para llevar su lamentable historia a otra tierra. Esperamos que dicho documental de base empírica funcione como la poesía, metafóricamente. En él, esa naturaleza supuestamente amenazada ahora con ser extinguida por nuestra especie se iría tragando nuestros vestigios, y ese rastro del Imperio de Incapaces que temblaron tanto que sólo pudieron destruir, sin templanza pues para ninguna otra cosa, esos ejecutores del deshecho que cosieron a violencia lo mejor de la especie, la verdadera humanidad, quedarían reducidos a nada, por la fuerza de la vida.
Análogamente, la verdadera humanidad ha sobrevivido a siglos de una gama indescriptible de horrores que supuestamente la moldearían. Ideas taradas impuestas a través del terror, modos indescriptiblemente tarados de relación, acciones taradas hasta la náusea, palabras de la tara que es justificar la pesadilla del infierno inventado por los cobardes. Han fracasado. Por el momento, se han impuesto, pero no han podido borrar de la vida aquello que podría gobernarnos como especie, sacarnos de la barbarie. Hablamos de un hecho demostrable, que debemos recordar al despertar para no dejarnos confundir, que debemos transmitir para ampliar nuestra red vital.
Han fracasado, una y otra vez, han sido incapaces de reducirnos a lo que son. Desde esta visión más amplia, aparecen como un error de la naturaleza y como tal, están abocados a la extinción. El potencial de una especie es más poderoso que sus taras, al menos es posible considerar este desarrollo de la vida. Porque la vida es más poderosa que la muerte, por su fuerza y su diversidad, y tenemos base empírica para saberlo.
La mente humana no ha podido ser reducida al patético modelo del Sistema, que siempre ha sido cuestionado por personas con mucho más valor para la especie, un Sistema que siempre ha fracasado, por tanto, en su demencial aspiración a ordenar la vida usando la provocación del sufrimiento y el asesinato. Siempre ha habido seres humanos capaces de pensar y sentir lo que la Saga de la Tara quería borrar de nuestras naturalezas. Si no lo ves aún, empieza al menos a dejar de sumarte a su demencia.
Rechazando radicalmente seguir a las masas del linchamiento, generación tras generación, siempre, sin excepción, con lo que sería valor, solidaridad, inteligencia, han existido las PERSONAS libres.
No te rindas, no tienen razón y te odian. Qué respeto puede merecer alguien que ejecuta sentimientos tan faltos de inteligencia.
Nuestra historia es demasiado joven como para que haya quedado demostrado que no terminará la racionalidad empática gobernando nuestros conceptos, lenguaje y acciones.
Que sigan linchando en sus pequeños puestos de poder. Eso sólo es síntoma de su incapacidad. No te desvíes de tu camino, aunque puedas verlo todo. En tu vulnerabilidad está el germen de la liberación de la especie de este ejército implacable. Visualiza tu valor.
He estado ordenado las Páginas (barra de navegación de arriba del todo), para vincular en ellas cosas que tenía. No sé si ya estará todo, pero al menos ¡hay algo!
La barra de navegación de más abajo (aquí arriba también) con las secciones en bilingüe es para que os salgan los mensajes posteados en esa categoría, o sea, facilita las búsquedas de lo que he posteado aquí. Considerando la barra de Páginas, lo que se buscaría mejor con esta otra barra de navegación son los textos de las categorías: Raro y Pensamientos. Lo demás creo que está ya vinculado en las Páginas.
Gracias por leer! 🙂
Podríamos decir que mi arrogancia no encuentra límites; o sencillamente, que trabajo con mi vida porque es el único material que tengo a mano y no es de nadie.
Podríamos decir que soy dañina para la sociedad, y también que soy necesaria porque soy buena.
Hay otra manera de ver las cosas. No soy ingenua; soy idealista, impulsiva y espontánea. Lo sé: una fuente inagotable de imperfecciones, de error; y también: una posibilidad de hallar puertas y ventanas.
Llego a las ideas con todo el cuerpo,
por eso todo aparece contradictorio, imperfecto.
Sin embargo, me guía el ideal.
Hay días en que agarro el mundo con una mano,
y soy como un árbol que conecta
las simas y el cielo.
Y hay días
en que el mundo me engulle y me posa
en alguna cueva laberinto, para mi protección.
La cuestión es que siempre me pierdo.
La suerte es que sus túneles en sombra
siempre conducen a la tierra roja.
Por eso llego a las ideas con todo el cuerpo.
Estoy hecha de carne, sangre y hueso.
Es indudable e incuestionable: yo también quiero que me quieran, pero cuando actúo y me pronuncio y siento y pienso sin considerar por un instante si eso hará que me quieran, reaccionas con violencia: empiezas por llamarme arrogante y terminas llamando a la construcción de una hoguera en la plaza, para mostrar que si tú no me quieres, yo debo ser aniquilada.
Quizá el problema es que no tienes el valor de averiguar cómo querrías actuar, pronunciarte, sentir, pensar; que eres una esclava, un esclavo, y yo, la prueba viva de que has elegido, de que tenías más opciones.
No existe ninguna guerra justa, ni las que entendemos que son guerras, ni las que no podemos llamar guerras porque existe un tabú (como el uso de los cuerpos de las mujeres por los hombres). Las mujeres no son apéndices de los hombres, como nos impuso pensar la religión, por eso nombrar a un hombre no incluye nombrar a una mujer. En cualquier caso, si una mujer pide ser nombrada, sólo un profundo machismo puede hacer creer que se puede ignorar su petición. No se puede imponer nada, ni que se vista de rosa quien no lo desea, ni la democracia, porque imponer es guerra, no convivencia. Al tiempo, el gobierno “de la mayoría” (nunca consciente, por otro lado) es dictadura si no se comprende que también es necesario respetar las individualidades y las minorías. La violencia será el método más común para la resolución de los conflictos, pero también el peor, dado el sobrecogedor número de ejemplos reales de que disponemos desde hace siglos. Lo bueno que tenemos no procede, además, del uso de la violencia, sino justamente del uso de la inteligencia, de la empatía, de la comprensión de que no hace falta pensar o sentir lo mismo para poder convivir. Lo bueno que tenemos no procede de otros mundos tampoco, sino de la solidaridad y la pasión por la vida. Todo el mundo usa el lenguaje, que es lo que nos hace personas, lo que descubre cómo vemos las cosas, las jerarquías que establecemos. Pero no todo el mundo entiende las palabras, los conceptos que usa, no por falta de inteligencia, sino porque se renuncia a la inteligencia para sentir que se conoce el mundo, que hay un orden. El orden de los crímenes contra la naturaleza y la humanidad, compuesto por innumerables cosas pequeñas que son parte de las cosas más grandes y monstruosas.
La mayoría de la gente no quiere entender nada, y hay una relación entre eso y con ese miedo (desatado) continuo que tiene la gente y su violencia consecuente, porque saben que no tienen razón, saben que con razones no se consigue el mundo imperante (no los más pequeños y bonitos), no tienen ni quieren razones, sólo, en su afán desmedido, vivir una vida esclava (mala), con todo el mundo a su alrededor con las alas cortadas, quejándose de lo mismo.
«Lo que disfrutan no es comparable en belleza e intensidad a lo que no pueden disfrutar, pero como no saben lo que se pierden, ahí siguen, viviendo pobremente.» (Notas para el artículo sobre los hobos.)
Me asombra a menudo la incompetencia de la gente. No digo el hacer algo mal porque no tienes tiempo, por ejemplo. Digo hacer las cosas mal, sencillamente, porque sí, digamos. Y se me ha ocurrido una explicación, pues desde mi punto de vista de siempre era incomprensible: qué podía sacar la gente de hacer las cosas mal, más que tensiones evitables, broncas evitables…?
Ya sé por qué lo hacen, esas mentes privilegiadas que pueden permitírselo: cuando haces las cosas bien, parece que lo que haces es fácil, que puede hacerlo cualquiera, y por eso sólo se te reconocerá como tal si te sale perfecto. Al más mínimo fallo, fracarás, pero si consigues que el ejercicio te salga bien de principio a final, te dirán: muy bien, excelente.
Si al hacer lo que fuera se nota que te estás esforzando, es penoso, quizá no genere admiración, y sin duda, el proceso será más largo, y penoso, pero se te reconocerá como mínimo el mérito de habértelo currado.
Quién quiere hacer algo bien, si al hacerlo bien parece que cualquier puede hacerlo. Sigamos otra tanda de siglos reivindicando hacer las cosas mal, porque lo que importa, y esto es irónico (lo que digo), no es lo que se hace, o por qué, sino el mérito, el mérito sufrido, qué más… Las religiones siempre nos lo han dicho: así es como se gana el cielo, no haciendo las cosas bien, con disfrute y eficiencia, cuánta arrogancia.
Suframos, seamos incompetentes, mantengamos la tradición que nos ha traído hasta aquí, hasta la guerra, el odio, la incompetencia como dios!
¿Dices trasladándome libre impelida por el afán de viaje, el amor a conocer y la curiosidad?
Si los principios son principios, no es posible que sean inmutables.
On TV, a reader to a writer: Your job is to tell the truth. My job is to learn from it. (Judging Amy)
En la tele, una lectora a una escritora: Tú lo que tienes que hacer es contar cosas verdaderas, y yo aprender de ellas. (Judging Amy)
Escena: Londres, 1990
Estaba leyendo mi poema. No tardó mucho. Alzó la mirada, los ojos abiertos de miedo y horror.
–Quién me abandonó. Yo no soy ésa.
Al escribirlo, yo había querido acunarla. Decirle que sabía por lo que había pasado, que podía contar con mi cariño, y sin embargo, me miraba como si fuera una extraña.
No había entendido nada.
Salió del pequeño apartamento a la lluvia. (Tiempo después yo escribiría el poema «De la sangre».)
No pude levantarme. Las piernas no me sostendrían.
Desde la ventana, los árboles, pelados, grises, gélidos, parecían piedras esbeltas, que huían hacia arriba. Ninguna rama se tocaba.
No había palabras.
Dos meses después murió en Madrid.
No sé si soñé que yo acababa de volver o si así, de hecho, ocurrió.
—
Si escuchas atentamente a Chet Baker, aprendes sobre todo lo que se pierde, pero hay dulzura y paz, porque hay belleza y vida en la música.
Es lo que contiene el arte, y la nana que es el arte.
—
Fue como llegar al fin del mundo. No puedo interpretar más. Estoy saturada. Saturada de violencia.
Utilizo finalmente mi mirada de pintora, que es científica y al tiempo contiene emoción. Pero no la aplico a las personas. Prefiero las ideas, los ideales.
No estoy perdida; he salido corriendo.
—
Un árbol en la ciudad está aislado y no huele apenas.
Sienta un árbol a tu mesa, al menos no pasarás frío.
Un árbol en el bosque puede haber perdido las hojas pero sabes que está arraigado, que vive donde vive, que está vivo.
—
Si tender una mano a un ser humano significa que golpeas o que te debes dejar golpear, quién quiere tenderle una mano a un ser humano.
Si no hay palabras, no hay compañía, no hay amor.
En la vida, hay momentos en que de pronto es como si encontraras una pieza que te posibilita verlo todo con claridad. En este día 1 de enero del 2010 me ha ocurrido!
En realidad, yo no he tenido muchos de esos momentos en la vida. Tres muy físicos: en que vi algo que no era real físicamente pero que era un trozo de sabiduría, de conocimiento del mundo o de mí misma, de pronto. Y algunos (supongo) como éste.
Sobre los físicos ya escribiré un día. Sobre éste, sólo anotar que tiene una implicación directa en lo que será mi libro de poemas. Resultó que yo creí que los poemas podrían agruparse en Memoria de Ilt, conteniendo De la sangre (1992) y Memoria de Ilt (1999). Pero ahora sé que eso no era. ¡Ya lo he entendido todo! Así que ¡manos a la obra! 🙂 ¡¡¡A por Tu muerte en mis sueños, y los animales, mi nuevo-viejo libro de poemas!!!
Mis mejores deseos a todas y todos. Que la vida nos sea buena, interesante, dulce. Que no nos olvidemos de la solidaridad. Que tengamos coraje, inteligencia y fuerza para conseguirlo todo 🙂
La razón por la que se enseña a las niñas y los niños a reprimir la espontaneidad, evitar la sinceridad y cortarle las alas a la creatividad es porque no se quiere que llamen la atención en el grupo, para que así el grupo les proteja siempre. Esto es un pensamiento irracional, que nos afecta, pues seguimos insistiendo en ser irracionales (usar la violencia en lugar de la inteligencia). Es un pensamiento irracional pues para evitarles un daño posible se les causa un gravísimo daño y no es eso lo que la gente que cría a bebés queriendo pretende.
Sin espontaneidad, sin sinceridad, sin creatividad, se tiende a evitar expresarse. (Palabra, pensamiento, actitud y acción van unidas.) Esto coarta dos aspectos vitales del desarrollo de la inteligencia: el poder buscarse para ser en función del potencial propio, y el poder desarrollar el pensamiento crítico, destrezas que nos permiten discernir lo bueno y lo que no lo es en función del razonamiento (la cabeza-corazón), de la vida viva, y no en función de la tradición (normas del grupo), la vida muerta.
Bebés del mundo, os quieren, no hay duda alguna, pero no toman las decisiones más inteligentes (por miedo a que sufráis, os convierten en bonsáis).
No tener la oportunidad de ver el sol
No poder aspirar a la luna
Significa no tener la oportunidad de tener sueños y ser feliz
(lo que se les niega a las personas en pobreza, pues quien sufre violencias varias, lo tiene difícil para imaginar y tener sueños)
Más nos vale un bebé libre, que cientos amasados.
Os deseo mucha suerte.
Por un mundo mejor.
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