Category: Guerra
¿CULTURA DE PAZ? CUANDO EN LOS CENTROS EDUCATIVOS SE HABLA DE PAZ
¿SE HABLA DEL DERECHO DE OBJECIÓN
DE CONCIENCIA?
SIEMPRE HAY PERSONAS PEQUEÑAS Y ADULTAS QUE SERÍAN OBJETORAS DE CONCIENCIA
¿SE AYUDA A COMPRENDER EL DERECHO HUMANO DE QUIEN NO QUIERE MATAR, VIOLAR, TORTURAR O DESTRUIR Y ROBAR EN UNA GUERRA?
LA GUERRA ESTÁ TAN JUSTIFICADA QUE SE VE COMO CUESTIÓN IDEOLÓGICA LO QUE ES DERECHO HUMANO
LA GUERRA ES UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD
SEGUIMOS SIN ESTAR. Ayer, para celebrar el día del Arte, echaron un documental de Picasso. Salía París mucho, lógicamente, pero NADA de las artistas e intelectuales. Diréis, ¿De qué te quejas, si ya hay muchos materiales sobre ellas? Bueno, primero: no es lo mismo una bio escrita con inteligencia feminista que sin ella. El patriarcado puede dedicarnos textos, pero sin una investigación con visión se puede estar haciendo esto mismo: dedicarnos textos, en aislamiento, nunca integrados al contar los tiempos, el contexto. Esto que pasa en este docu de Picasso, donde sólo se menciona a Dora Maar como artista y activista antifascista (GRACIAS PERO…), pero para explicar un tema principal sobre Picasso tratado (Oh, sí, gracias, pero…). Días antes había visto algo de Picasso en una tele y las mujeres sólo salían porque hablaba de él, de que tenía amantes y se acostaba mucho y eso. El progreso era que no lo presentaban como de machote. Pero… Qué migajas nos tocan! LA CUESTIÓN: cómo se va a integrar a las mujeres en las narrativas que conviertan la Historia patriarcal en Historia de la humanidad si aún no se comprende que es vital desarrollar inteligencia feminista, replantearse cómo se mira e interpreta, E INTERESARSE EN APRENDER HISTORIA DE VERDAD, de las mujeres también, PUES HEMOS MOVIDO EL MUNDO. Y lo sé, no tanto por feminista como por persona en este mundo patriarcal, porque gracias sí a mi desarrollo de mirada y conocimiento, feminista sí, pero desde la necesidad vital de las entrañas, lo que significa desde mi ser animal social también, saber que importa mucho aprender de otras personas, que la vida no para, que todo es complejo, inmenso, sino porque en mi propia vida, privilegiada de vivir en el aquí y ahora que me ha tocado, he visto como la sociedad y yo misma me borro. Un temazo que os propongo exploréis desde vuestra realidad. Y una manera de borrarnos es ésta: ver un documental de Picasso y no echar de menos a las mujeres como personas. Resulta que el periodo de entreguerras en París, en esa época trágica, el arte estaba a tope, produciendo, resistiendo, viviendo y con ello combatiendo la violencia y la muerte, y muy importante: la extrema derecha, que cociéndose despacito, llegó a lo que llegó. Porque la gente es muy inconsciente de cómo perpetuamos el patriarcado y sus mundos de violencias. Y el arte estaba por tanto unido a una lucha política (en el sentido amplio, no constreñida a la noción de política de la política de partidos; ese «ser de izquierdas» o «estar a favor de los derechos humanos PARA TODO EL MUNDO» a lo que tiende la gente más igualitaria en el sentido de derechos, de respeto a gente aunque no sea como tú, de dejar vivir) por un mundo sin violencia y con justicia, aunque luchando en la situación extrema de las guerras y sus consecuencias brutales, tanto por tortura, palizas, encarcelamiento, asesinato, como por lavado de cerebro, esclavizar con terror. Y había tantas mujeres escribiendo, editando revistas, haciendo artes, luchando contra todo aquel horror, que DAN GANAS DE LLORAR ANTE NUESTRA OBCECACIÓN DE NO VERLO. ¿Es que no tenemos solución? ¿Es que sólo vamos a construir y defender la sociedad y la cultura patriarcal? ¿Tanto nos da? Que hasta en los programas de concurso de cultura los presentadores y sin duda alguna las invitadas no NOMBRAN A LAS MUJERES porque NOS BASTA NOMBRAR AL LÍDER DE LA ESPECIE. (Yo recientemente envié una felicitación al valiente presentador de La Cazadora porque él lo intenta siempre que puede. Igual que no oculta su acento gallego. Un valiente. Sí, en esta sociedad de la democracia hace falta valor para MIRAR, ENTENDER Y NOMBRAR.) Así que hale, tranquilidad, nos importa una mierda. Llevamos en España desde la década de los 1990s al fin empezando a publicar a mujeres y a personas cuya identidad en el sentido más amplio cuestiona los mandamientos patriarcales, y aún NO ENTENDEMOS de qué va convertir la History en Humanstory, la historia patriarcal en historia de la humanidad. Y eso se paga a diario. A quienes resistís ante esta mierda, todos mis respetos y mi amor y gratitud. Y a quienes no, no pasa nada, es normal, pero, hostias, despertad ya. Dejad de no sospechar de las tradiciones que nos aplastan, de los más violentos, y empezad a confiar en personas NORMALES DE VERDAD! HUMANAS!
La guerra es un crimen contra la humanidad y la naturaleza. Todo es horror, tortura, destrucción, miseria, asesinato, incertidumbre, pavor. Y unos la deciden, justifican y se enriquecen, los k la deciden y la hacen, contra todo. Tenemos inteligencia y empatía sobrada para solucionar los problemas sin esta arma. Pero no sin tomar la clara y rotunda posición de luchar por la abolición de la guerra. Y eso empieza por controlar el aprendizaje a odiarnos.
Las personas que han nacido en sociedades donde hay leyes que dan alguna protección a servicios sociales y derechos de las personas, y algunas de las personas que han participado en la lucha social y han visto que había logros, pasos, hacia esa consecución, no siendo conscientes las primeras y habiendo olvidado las segundas el Goliat que tenemos delante, confunden queja y crítica con desprecio a lo que hay de avance constructivo, que no nos ha sido regalado, que ha sido resultado de muchas luchas y esfuerzos titánicos de una gama inimaginable de precios a la vida propia por parte de generaciones y generaciones de personas. Creo que caen en la ideología patriarcal que lo confunde todo, enseñando siempre a convertir en objetivo de destrucción lo que no debería ser objetivo de destrucción. Tener derechos y luchar por derechos no es algo que deba concebirse en aislado, pues está en el contexto de un sistema social, de una cultura de siglos de antigüedad, que si bien no ha logrado deshumanizarnos por completo, sí nos inocula con una visión destructiva de lo que nos ayuda, de lo que construye, como un proceso, claro, porque eso del Héroe que lo cambia todo de golpe, o el grupo que quita del poder al grupo malo, o del hada que nos concede un deseo es sólo más narrativa de ideología patriarcal. La racionalidad empática y la autocrítica me parecen clave para estar en este mundo tan violento, tan innecesariamente violento, tan intencionada y estructuralmente violento que tenemos fuera y perpetuamos desde dentro.
Apreciar lo que tenemos que no es abuso y destrucción, por muy imperfecto que sea, no va de la mano del conformismo, sino de no desvariar y caer la perpetuación de la ideología patriarcal y sus guerras, sus bandos de destrucción. Además, hay muchos caminos, se puede trabajar en muchas cosas no destructivas, y con una visión algo menos estrecha o pequeña se puede ver que todas construyen lo que se llama el movimiento, el movimiento de la sociedad, pongamos, a la superación de sus modos de organización y explotación basados en la violencia y la injusticia.
SER BUENA O MALA PERSONA
Ciertamente, hay gente que se porta bien y gente que se porta mal con otras personas y animales en todas las ideologías, pero hay ideologías que no consideran personas a otras personas, sus iguales. Y esto es un problema para la evolución a sociedades capaces de emplear la inteligencia y los talentos humanos para vivir y dejar vivir. Esto por un lado. Por otro, cuando hablamos de gente buena o mala es peligrosa porque si bien cualquiera puede portarse mal con alguien en algún momento, para causar daños de los no inevitables (por ejemplo, no querer a quien te quiere, eso no es que tú hagas daño, es que sencillamente no te has enamorado) no hace falta estar todo el rato portándote mal con la persona.
Para este segundo caso, comento dos hechos sociales: el maltrato misógino y el problema de odio dentro del feminismo.
Se ve muy claro con el tema de mujeres maltratadas, violadas y golpeadas y psicológicamente esclavizadas por hombres que supuestamente las quieren dicen o firmaron, que te dicen que otras veces son buenos, tiernos, o dan pena, etc. Pero es que si te violan, o te dan una paliza, aunque no sea un continuum de violación o paliza o control sobre tu vida para que no puedas más que pensar en Él y no tener vida, da igual si hay ratos en que esa tortura no pasa. Y ahí, según lo que sea de ese «portarse mal» con la gente, en ocasiones sí que se puede decir que esa es una mala persona. Yo personalmente he visto que una frase que ayuda a una mujer maltratada a avanzar para darse cuenta de su realidad de maltrato es decir esto tan sencillo: que quien se porta mal, no está todo el rato portándose mal.
Otro tipo de casos, pongamos el acoso laboral, cómo participa la gente que lo ejecuta y promueve, y cómo lo hace esa mayoría que lo tolera y se suma así al daño, casos menos extremos u obvios en su abuso o tortura, con lo de lo difícil de nombrar los temas de violencia emocional y psicológica, pueden quizá ayudarse de ideas como frecuencia, la duración en el tiempo, los grados de participación en generación del daño, en fin, habrá otros factores que ayuden.
Respecto al daño de las luchas del odio dentro del feminismo, por ejemplo, donde encontramos formas de hablar de otras personas que parecen de la extrema derecha, por ese odio, por esa superioridad o más bien, inferioridad humana que se le atribuye a la otra persona, que no «merece vivir» y por eso se la insulta y difama tanto, y se la lincharía en la plaza como es tradicional en las culturas patriarcales, lo que sorprende es lo mismo que para el caso de las mujeres maltratadas, que no se vean, que no lo vean, esa violencia, ese portarse mal que no puede justificar el tenerse ideas diferentes sobre las cosas. Pero a diferencia de las mujeres maltratadas, estas personas activistas no son víctimas de una situación de terror. Su actuar mal, usando palabras del odio, no de la comunicación o racionalidad empática, no de la construcción colectiva del conocimiento desde luego, no del diálogo siquiera, es puro afán de mandar, de dominar, de imponer una visión.
Hay algo muy sencillo de observar y comprender: la diversidad de todo en la vida, y en la especie. Convivir no puede construirse sin saber y asumir esto.
Recordando a Roberto Echevarría
No le conté a mi amigo (o hermano, feminista) Roberto, de Ecuador, la broma de los gordidedos, porque la reservaba para cuando nos viéramos aquí en España. Aunque trasladáramos el escenario de la terraza de Galdós del Retiro en Madrid (aún no habían aislado la escultura de la terraza) a un chiringuito de Fuengirola en compañía, esta vez, posiblemente, de nuestras parejas (a quienes no conocíamos), pensaba bromear con la tontería de que por qué a él le ponían cientos de gordidedos si posteaba “gatitos” y a mí, una pensadora de la racionalidad empática, la acuñadora del concepto “desarrollar inteligencia feminista” que tanta ayuda a evitar debates muertos, guerras, callejones sin salida, sobre todo en coeducación con personas adultas, la mayoría lectora mía no dejaba rastro alguno de haberme leído, esa pequeña mezquindad –más puzzling o inquietante para el caso de hermanas feministas.
Roberto sí había expresado su aprecio con un gordidedo, como hago yo (esté yo o no de acuerdo con el contenido), a mi aportación de ideas en la lucha “por la construcción de un mundo menos violento e injusto”, como decimos en mujerpalabra.net, y era una opinión valiosa para mí, por la cabeza-corazón de Roberto y porque Roberto leía habitualmente, mucho, enterándose, no como yo, que no soy una buena lectora desde el punto de vista académico-de-lo-que-existe. Cuando empiezo a leer enseguida entro en diálogo creativo. Roberto leía ensayo feminista. Aparte de fotos de animales y de la naturaleza en general, un descanso y un recreo visual del día, posteaba libros feministas, y obras de escritoras.
Aquel día del Retiro me regaló un libro de Beatriz/Paul Preciado, porque le interesaba mi opinión (que enseguida le medio di porque había leído la mitad, que es mucho para mí tratándose de ensayo). Me regaló también un CD de jazz, lo tercero que posteaba y nos unía como hermanos. Se trataba de un músico que yo no conocía y cuyas composiciones él veía como un mundo musical parecido al mundo de palabras que yo creaba.
El regalo de jazz, al escucharlo, me dejó muy impresionada, porque más o menos hasta cerca de los cuarenta yo pensaba que mi inteligencia tenía severas carencias y deficiencias. En mi casa, mi madre siempre la había apreciado, aunque no la tuviera en cuenta para sus decisiones de vida, pero fuera de casa, en el sistema educativo, en el mundo del activismo, en las relaciones de amistad, salvo fundamentales y maravillosas excepciones que no siempre supe usar para crecer en su medida, las personas que no toleran la convivencia con quienes no acatan y repiten, esa mayoría aplastante de autoproclamada “normalidad” o “verdad” (para otros casos), hizo lo que siempre hace, sin querer o queriendo: presionar por todos los medios para tu asimilación por esa masa de acción cultural prevalente, o contribuir a tu destrucción (ese parque temático del horror), por decirlo imitando el estilo de Jo cuando leía sus primeras obras a sus hermanas, en la Little Women (1868) de Louisa May Alcott, que yo conocí por el cine (dirigida por Mervin LeRoy en 1949).
Roberto, sin duda, ha sido una de las personas hermanas en la vida cuya amistad me ayudó a verme más allá de toda la mierda autodestructiva que la cultura te echa encima por ser una mujer en una sociedad patriarcal. La lucha por limpiar la mirada (otro concepto que él identificó como propio de mi trabajo de escritora) la llevamos cada cual, nadie puede hacerte ver, comprender, es un proceso interno. Pero podemos ayudarnos, acompañándonos de formas noviolentas, eso es una forma de apoyarse. Las cosas más importantes son sencillas en realidad (igual que las cosas más placenteras son “gratis”, para horror del Mercado). Hay gente cuya compañía facilita la tarea de vivir y hacer en la vida, y es que la mera compañía en este mundo brutal tiene un valor y un efecto extraordinario. Fijaos cómo dibujaba y pintaba Van Gogh al mínimo signo de vida de contacto, comunicación, reconocimiento de alguien, y mira que enfrentó mucha mezquindad, pero todo depende de todas las partes, y cómo recibía, con qué extraordinaria amplitud mental. Camille Claudel, sin embargo, al estar encerrada y torturada, sólo pudo responder no volviendo a hacer aquello por lo que de hecho dio su vida, crear esculturas. Además de encerrada y considerada loca, esa atrocidad indescriptible, inasumible, revientacabezas, nadie estuvo a su lado (y mira que su cuerpo la tuvo allí no sé si tres décadas o más). MiCamille.
En venganza noviolenta por esa arma de destrucción selectiva que es la envidia ejecutada cotidianamente por “buenas y malas personas”, quería hablar un poco de mi vivencia de la envidia, y de por qué importa el tema socialmente, unas pinceladas.
Aunque he vivido lo de ser objetivo de las personas envidiosas que no solo lo sienten, piensan o imaginan, he tenido un contexto más favorable que me ha ayudado a resistir, y poder ser y crecer por mis caminos. Aunque, como Van Gogh soy muy responsive, creo que si no tengo la obra que ciertamente podría tener como escritora o el impacto en el sistema educativo per se como docente, no ha sido sólo porque mi vida de ideales anarquistas me llevara a trabajar apasionadamente por mi comunidad (la que tenía delante, literalmente), como cuando vivimos en tiempos de guerra convencional, sin una idea del protagonismo del yo y su reconocimiento (nunca me ha sobrado tiempo para presentar proyectos a premios o subvenciones, no sé cómo eso se consigue cuando se coordinan, crean, informan proyectos, no hay tiempo material, y sólo los formularios son una camisa de fuerza y un molde desvirtuadora, porque quienes los elaboran no comprenden, pienso, la innovación, o no tienen tiempo de revisar su trabajo en relación a la realidad).
Mi comentario de los gordidedos nacía del humor, no de la envidia. ¡Ay, el humor, que se usa tan a menudo nada menos que como coartada de la envidia! Aunque la sabiduría popular en España dice que la envidia es el deporte nacional (de hombres y mujeres, aunque se asocie junto al cotilleo, al mundo femenino, presentado como menor incluso en las democracias del 21), creo que ese sentimiento lo sentí en un par de ocasiones, y muy flojito. Debí de procesarlo en seguida para descartarlo como modo mío de relación o asimilación. Creo que hago esas cosas desde pequeña y no sé si le pasa a más personas. Elijo. Asumo la responsabilidad de mi vida. Va con el amor a la libertad. A los seis años ya lo sabía. Y se ve que cuando experimenté la envidia no me gustó, que no estaba en mí como pasión, porque no la he vuelto a sentir.
Me pasó algo así con los celos. Los sentí, un vendaval destructor, en algunos momentos de la juventud, al punto en una ocasión de perder la voluntad, el habla, tres días, después de gritar y llorar como una verdadera posesa unos cuantos días antes, y luego ya, si te he visto no me acuerdo. Tengo la suerte de que mi cuerpo trabaja a mi favor, y cuando mi cabeza no me salva de algo malo para mí porque me vence la autodestrucción aprendida o el desánimo, mi cuerpo viene al rescate. Me ha salvado ya de varias destrucciones certeras, la última haciéndome pedir la excedencia voluntaria en la pública para salvar mi salud (aunque en otra esfera, también fue determinante la opinión de mi pareja), precisamente debido a los hechos de personas envidiosas y de ese grupo humano, uso una pintada de Rafael Sánchez Ferlosio, “Tolerante, piel de elefante”. Cero interés en los celos, en el mundo que incluye los celos. En la juventud, puedes llegar por accidente a esos mundos, porque desconoces muchas vivencias, pero luego ya sabes cosas y puedes elegir no entrar ahí. Esto lo pienso y lo he experimentado en mi vida.
Del mundo de la envidia, he observado a lo largo de la vida cómo se emplea a niveles de complicación y violencia extremos (por eso no debe verse como una emoción “menor”, fea sí, y como el alcohol, con capacidad destructiva potencial), al punto de pretender destruir las vidas de las personas, o intentarlo, claro. Introduzco un punto para subrayar esto: Intentarlo porque para destruir necesitas a todas las partes, ¡también a la que es objeto del afán destructor! Y a veces les sale muy mal, porque la persona no se deja destruir, no está en su naturaleza, a pesar del adoctrinamiento patriarcal a las mujeres, que afecta, pero no a ese punto. Cuántas personas admirables ha habido resistiendo esa brutalidad… Y ciertamente, la especie se ha quedado sin todo lo que podrían haber aportado, que es mucho más de lo mucho que ya es que resistieran y existieran.
Los movimientos social y artístico deberían abordar el tema de las personas que operan por envidia, siquiera para que seamos conscientes de todos los obstáculos y daños que generan, el espacio que le quitan a la sororidad y la solidaridad, a la colaboración y el apoyo mutuo, que son las cosas que nos ayudaron a sobrevivir en la prehistoria, cuando como especie éramos poca cosa frente a grandes peligros a nuestra supervivencia.
Como educadora a nivel profesional remunerado, pienso también que hay labor en plantear el tema en el sistema educativo, para ayudar a comprender que vivir en la envidia no es sólo malgastar la vida propia, si sólo se piensa en sí: es vivir cada día así, míseramente, una vida pequeña y mezquina, sin capacidad de mirar al frente y mucho menos contemplar el mundo y respirar. Y es hacer un daño importante a nuestra evolución hacia mundo más justos y menos violentos. Porque en la envidia se practica a diario con el lenguaje, la actitud, los hechos, los sentimientos, las ideas, todas las violencias patriarcales que justifican este sistema de violencias, siempre la sacrosanta violencia, forzar, imponer, juzgar, condenar, por identidad, por la libertad humana creativa y de pensamiento, esa sustancia de ser y estar.
Creo que el modelo de elegir pasiones (por ejemplo, la de despertar con la resolución de la alegría, por más difícil que lo pongan las personas y sistemas, y aunque a veces se tropiece y falten fuerzas y visión, contando con todo ello, la compleja realidad) tiene que crearse conscientemente como un modelo humanizante que dé más a cada persona y a la comunidad, porque hay una conexión íntima, igual que en toda vida cotidiana se rastrean las grandes guerras.
Con Roberto, no pudimos reírnos con mi broma de los gordidedos y los gatitos, que amamos con espontaneidad y resolución. Su Thelonius, y por aquí, quienes nos han adoptado y nos traen locatis, la Osipanda Gorgorita Porfavor y el Negrito Marramiaú, que son quienes reciben visitas, no de gatas y gatos callejeros como nos pasaba antes de que llegaran, en las madrugadas (que somos de acostarnos a las tres), sino de gatos vecinos, sobre todo de Totó el Destructor, que viene a descansar y nos bufa cuando le peta, como un poseso, porque lo educaron personitas y no se atreve a hacerlo en su casa por si lo castigan.
Acoso laboral
Me enfrento a una migraña depredadora
provocada por la mezquindad fratricida
que tantas voces y vidas humanas nos han arrebatado.
Crímenes anónimos, masivos, cobardes,
amparados en la conveniencia de ser nada,
vivir con penosas aspiraciones.
Si mi paisaje era un pueblo de orografías,
todo se ha ido concentrando y de montaña ahora
soy volcán bullendo con la consciencia de lo que son
y de sus crímenes abominables nunca nombrados.
Se escucha un rumor en ascenso y ahora
un torrente de lava.
Camino descalza. Poemas políticos, de michelle renyé
Nos faltan palabras, visión: afinar en las narraciones y conceptos. A raíz de reflexiones sobre feminismo académico y de partido político ante la inteligencia feminista
Que haya mujeres y personas feministas en el mundo de estructuras de poder reconocidas como los únicos centros, lugar de generación, de cultura y política es indudablemente positivo, vital para la evolución a sociedades racionales empáticas, o noviolentas y libres. Que estas personas olviden o no quieran ser conscientes de que esos centros de cultura y política son sólo unos, porque está todo el pensar y accionar de millones de personas en la vida, esa saga minoría que aún combate la cultura patriarcal prevalente, no tendría que ser, hay opciones. Ser feminista no implica que te desaparezca el marco conceptual patriarcal, como sabemos, aunque a veces nombremos como si no lo supiéramos, sin acotar, «universalizando». Ante la crítica al «feminismo blanco», yo como blanca entendí que debía ampliar mi marco mental porque al nombrar mi identidad estaba generando, perpetuando un objetivo patriarcal de exclusión y violencia. Quise protestar, porque duele, claro: luchar por mi identidad no tendría que hacerte sentir que te excluyo. Pero la realidad de lo que nombramos y pasa al imaginario colectivo consciente, y a la historia, a la memoria consciente, está ahí, con sus injustas y distorsionantes narraciones desde los lugares con más recursos para perdurar en la memoria colectiva consciente, o llegar a más personas. Así pues, hay que narrar libremente y al tiempo, acotando muy bien que tu realidad no es «global» (quizá hoy aún se entienda mejor «universal», pero esta palabra es un clásico ejemplo de las cotas ridículas a las que lleva la arrogancia conceptual patriarcal y ¡hay que abandonar esa palabra!)
El propio mundo académico dice que para escribir (pensar) sobre algo habría que conocer todo lo anterior. (Esto es locura, porque ni aceptando que lo único que existió humano es lo que cuentan en la Historia patriarcal, tan seleccionada y violenta, se puede estar leyendo y estudiando todo para decir lo tuyo. Ahí hay una tara en la universidad española que ha llevado a mucha gente que habría hecho un trabajo intelectual interesante a no estar en la universidad.) Así pues, que personas que (discúlpeseme, no pretendo ofender) siguen esa máxima (por razones de estatus y poder establecido) escriban ignorando lo que otras feministas y personas con inteligencia feminista han hecho, para nombrar según el marco mental patriarcal, del poder establecido, de lo que se reconoce que existe y con ello, se niega existencia al resto, esa manera tan patriarcal de nombrar, pura violencia, no tiene sentido. Por qué lo hacen. Ahí debería haber una autocrítica que no puede darse por razones de poder establecido, aunque como en todo lo humano, siempre hay personas que lo hacen, aunque les lluevan violencias. Porque les ha costado mucho estar ahí, tienen que aguantar mucho, luchar contra mucho, y alcanzado el lugar no se va a poner en peligro por algo incierto, que aún no se comprende lo suficiente.
Visualizando el problema más concretamente. Desanima cómo se cuenta la historia del feminismo en una época además en que ya, gracias a «debates internos»*, sabemos que hay buenas razones para generar otra forma de narrar lo de cada cual. Sabemos ya que para nombrar nuestra particular identidad y lo de nuestro particular contexto o colectivo, no hace falta presentarlo como «universal», genérico de la especie, como hace la Historia patriarcal con la vida, darle una tajo a un trozo, y presentarlo como el todo. Está claro que estamos en transición, porque en los propios textos académicos se encuentra la contradicción en la narrativa: se cuenta algo excluyendo una realidad, pero luego se dedica algún texto a constatar que existió esa realidad, o algo de esa realidad. Es escandaloso respecto a dos temas: la lucha noviolenta (que ni saben nombrar estos textos) y el hecho de que la noción de derechos humanos y su consecuente lucha noviolenta en el movimiento social le debe existencia a mujeres y personas de todos los tiempos que han transmitido ideas a través de la palabra o los hechos de su vida que han dejado clara esta idea crucial de que las personas, todas, no son objetos para que otras personas las exploten, lo que por ahora llamamos «derechos humanos» aunque sin terminar, pienso, de comprender lo que encierra. Y encierra que se entienda lo que el sufragismo encierra (por centrarme en un tema): no sólo luchar las mujeres de posición social que permite opciones, mayoritariamente blancas y de la sexualidad que fuera (porque no se ve cuando vas a votar), por su derecho a votar. Está todo lo que ese sufragismo que sí pasa a la historia, el blanco etc., le debe a ideas y experiencias de la lucha contra la esclavitud de las personas negras, por ejemplo, que por ahora se menciona, si acaso, en un aparte, pero no se integra en la comprensión o la narrativa general con la normalidad de los hechos de la vida, sino que, si acaso, se fuerza como un pegote debido en un lugar, siendo su ausencia de otros lugares más visible, por suerte (así vamos dando pasos en este eterno tener que educarnos a ver mejor, para superar la tara patriarcal y rescatar lo humano, lo que como personas podríamos generar respecto a sociedades y culturas noviolentas guiadas por la racionalidad empática). Igual pasa con la lucha noviolenta, desde el feminismo institucional (académico y de partido político) no se sabe ni el lenguaje que usamos en el movimiento social que presta atención al tema de la violencia y la noviolencia como modos de resolución de conflictos, al pacifismo feminista (no digo «antimilitarismo feminista» por unas razones sobre las que también tendría cosas que anotar), o la ADNV feminista (Acción Directa Noviolenta). A mí me ha sacado los colores leer a filósofas hablar de pacifismo, pues para quien conozca el tema de la lucha noviolenta está muy claro que están hablando de algo que no conocen lo suficiente como para hablar así. Pero ahí está la arrogancia inconsciente patriarcal de personas feministas: se perpetúa el desprecio, la subestimación a existencias que no son la tuya, en este caso, en el ámbito del estudio y la comprensión del tema violencia y noviolencia.
Hay algo que aún no tenemos claro: que las ideas no nacen sólo en la universidad. Si bien la universidad nos ofrece vital material con sus investigaciones para rescatar la verdadera historia de las personas, las ideas que han movido el mundo a mejor, a que no nos autodestruyamos aún por seguir en un tipo de sociedad de la violencia en todo siempre justificada, las han tenido todo tipo de personas, no sólo quienes han podido realizar un trabajo intelectual para el bien de la comunidad, o comunidades, ¡o de la especie! Soujourner Truth, con su «Ain’t I a Woman?» (¡¿Es que yo no soy una mujer?!) no es para un epígrafe dedicado sino para estar integrada como señal de mucho más en una narrativa que no desvirtúe o distorsione las luchas humanas por un mundo menos brutal. Ella dijo eso en una época en que en el movimiento sufragista de Estados Unidos prevalecía que las «verdaderas» sufragistas/feministas digamos eran las blancas, por ejemplo, ellas debían encabezar las manifestaciones** . Ayudó, ayudaron a que se corrigiera un error brutal conceptual, pero a día de hoy, se sigue contando como tema aparte, no integrado en esa historia del feminismo. Igual pasa cuando se menciona en una historia del feminismo la cuestión del feminismo romaní. Y en esos propios textos se ve ya la contradicción: cómo sí hay una sección para nombrar a tal o cual, cómo incluso en la narrativa general se pudiera mencionar, pero no se termina de integrar en la comprensión, en el marco conceptual general, y se nota. Lo que quiero decir es que aunque ya tenemos la información, otra cosa muy distinta es conseguir que eso haga evolucionar nuestro marco mental, nuestra emoción, nuestra cabeza-corazón.
En clase, el 10 de diciembre, siempre intento plantear (y no genera análisis ni debate, sino una especie de estupor que, espero, al menos ayude a «ablandar» la ceguera que impone la ideología patriarcal, conmover para limpiar la mirada) que la noción de derechos humanos ha sido construida por muchas personas, una saga crítica con la cultura prevalente, a lo largo de los siglos, personas que han podido o no estar en posiciones de poder establecido, y la mayoría no lo ha estado, porque no pudiera estarlo o porque rechazaran estar ahí o las dos cosas. Que no es un hecho concebido y redactado por nuestros patriarcas. Que, aunque positivo, no fue sólo por la lucidez y la fuerza de Eleanor Roosevelt, que también. ¿No habría una manera más amable, más realista, de contarnos las cosas? Por lo pronto, siguen faltándonos palabras. Cuando nombramos la historia del «feminismo ilustrado» al «feminismo de clase» falta todo lo relacionado con las cuestiones del mundo no blanco. Nombramos el mundo blanco disidente pero sigue siendo el que llega a las estructuras reconocidas de poder, digamos. Sigue siendo desde la mentalidad compartimentalizadora patriarcal, con sus ideas nefastas sobre lo que es diversidad y lo que representa. La diversidad humana no puede ser selectiva o excluyente, aunque podamos cada cual hablar de nuestra identidad y construirla contra ese todo que es la cultura patriarcal.
Las ideas nacen, se transmiten y generan realidades no sólo en lo que renoce la cultura prevalente. Hay universitarias, intelectuales, pero también todo tipo de personas en todo tipo de lugares que han movido el mundo hacia otro rumbo, un rumbo no patriarcal, artistas, activistas, mujeres constreñidas por su explotación total en un contexto o situación… Yo dudo que la historia del feminismo, como cualquier otra historia humana, nazca en un momento histórico, siquiera porque no conocemos la historia de la humanidad. Tiene que haber espacio para esa duda. Y así, abrirse ese marco conceptual de que logros sociales vienen de muchas cosas, de mucha gente tendiendo a algo diferente, que cuestiona la cultura prevalente. Quienes sean la persona que hizo tal o cual, ¿pueden ser nombradas así sin que eso implique esa mitología de Primeras (y Únicas, es la implicación) Personas que Hicieron? Es todo muy complejo, pero hay que seguir mejorando las narraciones, para que nombrándose algo invisible, no se invisibilicen otras realidades, sino sencillamente se nombre una realidad.
Este texto está escrito tal cual, sin tiempo a elaborarlo y organizarlo. Espero que se entienda o que aporte algo para seguir avanzando en comprender y nombrar con más racionalidad empática.
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Notas
*Debates internos: esos que en general se ignoran en el feminismo de las instituciones educativas o de gobierno, por ejemplo; aunque luego se aprovechen, el eterno modus operandi del poder establecido patriarcal, del que no se libra ningún movimiento por transformador que sea si no se mantiene una afinada consciencia o también autocrítica.
**Manifestaciones (lucha social): ese modo de ADNV que si bien no inventaron, sí lograron transmitirnos como herramienta de lucha noviolenta para la sociedad que no tiene acceso a los micrófonos y textos publicados. Digo «no inventaron» porque que masas de gente se lancen a la calle a intentar frenar al poder establecido se ha hecho con toda probabilidad en la historia de la humanidad, aunque no lo sepamos. Lo que no quita valor al hecho de que las sufragistas, desconocedoras además, como la mayoría hoy también, de la historia no contada en las sociedades patriarcales, dieran con la forma de lucha noviolenta de la «manifestación» y la popularizaran — que como siempre además borráramos de nuestra memoria o consciencia colectiva que nos vino el ejemplo de ellas es un caso más del terror de género patriarcal, su poder de aniquilación incluso a través de la omisión, convertida en arma de destrucción masiva en el patriarcado.
BONDAD Y PATRIARCADO. cada vez k se le dice «tonta» a una persona con valores màs humanizantes k los k imperan en la sociedad patriarcal, se está ayudando a perpetuar su orden brutal. Lo que sí parece ser algo falto de inteligencia y empatía.
MIEDO IRRACIONAL, ENVIDIA, AVARICIA EN EL PATRIARCADO. ¿Qué explica que personas perfectamente humanas, capaces de razonar empáticamente, de querer y ser generosas y valientes, ser parte de una red humana de mutua compañía, elijan ser la versión más violenta de sí mismas? ¿Tanto les da pasar ese miedo, sentir esos sentimientos que tanto daño hacen y les hacen? Las más de las veces, no consiguen nada, más que llenar sus vidas con esas violencias y mezquindades. Y cuando consiguen algo, les dura un tiempo limitado. El resto, ese no poder vivir en sí si no obedecen el mandato de destrucción de una sociedad con valores patriarcales. La violencia que vemos en las guerras tiene sus raíces en la vida cotidiana.
(Pegaré más posts aquí si los escribo)
La vida cotidiana es reflejo de los grandes temas, por eso es importante aprender a no pensar, a no ver, y a no comunicarse – en el patriarcado.
La internacionalidad y la longevidad de las culturas patriarcales no demuestran que su concepción de la identidad humana sea biológica (que, por más que no se quiera ver, se ve por la realidad social en el mundo que no lo es, pues la naturaleza incluida la humana es muy diversa; y se ve también al analizar con el conocimiento y la inocencia de la racionalidad empática, que limpia la mirada de las violencias múltiples y criminales de los prejuicios e intereses de la violencia). La internacionalidad y la longevidad de las culturas patriarcales demuestran que la especie sigue no sale del bucle de seguir sometida y utilizada por los seres más violentos y con menos escrúpulos y empatía, seres que solos, a pesar de su violencia, no podrían nada si no fuera porque la mayoría los sostiene con su vida y trabajo, porque Sólo Violencia resulta en la Aniquilación y por eso los sistemas más violentos siempre necesitan la colaboración de quienes mantienen y crean vida y evolución. Y por qué la mayoría sigue apostando por esta pesadilla se explica porque temen y/o no piensan, temen pronunciarse y pensar, temen ofrecerse apoyo mutuo, todas esas ideas críticas y amorosas que una minoría lleva siglos transmitiendo y que son la base de lo mejor que tenemos a pesar del patriarcado, lo que nos ha mantenido con VIDA como especie (no a millones de esas personas que aportaron con su vida y trabajo tantas ideas y modos de valor fundamental).
El patriarcado es el padre de los subsistemas de violencia que padecemos, y lo replicamos a diario en las dinámicas sociales prevalentes. (Deberíamos a diario hacer una lista y de vez en cuando una puesta en común, sin miedo a la crítica y la autocrítica porque si algo podemos, es cambiar, nuestras mentes son tan maleables que pueden aprender todo tipo de cosas, por más que a través de la Razón Patriarcal se nos diga que no tenemos remedio y mejor confiar en el más violento.) Y digo que es el sistema de violencia que da origen y justificación a los demás porque, como el racismo y el especismo (y a diferencia del clasismo: dinero, estatus social, poder patriarcal), parte de la violencia más íntima, la violación a la identidad de las personas: esa que nos dice que se puede ser sólo dos cosas, Hombre (patriarcal) y mujer (patriarcal), y que además siendo una no puedes ser la otra y necesariamente tienes que pensar, sentir, hacer en función de los genitales que se te reconozcan. De ahí, el resto, resumiendo, que la guerra es la paz porque quienes dominan así lo ven, mientras imponen que la mayoría de la humanidad sea esclava de sus visiones dementes.
Quisiera poner un ejemplo con mi experiencia, pues es la fuente más directa, menos interpretada, que manejo, con todas las trampas y dificultades que no obstante existen para que incluso de nuestra experiencia podamos conocer, dada la tara ideológica patriarcal.
Me ha llevado una vida ver que soy una persona crítica (y con ello inevitablemente autocrítica) y creativa, no una persona con muchos fallos, que se desborda y no puede, siempre deficiente… todo el conjunto de cosas que nos decimos porque nos dicen continuamente (que si trabajas con ilusión, alegría, inteligencia, conocimiento y empatía, la versión más ruda de lo que te hacen es: «Hija, tranquilízate», como si estuvieras enferma de los nervios, porque trabajar con ilusión, alegría, inteligencia, conocimiento y empatía es un crimen en el patriarcado, algo que debe machacarse, que todo peón del sistema debe ayudar a aniliquilar, sobre todo si no «vendes» tu trabajo al Poder establecido. O murmuran a tus espaldas sobre la mala intención de tus actos y lo negativo que es para la comunidad… En fin, podría hacerse una lista de todas las cosas que se ven a diario allí donde opera la cultura contra eso mucho más grande que es la capacidad humana, diversa y asombrosa), que es lo que las «mujeres» estamos educadas a pensar y ejecutar cuando no encajamos con el papel que se nos asigna. Esto por mencionar dos rasgos perseguidos en general por el patriarcado en la especie (aunque explotados, por lo mencionado arriba, robado su fruto y explotado por el sistema desde siempre, borrando además o distorsionando el conocimiento de la fuente).
Así que si pusiéramos en común, lo que percibimos al rastrear cómo se construye la violencia conceptual, en las actitudes, en las palabras y acciones de las dinámicas sociales prevalentes, si lo hiciéramos mucha gente, en el día a día, siempre, seguiríamos generando un cambio social imparable, como muy a menudo hemos generado, aunque más determinante para cambiar el rumbo de lo que son las sociedades humanas, porque sin una mayoría que comprenda ciertos valores no se puede de manera permanente a la violencia extrema que sufrimos siempre en los avances, y que se encarga muy bien de borrar toda huella para que no tengamos memoria, para que no consigamos entender, descubrir lo que pasó, para que siempre estemos pensando que empezamos de nuevo, en un bucle de estupidez reiterada. No es así, la lucha es desigual sólo en el sentido de que nos matan y aniquilan, no en el sentido del valor pragmático de lo que aportamos, porque no es la ideología del mal (no tener escrúpulos y justificar siempre las soluciones de violencia ante el conflicto) lo único que «funciona o soluciona» (y aunque así fuera) porque los ideales del no perpetuar la violencia, de buscar usos noviolentos de nuestra inteligencia para la construcción de sociedades, tienen un valor igual o mayor y sobre todo un efecto de vida y protección real de la vida y la posibilidad de vivir con dignidad.
- Ecofeminismo para otro mundo posible, de Alicia Puleo (Cátedra, 2011) [Mis anotaciones entre corchetes.]
Introducción
(p. 8) Tanto el feminismo como el ecologismo nos permiten desarrollar una mirada distinta sobre la realidd cotidiana, revalorizando aspectos, prácticas y sujetos que habían sido designados como diferentes e inferiores. En esta nueva visión, la toma de conciencia sobre la infravaloración de las prácticas del cuidado, así como la crítica a los estereotipos patriarcales, que han sido generadas por la teoría y la praxis feministas, pueden constituir [constituyen] una aportación de enorme valor para el ecologismo.
(p. 9) (…) Crisis ecológica, economía y etilos de vida etán profundamente ligados. (…) se habla de «desarrollo sostenible» para aludir a un modelo de equilibrio entre crecimiento, innovación tecnológica, imperativo ecológico, creación de empleo y protección social [de las personas]. Pero (…) La irracionalidad del complejo economómico-tecnocientífico se hace patente (…)
(p. 10) El documental del demócrata noreteamericano [estadounidense] Al Gore, Una verdad incómoda (An Inconvenient Truth, 2006), marca un hito en el reconocimiento internacional de la crisis ecológica y en el afianzamiento y popularización de la propuesta de un capitalismo verde. (…) el cuidado del medio ambiente es presentado como promesa y proyecto de mayores ganancias ecnómicas, como fuente de enriquecimiento más moderna y menos destructiva.
[Otro documental de gran relevancia: Story of Stuff, de Annie Leonard (10 años de investigación), Historia de las cosas, traducido a muchos idiomas, de 20 minutos, del mismo año (yo lo uso en clase de inglés desde entonces con niveles intermedio alto y avanzado), dirigido a todo el mundo de las sociedades de consumo, explicando el sistema lineal de producción y que falta el cuidado a las personas y el medio ambiente, cómo y por qué fue diseñado, que podemos intervenir y lo estamos haciendo para neutralizarlo y transformarlo, y que necesitamos un sistema circular que se sostenga. Este documental generó un movimiento mundial y en su web ahora hay más documentales.]
(p. 11) Actualmente (2011) (…) El debate sobre el modelo económico reaparece en torno a los límites del ecosistema. (…) El Green New Deal implica asumir los límites del ecosistema y la lucha contra la explotación social a través de cierto decrecimiento de los países desarrollados y un crecimiento sostenible mesurado de los demás.
De acuerdo con las estadísticas, las mujeres somos las primera perjudicadas por la contamiento medioambiental y las catástrofes «naturales» [Conferencia de la Mujer de las Naciones Unidas, 2000]. Sin embargo, por lo general, no se visibiliza la relación entre la estratificación de género y los problemas medioambientales. (…)
El impulso general hacia la igualdad (…) en las sociedades occidentales en las últimas décadas ha tenido también su influencia en el movimiento ecologista. En algunas de sus organizaciones, se está replanteando el tratamiento de ciertos temas como el del trabajo doméstico y se cuida el lenguaje y las ilustraciones de su material de información para no incurrir en sexismo. En otros grupos, en cambio, aunque no se reconozca abiertamente, existe desconfianza y poca disposición a reflexionar críticamente sobre los roles de género como factores de desigualdad. He podido observar que el feminismo encuentra en los medios ecologistas dificultades de aceptación similares a las que suscita en el conjunto de la sociedad. Muchas veces, ecologistas de ambos sexos, muy bien intencionados, no perciben los estereotipos masculinos y femeninos que venimos criticando desde hace muchos años en la teoría y la práctica feministas.
(p. 12) En todo el mundo, son muy numerosas las mujeres que participan como activistas en los grupos ecologistas y en los partidos verdes. Pero la conocida pirámide de género de empresas e instituciones -con la base feminizada y la cúspide ocupada por varones- también se reproduce en muchos grupos ecologistas. A menudo, la militancia de base está mayoritariamente compuesta por mujeres y, sin embargo, predominan los hombres como dirigentes.
He llegado a sentir vergüenza ajena viendo algunos documentales de concienciación ambiental que presentaban una sucesión ininterrumpida de expertos y pensadores, todos varones. Como en tantas otras ocasiones y temas, el nuevo campo del pensamiento ambiental se masculiniza en la medida en que va adquiriendo importancia. (…) tenemos que ser conscientes de este problema y señalarlo. La solidaridad (…) no debe impedirnos practicar la (…) crítica feminista. (…) el feminismo ha sido una de las señas de identidad del ecologismo. Los partidos Verdes fueron pioneros en la aplicación de la paridad.
(p. 13) Desgraciadamente, las mujeres no sólo pertenecemos a un colectivo afectado en todo el mundo por una desigualdad de orden social y político que se manifiesta en el techo de cristal, las diferencias salariales, la escasa representación femenina en puestos de decisión y la violencia de género, sino que también nos vemos más afectadas por la contaminación medioambiental (…). Las sustancias tóxicas se fijan más en el organismo de las mujeres. Con una alimentación que no provenga de la producción ecológica, se puede llegar a consumir hasta cincuenta variedades de pesticidas por día. La Red Medioambiental de Mujeres, con sede en Londres, ha llamado la atención sobre la pasividad institucional ante el alarmante aumento de cáncer de mama en los últimos cincuenta años debido principalmente, a la contaminación medioambiental con xenoestrógenos, sustancias químicamente similares al estrógeno femenino natural que se encuentran en los pesticidas organoclorados, las dioxinas de las incineradoras, las resinas sintéticas, las pinturas, los productos de limpieza, los envoltorios de plástico y otros obejtos de uso cotidiano. Las mujeres deberíamos reclamar políticas medioambientales que nos tengan en cuenta.
Los productos químicos han mejorado nuestras vidas en muchos aspectos. [Pero no se puede ignorar que] La cara amable del desarrollo moderno tiene también una cruz (…)
(p. 14) Poco a poco se filtran datos inquietantes sobre los compuestos nocivos de la industria petroquímica que están presentes en nuestro hogar, en los rincones aparentemente más inofensivos y seguros de la cocina, el baño, los dormitorios, los suelos, en la ropa, en nuestro plato. [ver Greenpeace, informe «La casa química», año …]. Los enormes intereses económicos en juego dificultan la eliminación de productos perjudiciales y su remplazo por soluciones que, muchas veces, son más senicillas y menos costosas. Hoy sabemos que las mujeres se ven afectadas en una proporción más elevada que los hombres por el síndrome de hipersensibilidad química múltiple (SHQM) que la mayoría de los médicos todavía tribuyen a trastornos psicosomáticos o diagnostican como alergia provocada por un animal doméstico. Por cierto, a menudo, éste termina en la calle (…) Se acusa a la Naturaleza (…) De hecho, «somatización» es el concepto que ha reemplazado a «histeria» en la psiquiatría. Es difícil que se sospeche de ambientadores tóxicos, de pinturas venenosas o de las toneladas de pesticidas y herbicidas arrojadas a las tierras cultivadas, a los parques públicos y a los jardines privados. En definitiva, no suele ponerse en duda elmodelo de buena y «limpia» vida del industrialismo insostenible.
(p. 15) La crítica ecofeminista también nos ayuda a cuidar nuestros cuerpos frente a una confianza excesiva en el desarrollo de la tecnociencia (…) Valgan como ejemplo las píldoras para la supresión de la regla, la cirugía etética de senos en la adolescencia, los duros tratamientos de reproducción asistida y las terapias hormonales sustitutorias para la menopausia.
En el Tercer Mundo [Mundo Superexplotado], gracias a las denuncias de la pensadora y líder ecofeminista Vandana Shiva y de otras activistas del Sur, sabemos hasta qué punto se han deterioriado las condicones de vida de las mujeres pobres por el «mal desarrollo» (…) que acaba con el cultivo de las huertas de subsistencia femiliar, arrasa los bosques comunales, las obliga a caminar kilómetros para buscar la leña que antes encontraban junto a su aldea y las enferma con nuevas dolencias provocadas por la contaminación. Antes tenían una vida pobre; ahora su vida es mísera. El «mal desarrollo» tiene muchas caras: la riqueza insultante, la multiplicación de distracciones basadas en la tecnología, una sutil confusión informativa promovida por intereses transnacionales, la miseria de las grandes urbes creciendo sin cesar al ritmo de la destrucción rural, la aniquilación de los animales silvestres y la apropiación y destrucción de su hábitat. Una de las caras siiestras del «mal desarrollo» es la deslocalización de las poblaciones rurales, arrojadas a las chabolas de las grandes metrópolis del Sur. La desaparición de la biodiversidad está acompañada de la pérdida de la soberanía alimentaria propia de los agrosistemas locales y de la desaparición de la diversidad cultural de los pueblos del mundo. El poder de las grandes multinacionales de pesticidas, abonos y semillas transgénicas está acabando con la auonomía campesina y generando hambre donde nunca la había habido.
Las mujeres no somos solamente víctimas. También somos sujetos activos [sujetas activas] en el cuidado medioambiental y en la construcción de una nueva cultura con respecto a la Naturaleza.
(p. 16) la crítica feminista tiene mucho que aportar a una cultura ecológica de la igualdad (…) algo debería cambiar en nuestra relación con la Naturaleza, sea ésta nuestro propio cuerpo censurado y controlado, los animales torturados por diversión, los que nunca verán el sol en los criaderos industriales, los bosques originarios talados, los campos envenenados, los mares contaminados…
Es hora de ecofeminismo para que otro mundo sea posible, un mundo que no esté basado en la explotación y la opresión. Esta sociedad del futuro se vislumbra ya en la lucha contra todas las dominaciones, las antiguas y las nuevas, las de los antiguos patriarcados de coerción y las del patriarcado de consentimiento que impone sus mandatos en la desmesura neoliberal. Transformar el modelo androcéntrico de desarrollo, conquista [dominación] y explotación destructivos implica tanto asumir una mirada empática sobre la Naturaleza como un análisis crítico de las relaciones de poder.
(Pensando) ECOFEMINISMO, PATRIARCADO Y FEMINISMO DE LA DIFERENCIA
Si “ecofeminismo” significa como otros nombres compuestos con “eco”, tendrá que ver con una preocupación por la ecología y también del feminismo, por el cuidado o respeto a la vida en un planeta donde prevalecen violentas culturas patriarcales y su modo de comprender la realidad, y con el respeto por los grupos oprimidos en las culturas patriarcales, y por tanto la construcción del rescate de lo humano. Tendrá que ver, en otras palabras, por un modo de concebir, abordar, pensar, resolver la realidad humana desde un escenario de cómo mejorar conceptos, valores, actitudes, palabras, acciones, todo ese Ser persona que construye identidades, sociedades (relaciones humanas) y tiene un impacto en el lugar que habitamos, el planeta, que considera fundamental propuestas de protección a la vida en el planeta (ecologistas) y a las personas (fin a la discriminación de las mujeres en el patriarcado, lo que contribuye a la destrucción y superación de la imposición identitaria del sistema sexo-género patriarcal). Y tendremos que saber que para pensar fuera del condicionamiento cultural (patriarcal, en nuestro caso), tendremos que revisar incluso lo que defendemos, pues puede verse distorsionado por la ideología patriarcal. Por ejemplo, defender una visión de Ser mujer o Ser hombre no debería necesariamente llevar a que se desvaloricen, estigmaticen o nieguen otras formas de ser, a que otras formas de ser persona, mujer, hombre sean consideradas inferiores o desviadas; ser minoría, no poder entrar en el saco de la generalización no debería tener un precio al nivel identidad.
Es increíblemente complejo llegar a lo más sencillo cuando se piensa y se escribe, cuando se construye conocimiento, porque partimos de lo que somos como seres culturalmente patriarcales desde hace siglos. La cultura patriarcal, con todo su sistemas y subsistemas de violencia no ha podido con la naturaleza humana, pero nos ha hecho mucho daño. Una de las taras ideológicas que yo me identifiqué hace años (y no digo que no se pueda concebir así, pero sí que no se puede usar la idea para crear sistemas de violencia) de la ideología patriarcal es lo que me he llamado “pensar en los binomios contendientes donde una parte debe necesariamente imponerse a la otra”, en corto, “pensar en binomios patriarcales”.
La ideología patriarcal de los binomios contendientes (y no sé si el feminismo de la diferencia haría algo así, es posible que no, o que en parte, pero sí sé qué y cómo hace el patriarcado porque es cultura humana desde el neolítico, al parecer) es la que reduce la realidad a dos bloques para imponer un sistema de clasificación y un sistema de valoración que ignora, omite, invisibiliza la realidad, diversa. Pongamos la noche y el día: está muy bien tener símbolos, pero usarlos para que no veamos que luz y su ausencia son procesos es tararnos ideológicamente, impedirnos concebir la vida de modos más fieles a la realidad. No tener en cuenta la realidad, es, en el patriarcado, condenar a la no existencia o al estigma a toda una expansión de realidad. La realidad de la luz y la oscuridad, así como la realidad identitaria humana, es mucho más variada en el propio vivir (notamos el proceso de la luz a la oscuridad y viceversa, hay como mínimo estados de transición que implican cambios sustanciales) y puede ser conceptualizada desde distintos puntos de vista o aproximaciones. Por ejemplo, cuando decimos que las mujeres son madres y los hombres son guerreros, por naturaleza, estamos recogiendo el mandato ideológico patriarcal de ver lo que hay que ver, y a causa de este mandato, estamos, sí, recogiendo también una realidad que pudiera ser mayoritaria.
Qué necesidad hay de explicar las cosas así cuando la realidad es que existen mujeres que no quieren ni desean o que habría querido y deseado otra cosa si no se las hubiera inducido o impuesto ésta, mujeres que no paren, no pueden parir, no desean parir, hombres que sí lo desean, que sí desean ser padres y a quienes la guerra les horroriza, mujeres que prefieren ir a la guerra a dedicar su vida a la maternidad, etc. Y un montón de cosas más, porque maternidad y guerra son sólo unas de las cosas de nuestras vida, que pueden realizarse de muchas otras maneras. Sí comprendo que haya que hacer la crítica y definir la naturaleza como se ve, pero no comprendo que haya que hacerlo desde la noción de guerra que imponen los binomios contendientes, porque veo que éste nos condena al bucle conceptual de guerra en todo lo concebido (y ciertamente, el concepto “complementariedad” patriarcal es un engaño, un eufemismo de “guerra”).
Incluso cuando desde la inteligencia feminista imaginamos, por ejemplo, el origen del patriarcado, en nuestras generalizaciones, por su naturaleza ideológica de cultura patriarcal, tendemos a destruir cualquier conocimiento de la realidad al simplificar patriarcalmente, ajustándolo todo a los conceptos del sistema sexo-género (patriarcal o incluso el que también reduciendo la identidad humana a dos modelos “naturales” no ubica a la mujer en el subyugado). «Las mujeres se dedicaban a esto…, los hombres a lo otro». (Yo siempre me pregunto: «Y no hubo mujeres que se dedicaran a lo otro, aunque no fueran mayoría, e incluso a un otro 2, y hombres que…?» y la respuesta lógica es sí, se ve hoy como se vería antes). Así, el sistema sexo-género patriarcal y el llamado “esencialismo” feminista (si he entendido correctamente esto último) compartirían una reducción del mundo humano a dos identidades posibles que están necesariamente asociadas a rasgos y funciones (por esto me da tanto desánimo, por ejemplo, escuchar a Helen Fisher, por ejemplo), y ahí es dónde yo creo que se produce una deshumanización: naturaleza y cultura, hombre y mujer, luz y oscuridad, bueno y malo, son binomios contendientes en el sentido de que ciertas ideologías o modos de pensar los conciben así y conciben un bloque superior al otro.
Para mí la pregunta es: ¿por qué es tan importante reducir la realidad a binomios contendientes? Generalizar incluso en binomios puede ser útil y bueno o práctico en determinados momentos, pero no puede usarse para explicar el mundo y para lo que se usa al defender posturas que excluyen de la realidad humana da igual si mucho o poco, porque excluyen, estigmatizan, “anormalizan lo también humano”.
¿Por qué es tan fundamental saber si eres “hombre o mujer” (según los define el patriarcado al asignarles rasgos y funciones) en la construcción de la identidad? ¿No sería más lógico fijarnos en las cualidades de cada cual para apoyar a la persona en lo que necesitara para crecer? ¿No sería más fácil dejarnos estar? Si yo soy “hombre o mujer” más libremente, no veo cómo puede ser relevante este tema para todo lo que es relevante en nuestra sociedad: con quién te juntas, cómo vistes y hablas, a qué te dedicas, qué puedes o no puedes soñar, desear, querer hacer, porque la realidad es que puedo ser “hombre o mujer” de muchas maneras diversas, por ejemplo, puedo ser hombre pintándome las uñas, sin pintármelas, pintándomelas a veces; y puedo ser mujer de esa misma forma, y si pintarse las uñas tiene relación con un rasgo o función eso también podrá ser variable, según sociedad o persona. ¿No sería mejor una sociedad donde pudiéramos ocuparnos de la construcción del conocimiento, del cuidado mutuo, de los recursos y sus gestión, como personas, ignorando nuestro sexo y sexualidad, evitando construir papeles de género, dada la nefasta experiencia de siglos sobre a lo que esto lleva respecto al hecho asombroso de la diversidad de la vida, incluida la humana? ¿No se podría sencillamente usar nombres para nombrar, y no para clasificar, con vistas a crear pirámides conceptuales?
Sobre la llamada “ética del cuidado”, sobre el concepto del cuidado mutuo, el impacto de la tara ideológica patriarcal parece haber sido inmenso pero todo es un proceso y pensar fuera de la ideología patriarcal que culturalmente nos constituye es todo un esfuerzo, ahora bien un esfuerzo que libera y da alas para la construcción o reconstrucción o evolución de las identidades humanas. Ojala se esté avanzando en este sentido más humano y evitándose ese pensar desde binomios contendientes.
Leyendo Ecofeminismo para otro mundo posible, de Alicia H. Puleo (Cátedra, 2011)
A JM, mis personas queridas y mis personas perdidas para siempre
Visionaria
Viendo cómo lo mezquino y violento impone su orden
entre tanta buena gente de buenas y malas formas
necesarias siempre, creyentes
tan en la costumbre de no saber,
tan amantes de las variaciones de la misma violencia,
esa que establece una relación o proporción de autoridad
entre el miedo, el complejo y las ganas de hacer daño,
ese ahínco, contra todo, hacia quien sea,
esas personas crónicamente ciegas,
que no pueden mirar ni ver lo que está delante,
detrás, por encima, debajo,
en los ideales y sueños, en la buena compañía
del aliento, el aprendizaje, el compromiso,
porque viven en el melodrama del miedo y la guerra,
en esa industria de la normalidad.
Tenemos necesariamente que comprender
que no somos iguales.
Qué frecuente:
a ellos llamarlos paranoicos
mientras usan su obra
(ahora que están muertos)
y a ellas,
continuamente violadas,
locas
(llamárselo, mientras estén vivas)
cuando son quienes llaman
como si llamar fuera la guerra inevitable y necesaria
quienes son incapaces
de contemplar o comprender la realidad.
¿QUE LAS MUJERES TAMBIÉN SON MACHISTAS? Lógico, tienen mucho más que perder que un hombre machista: pueden matarlas por no hacer lo que mandan. O violarlas. O ver que toda la comunidad se pone en contra suya. Es lo que tienen los sistemas de opresión: que cuentan con la obediciencia de la población oprimida porque temen.
DICHO LO DICHO, ¿PODEMOS YA SEGUIR CON EL ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA DEL HOMBRE EN EL SISTEMA PATRIARCAL? A ver si podemos desmontarla y evitarla para bien de todo el mundo, empezando por quienes la reciben sin poder evitarlo porque no la están ejerciendo?
NATURALEZA Y CULTURA (humana). Pensaba sobre que la naturaleza, la vida, no muestra empatía, aunque, que sepamos, nuestra especie sí puede, otras especies también, incluso vegetales, pienso. Y pensaba cómo eso, la empatía en los animales de nuestra especie, es algo maravilloso y bueno, y cómo cuando estamos oscurxs o iluminadxs y hablamos de nuestra especie de inteligencia tarada (que todo lo que toca lo vuelve violencia, al menos en las formas de la organización social patriarcal y sus susbsistemas de violencia, como el capitalista), en realidad ninguneamos, ayudamos a borrar todo rastro de otra realidad humana que es excepcionalmente positiva (bueno, yo veo la solidaridad como un eje fundamental, vital, para la organización social porque soy de ideales anarquistas), incluso en la naturaleza, donde un cachorro que no pueda mantener el ritmo de una marcha o no coma lo suficiente está condenado a morir o ser engullido por otro animal. No todo en la vida, en la naturaleza, es así de crudo, por eso mismo: porque hay especies con capacidad de colaboración y empatía.
Pienso que aprender a denunciar la violencia también conlleva aprender a ver lo que también somos o podemos ser aunque no sea mentalidad prevalente en nuestras sociedades, porque si no vemos cómo puede operar la alternativa noviolenta, nos despistamos más en los caminos, por ejemplo, “pegándonos” (incluye no apreciándonos, el aporte) en lugar de conviviendo sabiendo que todo es complejo y que lo importante no es que todo el mundo haga lo mismo, pero sí que comprendamos que rechazamos las “soluciones” violentas, porque entendemos que un mundo donde la prioridad es cuidarnos y cuidar la casa que nos acoge es más realista y práctico, y bello y bueno, que un mundo humano que pudiendo usar la inteligencia para cosas verdaderamente inteligentes (racionalidad empática), lo usa todo para mantener el orden de sistemas de violencia.
La otra cosa que veo al considerar la naturaleza es su inagotable diversidad: cómo la vida prueba y explora todo, todas las posibilidades y potenciales. Y si consideramos la identidad humana allí donde hay más margen de libertad, cómo han empezado a surgir muchas más identidades de las que han reflejado que existieron durante siglos, esto no es más que radicalmente natural. Y algo que un sistema de violencia como el humano que impera nos obliga a hacer, algo increíblemente demente, absurdo, es establecer que unas identidades son “naturales” y otras no y deben ser estigmatizadas, aniquiladas.
Podríamos evolucionar de formas muy positivas si tomáramos lo bueno de la vida, de la naturaleza, y de lo que como animales somos capaces de hacer que es increíblemente positivo, como esto de sentir empatía no por “la familia/lo nuestro” como nos han dicho: es que somos capaces de sentir empatía por todo tipo de seres, seamos o no seamos madres (cuidadoras) o líderes violentos cuya familia es su masa de personas explotadas. Cuántos ejemplos hay de personas que han arriesgado su vida por ayudar a construir sociedades menos violentas e injustas, y han soportado el precio de una vida de rechazo social, cuando no tortura, o han sido asesinadas, y su memoria difamada, su existencia distorsionada para borrar así todo rastro de su asombroso bien para el mundo. Y esto se ha hecho como madre, como líder, se nota en determinados papeles, pero es que también se hace como persona todo el tiempo, más allá de funciones o roles concretos, quiero decir: es un rasgo humano.
Aprender a pensar de maneras en que aprendes a ver lo que está mal y también lo que está bien, puede llevar a una evolución positive en dos sentidos cruciales: por un lado, evitarnos estar siempre corriendo el riesgo de sentirnos aplastadxs por la realidad imperante de violencia en las culturas humanas (p.e., tristeza, depresión, desánimo), lo que es vital para que sigamos creciendo en número y en acciones que impactan el conjunto, lo que es vital para que un día esta visión más noviolenta sea prevalente en la sociedad, mayoritariamente seguida, quiero decir; por otro, nos ayudaría a evolucionar más rápido, aprovechar mejor esfuerzos y tiempo dedicado, en lo que es la evolución de lo bueno de lo que somos capaces, porque es muy pesado lo lento que esto va, y pienso que va tan lento porque no terminamos de entender las cosas más fuera del marco de la ideología patriarcal.
Si bien somos ideológicamente patriarcales, es nuestra cultura de siglos, el que esta ideología no haya reducido nuestra realidad humana ni nuestro potencial indica lo que ya sabemos: que la cultura es producto humano, nuestro, y por tanto, puede cambiar. Y que ninguna cultura puede moldear la vida contra la vida misma. Pero sí podríamos crear cultura que partiera no de la falacia patriarcal de la prevalencia del Más Fuerte (el ser más violento, nuestro líder a quien defendemos aunque nos arruine la vida) y de un sistema sexo-género demencial porque ni siquiera quienes se identifican como mujeres u hombres creen serlo por las mismas razones, esas mentiras o mitos patriarcales que distorsionan naturaleza y cultura, pero sí puede pensar, crear caminos de resolución de los asuntos que tengan en cuenta lo bueno que podemos también, que alienten nuestros mejores palabras, actitudes, comportamientos, maximizando cosas tan valiosas como la racionalidad empática (frente a la razón patriarcal) porque desde aquí se alienta la creatividad, la exploración, se comprende más profundamente la diversidad y se imagina más fácilmente la convivencia y el diálogo.
Si bien el problema de violencia es complejo y desbordante, hay que progresar en identificar que la violencia no es sólo la agresión física, dejar de justificar la violencia conceptual, verbal, actitudinal y la que se supone que no es violencia y lo es (como el hambre, como la pobreza), hay que abandonar la idea de una verdad absoluta y entender que saber que eso no existe no es nada que deba conducirnos al nihilismo, sino pura ley de vida: la vida es diversa y se puede sacar o echar luz a lo que nos diferencia para construir cosas buenas, no sólo guerras, como ordena el patriarcado. Hay una arrogancia muy estúpida (no es insulto, sino literal!) en creer que las cosas son de una manera y no pueden ser de otra. Una cosa es acordar verlo así y otra reducirlo todo a esa idea. Una cosa es convivir y relacionarse en la sociedad y otra ser y relacionarse a niveles más íntimos.
Mensaje de Helena M.:
Michelle, contribuyendo a tu reflexión sobre lo lentamente que avanzan las cosas. Quizá se nos olvida que somos infinitamente diminutas particulas del universo y que nuestro espacio-tiempo es nada en comparación.
Personalmente me apasionan estas contextualizaciones.
Además de esto, bien por enfocar la visión del ser humano. Decía el Dr Rojas Marcos tras el 11S que las personas somos esencialmente buenas y solidarias pese a todo el mal que creamos y eso es lo que nos ha hecho seguir adelante hasta ahora.
Gracias por tus reflexiones.
NUNCA DEJARTE EN PAZ (acoso por cosificación). Hace un día espléndido, sol y aire fresco, huelo la montaña y decido bajar paseando al mar. Me llevo papel y lápiz para tomar apuntes del paisaje. Según bajo la cuesta, veo los pinos mediterráneos, los de copa redonda, y las casas blancas, y el cielo y al fond el mar. Me siento en un murito para dibujar los pinos. Baja un coche por la carretera. BAjan pocos porque es la hora de la siesta y festivo. Me levanto para llegarme al mar y seguir dibujando allí. El coche se para. El tío piensa que quiero sexo con él. Así es la ideología patriarcal. Tengo que reaccionar con cuidado porque puede pasar de todo: de nada a una pesadilla. Pasa nada, salvo que me ha robado mi paseo, mi estar ahí haciendo lo que hacía.
Los hombres patriarcales (que no se plantean superar la tara) son incapaces de aceptar que las personas del mundo no están ahí como objetos sexuales para su uso. Yo (una persona) salgo a la calle y no se me ocurre pensar que la gente está ahí porque quiere sexo conmigo, y si llegara a pensar que pudiera haber algo de eso, tendría que haber SEÑALES, muchas, digo! para cerciorarme!!! Da igual qué ropa llevas, cuántos años tengas, cómo seas, lo que estés haciendo, lo que digas…: eres un coño y no hay más. No hay respeto. Es una agresión conceptual continua, que por suerte a menudo conseguimos que no llegue a más porque luchamos por todos los medios, a veces sin enterarnos, y siempre sin que se entere la sociedad patriarcal, brutal y que debemos superar cuanto antes. CON TODO, NO PIENSO RENUNCIAR JAMÁS A LA LIBERTAD DE MOVIMIENTO. Seguiré andando sola por ahí siempre que pueda. CANALLAS. Siempre presionando por dejar claro que somos las Costilla, que no podemos SER soi no es para servir al Hombre! Pues seguiremos demostrando que nuestras vidas tienen entidad propia.
SOBRE LA GUERRA. Es curioso lo muy eficaz y complejo de la evolución del concepto guerra entre los señores de la guerra, y lo primitiva que sigue siendo la idea de guerra entre la mayor parte de la población, que sigue pensando en campos de batalla SÓLO, cuando hay un montón de guerra en «luchas violentas» encubiertas bajo términos como «información», «ley y orden» o «lucha contra las drogas», o las políticas de dependencia alimentaria, o financiación de grupos que mantengan la falta de construcción de sociedad para perpetuar el saqueo y la esclavitud. La ideología patriarcal sólo se basa en violencias ad nauseam. Qué triste y enfurecedor y bobo es que se siga sin escuchar a las personas y grupos (aún minoritarios en cifras totales pero cada vez más) que usan la información, la buscan, eso sí, para conocer la REALIDAD y buscar soluciones noviolentas a los problemas, como las gentes de los grupos de derechos humanos, feministas, pacifistas, antiglobalización, ecologistas, etc. No que allí toda la gente esté libre de ideología patriarcal, pero están en la lucha por conocer mejor y actuar mejor.
GUERRA Y TERRORISMO. En 2003, cuando las poblaciones del mundo salieron a la calle para pedir y exigir que no se iniciara una guerra contra Irak, que se buscaran otras soluciones, las personas que llevamos décadas en el activismo noviolento nos sentimos muy profundamente emocionadas y esperanzadas. Parecía que las poblaciones al fin reemplazaban el miedo a los violentos que las lanzan a guerras y el apoyo a los mismos, por una comprensión de que la guerra no ha solucionado nada nunca, y sí ha impuesto destrucción, sufrimiento, muerte. En ellos seguimos, sin duda. Es posible que las poblaciones, al menos en la historia reciente (cuando una clara reducción de la violencia cotidiana a todo el mundo nos ha dado espacio para respirar y pensar), hayan pedido al tener el espacio para hacerlo, que no se genere una guerra, pero en 2003 fue la primera vez que personas del planeta pudimos VER y saber de MILLONES DE PERSONAS (incluidas una mayoría mundial de mujeres – al menos mientras no se las violara) en países cercanos y lejanos manifestándose contra la guerra. TENÍAMOS RAZÓN. Efectivamente, la guerra del gobierno estadounidense y sus “aliados” contra la vida en Irak ha sido un error y tiene relación directa con los atentados terroristas que se produjeron en Estados Unidos en 2011 (septiembre), el año en que se dice terminó la guerra en Irak (diciembre), 8 años después de iniciada, agotando aquella orgía de violencia misántropa que nada solucionó y que ha incendiado el mundo con un miedo que, insisten, siguen queriendo solucionar con más violencia, incluida la de recortar derechos humanos y sociales, individuales y colectivos. CORRUPCIÓN Y POBREZA. Análogamente, la corrupción está vinculada al empobrecimiento de la mayoría, es como la guerra en la democracia, y las poblaciones van siendo más conscientes, pero queda mucho y hay que seguir no perdiendo la perspectiva más constructiva, porque todo está lleno de trampas para hacer desear y pedir las soluciones de violencia que siguen esclavizándonos y rescatan y fomentan órdenes sociales que supuestamente habíamos superado (¿volveremos al Medievo?), aquellos que hacen que unos pocos, lo más violentos, quienes menos escrúpulos o inteligencia (racionalidad empática) tienen, mantengan a la inmensa mayoría bajo su yugo de violencias sin fin.
CUIDAR Y VIOLENCIA. Y quizá «las mujeres» no han cuidado porque sea algo «natural» a tener vagina, sino porque han sabido lo que es ser objeto de abusos y ninguneos ad nauseam, porque igual que un porcentaje que sufre malostratos reproduce el sistema aprendido pero la mayoría no soporta que haya malostratos, igual que quien ha sufrido una guerra las teme y quiere evitar a toda costa, la mayoría que sabe lo que es sufrir no quiere que eso le ocurra a nadie, porque las personas somos animales sociales, con increíble capacidad para la empatía, realidad humana borrada radicalmente por la ideología patriarcal, con su educación al sistema de violencia.
Las personas adultas mienten compulsivamente, indiscriminadamente, como personas atrapadas en una obra de ficción. Y esto no sería siempre problemático si no fuera síntoma de algo tan malo, que se suma: conciben como peligrosas a las personas que no mienten. Las tratan como peligrosas. Y es un cerrar filas que recuerda muy claramente el ambiente del linchamiento, transmite muy claramente que cuando venga un aire diferente, te sacarán de tu casa para llevarte a la plaza pública. Ha pasado continuamente en la historia. Si amo el siglo 20 allí donde me ha tocado vivir es porque nos ha librado a muchas personas de esa suerte, de puro terror, porque no hay nada más terrorífico que quienes dicen quererte puedan querer condenarte en una gran ceremonia de salvación colectiva.
La relación entre personas adultas y personas pequeñas debería darle vergüenza a las personas adultas, siempre regañando porque las personas pequeñas aprenden bien lo que las personas adultas enseñan a cada paso. Quiero pensar que es falta de inteligencia porque si no es brutal. La falta de inteligencia se compensa y neutraliza y supera usando la inteligencia, muy capaz de aprender y desarrollarse y crecer. Lo otro, es tara de violencia. Y mentir, justificado hasta la náusea todos los días, por ese parque temático de la sensatez adulta, es tan violento como la conceptualización de las mujeres, cuyas mentes no pueden verse porque sólo son cuerpos.
Qué cansancio ser mujer, por esta tara de la ideología patriarcal en todo el mundo. Da igual lo que seas, hagas, digas, pienses… no se verá, oirá, escuchará, entenderá, porque eres un ser que sólo sirve para lo que dicta la ideología patriarcal, y si eso no lo asumes, no eres nada, más que un peligro.
Cuántos crímenes a cuesta lleva esta especie violenta, siempre destruyendo las buenas posibilidades, lo que no hace daño, y aceptando hasta la indignidad lo más violento y destructivo. La mediocridad es como llaman a la violencia invisibilizada que pretende ahorrarle cosas a la violencia justificada. Porque los sistemas de violencia no pueden sostener violencia física todo el rato en todo. Nos hace falta un Libro de la Violencia, para denunciar toda esta mierda. Pero si lo escribes tú, no será ni publicado, ni leído, ni atendido, ni escuchado, ni…
Eso sí: quien ve cosas que ocurren no puede dejar de verlas.
TALISMÁN. El otro día me vecina de 5 años me pidió que le diera de eso que estaba metiendo en sobres, que era la camiseta y unas postales o marcpáginas de mujerpalabra. Yo se los enseñé y le dije lo que ponían las postales (Soy feminista. Mi amor, la justicia) , y que creía que quizá debería preguntarle a su mamá y papá si podría aceptar ese regalo.
Cuando volvió me traía una piedrita preciosa negra: Para ti. ¿Y esto? Es para protegerte. <3 <3 <3
Es así, decían que el documental del Machismo Mata no decía la palabra «feminista»: es que es tabú. Yo trabajo con personas sin inteligencia feminista mayoritariamente y he evitado muchas veces decir «feminista» aunque de hecho he transmitido inteligencia feminista al menos durante una década más claramente, porque al oír «feminista» la mayoría se cierra en banda. Esto ya lo he cambiado claro: después de varias décadas, este año, la he incluido en blogs del centro (público, coeducación? plan de igualdad? No! Desarrollando inteligencia feminista!), programaciones, y la digo en clase continuamente, PERO soy una feminista veterana y es muy improbable que puedan querer machacarme o echarme (más de lo que ya me ha ocurrido en mi vida, digo; ya conozco el precio y cada vez soy más fuerte).
Hay miles y millones de personas que dicen cosas que pueden pensar gracias al feminismo, a esta lucha continua, insaciable por la necesidad, y aunque sepan la fuente, siguen ayudando a que se siga invisibilizando que el feminismo ha sido y es algo vital para mejorar el mundo. Y como feminista, y justamente porque sé esto, que no hay valor, que la gente insiste en querer pensar mal en lugar de bien, porque lo dicta la tradición, como en la política española que hemos sufrido desde el fin de la dictadura, ningún valor para marcar la raya de lo que no se puede aceptar: no enjuiciar a torturadores, no derogar todas las leyes franquistas (que amparan la corrupción), dejar a la gente muerta de una guerra sin identificar; difamar y despreciar a las feministas, sospechar de ellas, siempre ellas las violentas, esa mierda, de la gente cagada que no sabe controlar su miedo, pues, con todo, yo agradezo y les ayudo a difundir igual sus documentales, por ejemplo, como este del Machismo Mata, porque yo no tengo recursos para hacerlos, y soy una superviviente, y sé que hay que apañarse con lo que hay, aunque no sea ideal. Es un lugar de guerra, y hay que aprovechar lo que se puede aprovechar.
Así que ese talismán me dice que soy valiente, soy valiosa, y hay que protegerme. Y todo se andará para que la sociedad lo entienda. ¡Llevamos siglos en ello!<3
SIGAMOS LA BRECHA QUE ABRIMOS EN 2003, POBLACIONES DEL MUNDO (después de un siglo 20 lleno de buenas ideas y procesos sociales, que entre otras cosas nos logró un sitio en el mundo a algunas personas, un margen de libertad vital)! Por primera vez nos enteramos gracias a internet que poblaciones de todo el mundo exigían que no se iniciara la guerra de Irak, que encontraran otro medio para resolver las cuestiones, y las primaveras en las plazas (2010 en adelante), el 15M (2011 on), el Occupy Movement (2011). Que sigan los hombres negándose ir a la guerra frente a los gobiernos de la guerra y los medios de comunicación de la desinformación, que desobedezcan, que las poblaciones sigan sin tragarse el fuego de la manipulación y protesten y analicen y exijan POLÍTICAS QUE NO DESTRUYAN LAS VIDAS. Sus políticas antiterroristas no son más que la guerra desarrollada por otros medios y como las guerras de siempre, van en contra de la propia población y la población ajena.
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Este mensaje lo escribí a raíz de una conversación con Patricia Toledo por el mensaje mío que inicio este post, RELIGIONES, DESMEMORIA Y RELATIVISMO CULTURAL. Voy a pegar la conversación en comentarios a este tema. Pallá que voy!
Le respondí que gracias, claro, por su labor, pues es valiosa. Pena que cueste tanto ver el valor en lo que hacen personas que no están en esos mundos reconocidos.
PUESTOS EN POLÍTICA DE ESTADO Y SALUD PÚBLICA. Yo creo que si la gente en política oficial duerme dos horas año tras año, es normal que PIERDAN EL SENTIDO DE LA REALIDAD y que las poblaciones deberían EXIGIR que quienes tienen cargos de responsabilidad social duerman al menos 7 horas diarias. La mente humana realiza una función específica de limpieza del cerebro sólo cuando se duerme, y una mente no puede funcionar bien por muy inteligente-solidarix que se sea sin DESCANSO. Las drogas que necesariamente habrá que tomar para dormir poquísimo y pasarse el día pensando y expresando no creo que tengan el mismo efecto. De la misma manera, si no prohíben las sectas, deberían al menos establecer que no se puede tener un puesto de responsabilidad social si se pertenece a una secta (un cuerpo que pone el dogma de fe antes que los derechos humanos). CUESTIÓN DE SALUD MENTAL PARA LA SOCIEDAD. De hecho, uno de los Estados más violentos y patriarcales, el de EEUU, tiene creo que a casi todos sus miembros perteneciendo a sectas patriarcales.
El problema con las personas es cuántas se guían por la mezquindad. ¿Qué grandes cosas les reporta? No lo sé. No consigo averiguarlo. Si alguien tiene pistas… Pero sí sé la miseria del precio desorbitado que tiene para la especie, ya que nos cuesta el desarrollo de todo lo bueno de lo que somos capaz.
Pongamos la amistad. Las familias más patriarcales la detestan, en general. No toleran que pueda haber otro tipo de relación de amor. No es que no haya tiempo, es que les da miedo, y eso siempre lleva a la violencia. Lo que a mí me da miedo, de ese tipo que más que llevar a la violencia, pone triste como si ponerse triste fuera caer en una sima insondable, es el Gran Consenso que hay alrededor de cómo las familias (si hablamos de grupos que se empeñan en demostrarlo inconsciente y conscientemente todos los días) no toleran la amistad. Como decía María Zambrano, lo más admirado es lo más despreciado. ¿Para qué la amistad? ¿Para acompañarse y crecer, acompañarse y conocerse y quererse? No. Para esto está la familia, a pesar de la evidencia de que las familias rara vez ayudan en estas cosas tan importantes, y que lo más valioso que sí pueden y deben aportar es cuidarse materialmente, y dejarse un poco en paz. La amistad no sirve para nada, como el arte, como el ser persona, pero digamos que es importante decir que la amistad es muy «bonita» (es la palabra señal) porque no da vergüenza mentir, de hecho, mentir es, al parecer, muy necesario, en lo trivial y en lo importante, sin duda. Digamos que es una adicción de las sociedades violentas, el ingrediente que permite la perpetuación del Sistema. La amistad, si acaso, para cuando se tienen problemas, para ‘desahogarse’. Qué versiones tan atroces genera la ideología patriarcal sobre lo que es desahogarse. Y cómo se validan miles de veces a diario, por todos lados.
He soñado que un inspector me llamaba para decirme, sin hostilidad, como si fuera algo que debe hacer porque lo pone en su agenda, que soy pirrótica. Creo que quiere ayudarme a comprender algo sobre la mezquindad de todas esas personas adorables que tratamos a diario, sean de la Familia o no. Con todo, yo soy más de no atribuirlo a la mezquindad, sino al no comprender las cosas buenas, debido a la brutal educación del Sistema, que se alimenta de esta ignorancia radical, que tan a cargo tienen las familias. Pero… (nunca he sido arrogante, aunque curiosamente me lo atribuyan siempre con bastante violencia, no como cuando se dice de los más violentos, siempre a sus espaldas, con miedo a que les oigan) aquí el hecho: me he puesto a buscar, estoy buscando qué querrá decir.
Arrogante o no, tengo descartada la explicación que heredé de siglos: que el problema soy yo, que no amo, que no comprendo, que impongo o no tolero, que no soy suficiente. Quizá y sobre todo, que no sé estar.
BARRIO MULTICULTURAL Y NOVIOLENCIA. Vivo en una comunidad multicultural y el otro día en una reu de la comunidad, la mía primera, se vio que había gente con mente de guerra, de bandos contendientes. Con todo, creo que algunas personas/casas conseguimos sembrar una semilla de Optemos por Colaborar, es lo que nos llevará a las mejores o menos malas de las decisiones. En el tema de instalar cámaras en las zones comunes, un sector que parecía considerar población ladrona o inepta a la nativa no es que lo propusiera sino que venía a votar que se hiciera, y cuando varias personas / casas más librepensadoras y de variadas procedencias culturales empezamos a plantear ideas de análisis de eso, y preguntas y opiniones, se nos ubicaba en Obstaculistas, siguiendo ese imperativo patriarcal de que Cualquier Cosa Buena debe ser Linchada como Enemigo, para la perpetuación del sacrosanto Sistema. El caso fue que conseguimos que no se votara Sí o No, sino que se aceptara que quienes quieren proponer eso se informaran bien y luego nos lo contaran. Cuando llegamos al punto de los buzones, y de nuevo hubo preguntas y comentarios que parecían irritar mucho a quienes venían a votar cosas sin puesta en común, porque lo veían como que se hacía para joder, por ser de bandos (soporífero), el caso fue que de pronto quien supuestamente lideraba el bando (que no existe) de quienes ya no tienen a SU presi en el poder hizo una gestión in situ (con el teléfono) que logró resolver dudas y que el conjunto pudiera mejorar las opciones que había de manera sensible, y se vio cómo sin tener que quererse, la pura colaboración de cada persona (preguntar, comentar, aportar información) genera un todo más informado y menos injusto porque abre la posibilidad de llegarse a decisiones que no son ni blanco ni negro sino mira en esto no habíamos pensado y ahora sí por el diálogo y resulta que nos va bien a todo el mundo.
REALITY SHOWS Y SOCIEDAD PATRIARCAL. Nada como los reality shows para demostrar lo que es una sociedad patriarcal. Lo difícil que es que se valore a las personas sin tener en cuenta sus genitales. Los Héroes sólo pueden ser héroes. Niñas y mujeres siempre será menos, peor. Y según la sociedad patriarcal: esto es EVIDENTE. Cómo el sistema sabe perpetuar el estatus quo de siglos. Criminal que los partidos políticos y los medios de comunicación no se radicalicen para combatir la mentalidad patriarcal, criminal porque este tipo de mentalidad que sufrimos en nuestras mentes es MISÓGINA. Las guerras se rastrean en el día a día. Y aquí la guerra primigenia, fundamental, cómo conceptualizamos a las personas que llamamos «mujeres».
CONSTRUYENDO COMUNIDAD Y LA INTERIORIZACIÓN DE LA IDEOLOGÍA PATRIARCAL. No entender que personas reunidas pensando un tema puede resultar en algo mucho más inteligente que la común GUERRA DE BANDOS, donde no importan los argumentos sino quién dice qué y a quién hay que seguir, debería darnos vergüenza. Deberíamos exigirnos algo más, por dignidad siquiera. Cuando hay que tomar decisiones cuantos más puntos de vista se consideren, mejor meditada e informada estará la decisión. Además, para convivir optando por el uso de la inteligencia es vital conocer todos los intereses particulares para poder construir soluciones comunitarias que sean asumibles por todo el mundo.
Quien no ama, quien no es capaz de reunir suficiente inocencia o sentimiento o inteligencia (cada vez se me parecen más), no sabe hasta qué punto la guerra es evitable, hasta qué punto la guerra es un crimen contra la humanidad. Hasta qué punto la violencia de la guerra se trasluce en infinidad de gestos cotidianos en los llamados tiempos de paz.
Es un crimen, se lo dijo Atticus a Scout y ella
lo comprendió con la profundidad de los océanos sobre el planeta,
como se comprende la alegría de las noches de verano
cuando eres pequeña y libre.
Ahí está el mundo humano, oscuro y obtuso, empecinado
en aniquilar todo rastro, toda posibilidad, toda ilusión.
“Haz lo que hacemos desde siempre, olvida
la alegría. No es sano, agota, enferma.”
Yo no he matado a un ruiseñor, he sabido de muchos,
he ayudado a proteger o escapar a algunos.
¿Escuchas este canto? Existimos y si no tuviéramos mejor ocupación
nos consideraríamos la resistencia.
(junio 2015, revisado en julio)
SIGNIFICADO DE LA VIOLACIÓN E HISTORIA DE LAS MUJERES. Habría que plantearse por qué a lo largo de la historia no escrita o distorsionada de las sociedades patriarcales el Hombre ha tenido que violar a las mujeres (presentado como “seducir” o “tomar lo que su condición le da derecho a imponer”) en el matrimonio patriarcal y fuera de él, porque quizá las mujeres siempre se rebelaron ante el papel de ser sumisas sirvientas. Quizá la violación no demuestre –como repite el Sistema hasta la náusea- que el Hombre tiene necesidades biológicas que hay que (ayudarle a) colmar (ofreciéndote de buen grado aunque no quieras o para cumplir con tu deber de sirvienta del líder de la especie), sino una situación de opresión combatida continuamente por las mujeres.