Category: Humor feminista
Recordando a Roberto Echevarría
No le conté a mi amigo (o hermano, feminista) Roberto, de Ecuador, la broma de los gordidedos, porque la reservaba para cuando nos viéramos aquí en España. Aunque trasladáramos el escenario de la terraza de Galdós del Retiro en Madrid (aún no habían aislado la escultura de la terraza) a un chiringuito de Fuengirola en compañía, esta vez, posiblemente, de nuestras parejas (a quienes no conocíamos), pensaba bromear con la tontería de que por qué a él le ponían cientos de gordidedos si posteaba “gatitos” y a mí, una pensadora de la racionalidad empática, la acuñadora del concepto “desarrollar inteligencia feminista” que tanta ayuda a evitar debates muertos, guerras, callejones sin salida, sobre todo en coeducación con personas adultas, la mayoría lectora mía no dejaba rastro alguno de haberme leído, esa pequeña mezquindad –más puzzling o inquietante para el caso de hermanas feministas.
Roberto sí había expresado su aprecio con un gordidedo, como hago yo (esté yo o no de acuerdo con el contenido), a mi aportación de ideas en la lucha “por la construcción de un mundo menos violento e injusto”, como decimos en mujerpalabra.net, y era una opinión valiosa para mí, por la cabeza-corazón de Roberto y porque Roberto leía habitualmente, mucho, enterándose, no como yo, que no soy una buena lectora desde el punto de vista académico-de-lo-que-existe. Cuando empiezo a leer enseguida entro en diálogo creativo. Roberto leía ensayo feminista. Aparte de fotos de animales y de la naturaleza en general, un descanso y un recreo visual del día, posteaba libros feministas, y obras de escritoras.
Aquel día del Retiro me regaló un libro de Beatriz/Paul Preciado, porque le interesaba mi opinión (que enseguida le medio di porque había leído la mitad, que es mucho para mí tratándose de ensayo). Me regaló también un CD de jazz, lo tercero que posteaba y nos unía como hermanos. Se trataba de un músico que yo no conocía y cuyas composiciones él veía como un mundo musical parecido al mundo de palabras que yo creaba.
El regalo de jazz, al escucharlo, me dejó muy impresionada, porque más o menos hasta cerca de los cuarenta yo pensaba que mi inteligencia tenía severas carencias y deficiencias. En mi casa, mi madre siempre la había apreciado, aunque no la tuviera en cuenta para sus decisiones de vida, pero fuera de casa, en el sistema educativo, en el mundo del activismo, en las relaciones de amistad, salvo fundamentales y maravillosas excepciones que no siempre supe usar para crecer en su medida, las personas que no toleran la convivencia con quienes no acatan y repiten, esa mayoría aplastante de autoproclamada “normalidad” o “verdad” (para otros casos), hizo lo que siempre hace, sin querer o queriendo: presionar por todos los medios para tu asimilación por esa masa de acción cultural prevalente, o contribuir a tu destrucción (ese parque temático del horror), por decirlo imitando el estilo de Jo cuando leía sus primeras obras a sus hermanas, en la Little Women (1868) de Louisa May Alcott, que yo conocí por el cine (dirigida por Mervin LeRoy en 1949).
Roberto, sin duda, ha sido una de las personas hermanas en la vida cuya amistad me ayudó a verme más allá de toda la mierda autodestructiva que la cultura te echa encima por ser una mujer en una sociedad patriarcal. La lucha por limpiar la mirada (otro concepto que él identificó como propio de mi trabajo de escritora) la llevamos cada cual, nadie puede hacerte ver, comprender, es un proceso interno. Pero podemos ayudarnos, acompañándonos de formas noviolentas, eso es una forma de apoyarse. Las cosas más importantes son sencillas en realidad (igual que las cosas más placenteras son “gratis”, para horror del Mercado). Hay gente cuya compañía facilita la tarea de vivir y hacer en la vida, y es que la mera compañía en este mundo brutal tiene un valor y un efecto extraordinario. Fijaos cómo dibujaba y pintaba Van Gogh al mínimo signo de vida de contacto, comunicación, reconocimiento de alguien, y mira que enfrentó mucha mezquindad, pero todo depende de todas las partes, y cómo recibía, con qué extraordinaria amplitud mental. Camille Claudel, sin embargo, al estar encerrada y torturada, sólo pudo responder no volviendo a hacer aquello por lo que de hecho dio su vida, crear esculturas. Además de encerrada y considerada loca, esa atrocidad indescriptible, inasumible, revientacabezas, nadie estuvo a su lado (y mira que su cuerpo la tuvo allí no sé si tres décadas o más). MiCamille.
En venganza noviolenta por esa arma de destrucción selectiva que es la envidia ejecutada cotidianamente por “buenas y malas personas”, quería hablar un poco de mi vivencia de la envidia, y de por qué importa el tema socialmente, unas pinceladas.
Aunque he vivido lo de ser objetivo de las personas envidiosas que no solo lo sienten, piensan o imaginan, he tenido un contexto más favorable que me ha ayudado a resistir, y poder ser y crecer por mis caminos. Aunque, como Van Gogh soy muy responsive, creo que si no tengo la obra que ciertamente podría tener como escritora o el impacto en el sistema educativo per se como docente, no ha sido sólo porque mi vida de ideales anarquistas me llevara a trabajar apasionadamente por mi comunidad (la que tenía delante, literalmente), como cuando vivimos en tiempos de guerra convencional, sin una idea del protagonismo del yo y su reconocimiento (nunca me ha sobrado tiempo para presentar proyectos a premios o subvenciones, no sé cómo eso se consigue cuando se coordinan, crean, informan proyectos, no hay tiempo material, y sólo los formularios son una camisa de fuerza y un molde desvirtuadora, porque quienes los elaboran no comprenden, pienso, la innovación, o no tienen tiempo de revisar su trabajo en relación a la realidad).
Mi comentario de los gordidedos nacía del humor, no de la envidia. ¡Ay, el humor, que se usa tan a menudo nada menos que como coartada de la envidia! Aunque la sabiduría popular en España dice que la envidia es el deporte nacional (de hombres y mujeres, aunque se asocie junto al cotilleo, al mundo femenino, presentado como menor incluso en las democracias del 21), creo que ese sentimiento lo sentí en un par de ocasiones, y muy flojito. Debí de procesarlo en seguida para descartarlo como modo mío de relación o asimilación. Creo que hago esas cosas desde pequeña y no sé si le pasa a más personas. Elijo. Asumo la responsabilidad de mi vida. Va con el amor a la libertad. A los seis años ya lo sabía. Y se ve que cuando experimenté la envidia no me gustó, que no estaba en mí como pasión, porque no la he vuelto a sentir.
Me pasó algo así con los celos. Los sentí, un vendaval destructor, en algunos momentos de la juventud, al punto en una ocasión de perder la voluntad, el habla, tres días, después de gritar y llorar como una verdadera posesa unos cuantos días antes, y luego ya, si te he visto no me acuerdo. Tengo la suerte de que mi cuerpo trabaja a mi favor, y cuando mi cabeza no me salva de algo malo para mí porque me vence la autodestrucción aprendida o el desánimo, mi cuerpo viene al rescate. Me ha salvado ya de varias destrucciones certeras, la última haciéndome pedir la excedencia voluntaria en la pública para salvar mi salud (aunque en otra esfera, también fue determinante la opinión de mi pareja), precisamente debido a los hechos de personas envidiosas y de ese grupo humano, uso una pintada de Rafael Sánchez Ferlosio, “Tolerante, piel de elefante”. Cero interés en los celos, en el mundo que incluye los celos. En la juventud, puedes llegar por accidente a esos mundos, porque desconoces muchas vivencias, pero luego ya sabes cosas y puedes elegir no entrar ahí. Esto lo pienso y lo he experimentado en mi vida.
Del mundo de la envidia, he observado a lo largo de la vida cómo se emplea a niveles de complicación y violencia extremos (por eso no debe verse como una emoción “menor”, fea sí, y como el alcohol, con capacidad destructiva potencial), al punto de pretender destruir las vidas de las personas, o intentarlo, claro. Introduzco un punto para subrayar esto: Intentarlo porque para destruir necesitas a todas las partes, ¡también a la que es objeto del afán destructor! Y a veces les sale muy mal, porque la persona no se deja destruir, no está en su naturaleza, a pesar del adoctrinamiento patriarcal a las mujeres, que afecta, pero no a ese punto. Cuántas personas admirables ha habido resistiendo esa brutalidad… Y ciertamente, la especie se ha quedado sin todo lo que podrían haber aportado, que es mucho más de lo mucho que ya es que resistieran y existieran.
Los movimientos social y artístico deberían abordar el tema de las personas que operan por envidia, siquiera para que seamos conscientes de todos los obstáculos y daños que generan, el espacio que le quitan a la sororidad y la solidaridad, a la colaboración y el apoyo mutuo, que son las cosas que nos ayudaron a sobrevivir en la prehistoria, cuando como especie éramos poca cosa frente a grandes peligros a nuestra supervivencia.
Como educadora a nivel profesional remunerado, pienso también que hay labor en plantear el tema en el sistema educativo, para ayudar a comprender que vivir en la envidia no es sólo malgastar la vida propia, si sólo se piensa en sí: es vivir cada día así, míseramente, una vida pequeña y mezquina, sin capacidad de mirar al frente y mucho menos contemplar el mundo y respirar. Y es hacer un daño importante a nuestra evolución hacia mundo más justos y menos violentos. Porque en la envidia se practica a diario con el lenguaje, la actitud, los hechos, los sentimientos, las ideas, todas las violencias patriarcales que justifican este sistema de violencias, siempre la sacrosanta violencia, forzar, imponer, juzgar, condenar, por identidad, por la libertad humana creativa y de pensamiento, esa sustancia de ser y estar.
Creo que el modelo de elegir pasiones (por ejemplo, la de despertar con la resolución de la alegría, por más difícil que lo pongan las personas y sistemas, y aunque a veces se tropiece y falten fuerzas y visión, contando con todo ello, la compleja realidad) tiene que crearse conscientemente como un modelo humanizante que dé más a cada persona y a la comunidad, porque hay una conexión íntima, igual que en toda vida cotidiana se rastrean las grandes guerras.
Con Roberto, no pudimos reírnos con mi broma de los gordidedos y los gatitos, que amamos con espontaneidad y resolución. Su Thelonius, y por aquí, quienes nos han adoptado y nos traen locatis, la Osipanda Gorgorita Porfavor y el Negrito Marramiaú, que son quienes reciben visitas, no de gatas y gatos callejeros como nos pasaba antes de que llegaran, en las madrugadas (que somos de acostarnos a las tres), sino de gatos vecinos, sobre todo de Totó el Destructor, que viene a descansar y nos bufa cuando le peta, como un poseso, porque lo educaron personitas y no se atreve a hacerlo en su casa por si lo castigan.
Recojo hoy que estoy muy opinante de todo las tres recetas que me he inventado en la vida, que no justifican que no sepa cocinar (ese un daño colateral de mujer consciente en la sociedad patriarcal, un precio que he tenido que pagar, porque siempre se espera que una mujer sepa cocinar porque es mujer, en fin, la soberana estupidez imperante) pero que de alguna manera me han ayudado a ofrecer algo rico a personas queridas alguna vez!
Cóctail «Biblioteca de Mujeres», dedicado a Marisa Mediavilla
Se pone un trocito de mango y alguna uva pelada sin semilla en una copa de cava y luego se echa el cava y se deja un ratín. Se bebe despacio y te comes la fruta cuando esté bien empapada de cava!
Ensalada «Atticus tiene un día raro», dedicada a Atticus
Se corta un plátano en rodajas, se pela y corta por la mitad un aguacate, se pone en un plato y se le echan por encima pasas de Corinto, dátiles del desierto y unas hojas de yerbabuena fresca. Luego por encima un chorro de aceite de oliva virgen extra.
Menú «Cena de verano Difitas», dedicada a las DIFitas, mujeres de la red Desarrollando inteligencia feminista, para las sesiones de trabajo por amor a la vida!
Plato único y postre
Ensalada: pasta (de lenteja roja, por ejemplo), aguacate, espinaca fresca, atún, pasas pequeñas, aceite de oliva, vinagre de Módena
Postre: mango y uvas pequeñas negras con helado y barquillos y unas hojas de yerbabuena,
o bien
mango y uvas pequeñas negras en mitad yogur natural mitad nata para montar batida (en la nevera tendría que quedar algo durita), con ramitas de yerbabuena
Quizá tengo que editar esta última porque luego me pongo y quizá me sale otra cosa… 😀
Hoy he conocido a la que será, espero, mi traumatóloga después de 10 años sin ir y haberme mudado. Una mujer que no se asusta porque escucha y comprende. Aquí un fragmento de la conversación en la consulta, para ilustrar lo que digo.
La pongo en antecedentes: Tras años de «lumbagos» finalmente supe que tenía una hernia discal 4-5 y bueno, me puse a aprender eso de la vida de princesa: no cargar peso, moverme con suavidad… Bueno, en lo posible! (siendo independiente es algo jodido, la verdad, pero se hace lo posible).
Ella, ante mi consulta sobre si me hago daño en las rodillas con rotulitis al andar a buen ritmo cuesta arriba con lo que me duele (de ver estrellitas de dolor), si eso podría deformármelas más o algo: Andar siempre es bueno, no te va a deformar las rodillas. Lo que daña es el deporte de impacto en los huesos.
Yo: Además, desde hace ya como 10 años o 12, conseguí aprender a no pisar tan fuerte. Es que yo de pequeña para ser libre tuve que aceptar ser marimacho y me movía como una brutota.
Ella: Y ahora eres más femenina.
Yo: Sí, eso.
😀 😀 😀
Me ha encantado. Me comprende perfectamente. Y no la parece que desvarío con mis imaginaciones! Sabe que son apreciaciones científicas!
Qué frecuente:
a ellos llamarlos paranoicos
mientras usan su obra
(ahora que están muertos)
y a ellas,
continuamente violadas,
locas
(llamárselo, mientras estén vivas)
cuando son quienes llaman
como si llamar fuera la guerra inevitable y necesaria
quienes son incapaces
de contemplar o comprender la realidad.
¿QUE LAS MUJERES TAMBIÉN SON MACHISTAS? Lógico, tienen mucho más que perder que un hombre machista: pueden matarlas por no hacer lo que mandan. O violarlas. O ver que toda la comunidad se pone en contra suya. Es lo que tienen los sistemas de opresión: que cuentan con la obediciencia de la población oprimida porque temen.
DICHO LO DICHO, ¿PODEMOS YA SEGUIR CON EL ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA DEL HOMBRE EN EL SISTEMA PATRIARCAL? A ver si podemos desmontarla y evitarla para bien de todo el mundo, empezando por quienes la reciben sin poder evitarlo porque no la están ejerciendo?
COCINAR Y PAREJA. Hoy he querido ofrecer algo a mi pareja, un hombre del que me enamoré en 1998, siendo lesbiana, la vida es compleja, y bueno, el caso, vamos a centrarnos! 😀 Quería agradecerle el hecho de que haya asumido mi hecho patriarcal con la cocina, que es que aunque soy creativa, y en la adolescencia cuando había que hacerlo, me inventaba platos para mi hermano y yo, los fines de semana que es cuando hacía falta ayuda, quería agradecerle que asuma la cocina, porque yo, sin haber sido feminista consciente hasta 1989, en plena juventud de conocer el mundo, tuve una rebeldía interna de negarme a saber a hacer lo que todo el mundo esperaba que yo supiera hacer por ser mujer, pues –ahí es donde luego supe que yo era más inteligente de lo que nunca soñé, que no es decir mucho porque me consideré falta de inteligencia hasta los 32, creo– acabo de perder el hilo porque he cenado con vino, y a mí es que las drogas me hacen mucho efecto, el caso, quise agradecer que mi compañero asuma cocinar algo para la cena, que es nuestra comida común, y comida porque somos de noche, y mientras estaba en sus cosas, me puse a hacer lo que se llama canapés, y que es algo que quienes no sabemos cocinar podemos abordar. El caso, hice lo que yo creí un montón de pequeños pedazos de pan con sabores, porque es una persona que le gusta explorar, también sabores, y creí que reventaríamos. Y de pronto en la mesa, bueno, unos pedacitos de pan con pequeñas cosas encima, daba risa, jajajajajaja, me di cuenta de que no eran cantidades que se llamarían cena/comida, bueno, eso sí, un montón de sabores a explorar, y me acordé de algo que nos da risa, la nueva cocina, ahora ya muy normal, pero que nos da risa que te ponen un plato muy grande y un guisante con aderezo, por decirlo con humor, pero no para burlarme, sólo con humor, porque bueno, yo creo que no hace falta comer mucho para estar saludable, no como el tema de la anorexia, claro, soy vitalista, digo como el tema de persona que sabe que para todo lo importante de la vida, la materialidad no tiene que ser copiosa, porque lo mejor de la vida, reírse, tener orgasmos, saborear cosas asombrosas, bueno, basta buena compañía, si consigues ese regalo, que no digo yo que siempre, aunque yo he sido afortundada, aunque me falta más gente, porque somos animales sociales, pero afortunada, y el caso, borrachuza ya, me río y río porque hemos comido como en los restaurantes de lujo, pero todo hecho de casualidad, sin ciencia, y con mucho amor y agradecimiento y juerga. <3 Un abrazo y feliz y amorosa caña para una nueva semana de lucha a brazo partido por rescatar el mundo humano de tanta y tanta violencia…
HUMOR, LUGARES COMUNES Y FEMINISMO. Si juego a Por qué cruzó el pollo la carretera, y digo: Porque es bello y convence (Because it is handsome and convincing), poca gente se reirá. Estaría emulando a Gertrude Stein, una exploradora de la palabra. Si dibujo a una lanzadora de martillo a punto de lanzar un libro gordo, y escribo “Olimpiadas feministas. Lanzamiento de martillo “Historia patriarcal”, las interrogantes y el rechazo por la mera palabra “feministas” lo llenarán todo y yo parecerá una loca riéndome sola. No es que no tengamos sentido del humor, es que nuestros lugares comunes son comunes de muy pocas personas, en proporción.
OLIMPIADAS FEMINISTAS! Contra el borrarnos de la historia y del presente como pensadoras, creadoras, descubridoras, exploradoras, contra distorsionarnos, incluso en la trivialización, contra reducirnos la cabeza y magullarnos el cuerpo. Marchando, adelante, con la mirada clara, la fuerza de los siglos, el corazón palpitante! 😀 <3
Con reportaje fotográfico metafórico
Olimpiadas Feministas, foto 1: Preparándonos!
Oimpiadas Feministas, foto 2: A ver qué nos han puesto…?
Olimpiadas Feministas, foto 3. Joder, no se aburren: nos han ignorado!
Olimpiadas Feministas, foto 4. No pasa nada! Seguiremos con la amorosa caña! <3 <3<3
¿Espíritu deportivo? ¡Nosotrxs lo llamamos diferente y nos sobra a raudales! ¡Es un motor de racionalidad empática inagotable! <3
Me sacó la foto mi madre diciendo: ¡Pero qué femenina es mi niña! <3
Mi madre nació el 19 de octubre del 37, en plena guerra aunque ella nunca habló de guerras, como si no las hubiera pasado. El sombrero morado de la hamaca era de ella. Murió en 1990, y su color favorito era el morado.
Fue una revolucionaria porque no admitió jamás que los papeles íntimos o sociales le cortaran las alas. Y siempre se sintió una mala madre. Pero me permitió aprender a ser libre desde muy pequeña. Amé la libertad gracias a ella desde muy pequeña, lo que además me dio un sentido profudo de la responsabilidad y por tanto capacidad empática. Fue un artista. Artista. De la vida. <3
Se llamaba Carmen Reñé, con ñ por los daños del dictador a las lenguas de la península! O sea, Renyé
CREATIVIDAD LINGÜÍSTICA: me acabo de inventar una palabra, por un error al despotricar: «siempre imbecibilizando» fusión de «invisibilizar + imbécil» Jejejejeje… Canallas!
Hay una profe de italiano en EOI que les ha planteado a la gente que va a clase que imaginen qué habría sido si hubiera sido niña. Aplaudo. La abrazo. Además: Yo les he contado mi idea de que habría dado igual respecto a la transmisión de la historia patriarcal, experta en trastocarlo todo para adaptarlo a sus absurdos e irracionales fines.
Esto sí es humor feminista. Se caracteriza por ser muy muy gracioso, tener mucho humor, y al tiempo contener muchísimo amor, amor a luchar por un mundo muchísimo mejor.
Deberíamos usarlo para ilustrar la página sobre «piropos» en mujerpalabra!