Le respondí que gracias, claro, por su labor, pues es valiosa. Pena que cueste tanto ver el valor en lo que hacen personas que no están en esos mundos reconocidos.
Category: la civilización monstruosa
Le respondí que gracias, claro, por su labor, pues es valiosa. Pena que cueste tanto ver el valor en lo que hacen personas que no están en esos mundos reconocidos.
Limpiar la mirada no es la mina, eso sí, pero llegar a escribirlo ha sido complejo porque no todas las violencias son físicas ni visibles y muchas están bien socializadas.
EL MALTRATADOR
Su violencia la mide su cobardía,
inmensa, su pesadilla de infancia, sus sospechas
de ser muy pequeño, insignificante.
Destruye para dominar y ser
y se derrumba y llora y esconde
no por contemplar el sufrimiento de Ella
a sus manos sino por miedo
a lo que pueda pasarle a él.
Midas de la distorsión afortunado
encubierto por el mundo:
si ella gime o grita está nerviosa, que es decir
«desequilibrada», porque, lo sabemos, las mujeres son
semilla del mal, siempre desatando guerras.
Y en las noticias, un vecino o una vecina
declararán que él era un buen tipo, un hombre normal,
confirmando su defensa del orden prevalente
sacrificando la sensibilidad e inteligencia de la especie,
siguiendo el mandato de siglos: que no se podrá
haberla nunca escuchado a Ella,
conocerla, mirarla, siquiera verla.
(Octubre 2015, para el libro El Hombre, la civilización monstruosa)