- Porque no soy creyente, no creo que haya cosas “sagradas”, ni intentaría llevar a las masas a la acción por tocar su fibra espiritual o religiosa, eso me daría mucha vergüenza y políticamente me parece efectivo pero no revolucionario, transformador de raíz.
- Porque no soy nacionalista, mi respeto por las identidades colectivas vive al margen del mundo geopolíticomilitar de las naciones; además, todo nacionalismo requiere un ejército, como el noviolento gandhiano, considerando “ejército” al grupo de personas que sigue ciegamente (y siendo capaz de ver la diferencia entre ejércitos, y “ejércitos” noviolentos, como la veo también entre ejércitos y guerrillas sociales).
- Porque no soy clasista, y no me parece sana la idea de Héroe, Mártir y sacrificio.
- Porque no apoyo el Sistema patriarcal: soy autocrítica con mi machismo cultural y tengo mejor idea que Gandhi (más evolucionada) sobre lo de que los fines son los medios.
¿Cómo se puede ser pacifista si no se es gandhiana?
Basta dejar de pensar en el pacifismo desde la Razón patriarcal, esto: como movimiento de hombres que se niegan a ir a la guerra (sin incorporar la crítica feminista: nunca mencionando que también se niegan a violar; porque sólo piensan en las mujeres para que se nieguen a pedir la igualdad sobre ingreso en los ejércitos) o como movimiento de madres (patriarcales) que piden la paz porque ellas dan la vida (las mujeres son personas con una mente humana, y no necesariamente madres y se puede pedir porque entiendes que los problemas se resuelven mejor a través de soluciones noviolentas). Es muy positivo que haya hombres patriarcales que hablen de lucha noviolenta, y madres patriarcales que les recuerden a todos que es mejor la vida que la muerte, pero… ¡hay más mundo, y estas personas no ayudan a que se vea, no lo necesitan, porque no tienen dudas!
El pacifismo político feminista existe pero no se ve (¡casi no lo vemos quienes lo estamos haciendo!, aunque sí sabemos algo de a qué nos enfrentamos para ser visibles), por más evidente que sea, por las limitaciones de no tener suficiente valor y honestidad como para hacerse la autocrítica en lo que tenemos de transmisores del Sistema, porque en el fondo, mucha gente, no cree que otro mundo, fuera del patriarcado, sea posible, sólo saben construir identidad como dios manda, en contra de un oponente.
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Aclaración
Estudié y aprendí de Gandhi, tomé lo que me sirvió, pero como es lógico, estoy más r-evolucionada porque comprendo algo más que él no comprendió, el respeto a todas las personas, aunque sean mujeres.
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La dificultad para verlo es que los grupos antimilitaristas escupen fuera a las feministas, y que los grupos pacifistas son percibidos como gente mística, espiritual, donde, por ejemplo, ¡nunca iría una anarquista feminista pacfista! Pero la mayor dificultad es lo profundamente que llevamos el patriarcado en la mente, que nos impide ver a las personas mujeres, como seres pensantes, ejerciendo política, es decir, implicación en la construcción social. Esa mente patriarcal que nos hace odiar el feminismo (odio que no es hecho individual, sino sello de cómo de hondo se está asimiladx al Sistema, odiar la única herramienta que ha podido atacar a la raíz patriarcal, al padre de todos los subsistemas que nos machacan.
Lo más jodido del análisis feminista es que es un espejo de cosas que no queremos ver porque pensamos que somos por ser individuxs. Nos falta inteligencia para comprender a fondo. Y desde aquí, lo evidente: que la lucha pacifista no se hace en un frente sino desde adentro. Esto produce desconfianza o risa, porque no se entiende.
Pondré algunos ejemplos.
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