Escucho en un programa llamado «Para todos La 2» (7 dic 2012) a un hombre incorporar el consumismo en su cosmos de comprensión (y animándonos a hacer lo mismo, claro) como un indicador de civilización, como algo que llevamos haciendo 200 años y que es parte de nuestra identidad.Hay que tener cero escrúpulos para decir esto. El ninguneo de quienes están abajo de este sistema ideológico, ya sin dudas, por mencionar algo. En su día, pensé «Hemos pasado de la dictadura al consumismo saltándonos la democracia». Pues aquí está un detalle que así lo confirma.

Ya lo tenemos en la tele, la idea que debemos tragarnos.

No es un análisis, es un ejemplo de manipulación, al estilo de la que durante siglos han aplicado los hombres de la religión. En la que se apela a algo humano, en este caso, el deseo de expresar amor de las personas hacia otras personas queridas, para forzarnos a tragar algo que no se puede tragar: que debemos consumir y callar.

Añade el hombre, algo más inseguro al parecer porque repite continuamente una palabra clave, que el bombardeo al que se somete a la gente cuando se acercan las vacaciones de invierno es «legítimo». Legítimo, legítimo, legítimo.

Los imbéciles de la propiedad, que se han quedado tontos de tanta ansia. Los imbéciles, que no se dan cuenta de que disponemos de mucha información y también de inteligencia para ubicarnos.

Que siga la gente juntándose en la calle y analizando.

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