Tengo ganas. De que se acabe este año, tan lleno de cosas malas de salud y de visiones sobre las personas. Vivir, al final, sí es una fuente de conocimiento, si se quiere.

Da igual, claro. El tiempo es relativo. Esto lo entiendo muy bien, creo. Pero como un juego, así me tomo yo el yo simbólico, como juego, es bonito pensar que existen transiciones del tipo: final de un tiempo, inicio de otro periodo.

Yo, además, estoy resuelta a ser muy simbólica en estos tiempos, respecto al tiempo, porque en la primavera que viene tendré medio siglo de vida en este planeta, y eso hay que celebrarlo, sobre todo porque sin entender nada, aquí estoy, no puedo más que celebrar la vida superviviente.

Por otro lado, estoy pedo. Las drogas tienen su utilidad. Siempre las hemos necesitado. Y yo soy del grupo minoritario que no depende de ellas, pero que sí se beneficia de ellas. Bicha rara.

Quería decir, sobre todo, que he aprendido cosas sobre las personas, pero que este aprendizaje sólo sirve para acompañarte, sin más relevancia. He aprendido que la gente hace lo que puede, y dado el contexto esto es decir que hace pero sin aspirar a la luna. La amistad es ciertamente una belleza de la vida humana, y hay que aprovecharla, vivirla cuando se dé, que será en periodos o momentos, como todo lo demás salvo las cosas raras.

Las cosas raras tienen un salvoconducto.

 

 

 

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