El grupo de los hombres, en el contexto de un mundo patriarcal misógino y machista (sobre todo, aunque tiene más brutalidades que transformar), enfrentan un grave problema respecto a la consecución de su placer sexual, que deberían tener el valor de enfrentar, pues el placer puede existir allí donde no se hace daño a nadie. Los hombres deberían rebelarse ante el bombardeo de educación misógina, por sólidamente establecido que esté, en las instituciones de la violación (¿por qué se la relaciona con el sexo?; ¿porque les da orgasmo violar?), de la pornografía (claramente misógina las más de las veces, al menos el porno que inunda el planeta), y de la prostitución (vinculada en su inmensa mayoría a la institucionalización de la violación de personas menores y adultas).
Es preciso que se cuestione, que se separe (y también en la manera de nombrar las cosas), la conexión que se hace con el tema sexual cuando se viola, y cuando se usa a la mujer como un contenedor. Las relaciones sexuales compartidas no guardan ningún parecido con estos supuestos usos «sexuales».
No se puede comprender cómo el Hombre ha aceptado que se asocie su consecución del placer con la cosificación radical de las mujeres, que las más de las veces, no son sólo ignoradas en el acto, sino que son ignoradas con radical crueldad.
La violación no tiene que ver con las relaciones sexuales. Es un acto de tortura.
El uso del porno que inunda el planeta no ayuda a la construcción de una capacidad para la sexualidad compartida, pues además de centrarse en lo visual (que debería jugar un papel insignificante en las relaciones sexuales, ya que éstas se relacionan con otros sentidos, principalmente), se centra en la reducción de las mujeres a contenedores con orificios que hay llenar.
El uso de la prostitución no ayuda tampoco a que se supere esta cruel deformación de cómo se consigue el placer, pues la mayor parte de la prostitución que se da en el mundo tiene relación con la violación, y en los casos en que supuestamente las mujeres trabajando en prostitución no están ahí porque son de estratos sociales condenados a la pobreza, y lo han elegido, el sexo, las relaciones sexuales que se establecen siguen sin hacer nada por que se supere y que se separe el orgasmo masculino del abuso y la cosificación de la mujer, sino que más bien continúan consolidando la situación.
Hay que tratar la cuestión de las relaciones sexuales haciéndose la autocrítica y reeducándose, para sacarse el montón de mierda que impide disfrutar de las relaciones sexuales.
Yo pienso que la cuestión de que existan grupos de hombres que tienen problemas de erección tiene relación con el primer paso de rechazo a este horror de situación que impera en el mundo, rechazo intuitivo, afectivo, psicológico, o sea, inteligente-sensible, a esa equiparación de Ser Hombre = Usar Mujeres / Torturar Mujeres (así, cosificadas, sí). Deben continuar avanzando para recuperar su sexualidad, y ser capaces de una sexualidad compartida.
Debemos denunciar la violación, la cosificación en las relaciones sexuales, y buscar relaciones sexuales realmente vinculadas al placer, que no requieran que se humille, o haga daño, o destruya, a quien se usa para conseguir ese placer. El placer no debería ir unido a la tortura. Y ahora lo está, en la educación que reciben los Hombres.
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