Conceptos peligros: los binomios del mundo patriarcales, falsamente complementarios, siempre contendientes, y sobre la necesidad de desarrollar más la inteligencia al pensar

Quizá en nuestro estadio de evolución llamado prehistórico hubo poblaciones que veían el mundo en binomios, por ejemplo, porque había noche y día, aunque es también posible que esta cuestión de la luz fuera más sofisticada y no lo vieran como noche y día, sino que también consideraran otros momentos del tiempo respecto a la luz, como el amanecer y el atardecer. Y así podríamos explorar más supuestos pares, por ejemplo «hombre-pene» y «mujer-vagina-pechoscapacesdegenerarleche», pues es fácil de imaginar que si en una población sólo se daban casos de «personas con pene o vagina» pudieran desarrollar la visión de binomio pero es posible también que si esto no fuera así, no lo hicieran.

La cuestión es que el sistema social patriarcal está basado en una concepción de género que implica que se le atribuyen funciones y habilidades a las personas en función de qué genitales tienen, y contra la realidad, sólo se acepta además la existencia de dos posibilidades genitales, las que combinadas producen la procreación.

La cuestión que se nos plantea en el siglo 20 gracias a la liberación en las artes, el que la antes llamada ciencia pudiera liberarse de la religión para ser ciencia, y gracias a los movimientos sociales, es decir, el desarrollo de la comprensión de que el sistema social podría ser mejorado, es, ¿Por qué debemos determinar nuestras capacidades y funciones en la sociedad y vida privada en función de nuestros genitales? La respuesta que nos queda es evidente: es un mandato de las religiones patriarcales, no es la única posibilidad para la construcción sociedades y relaciones humanas.

Cualquier sistema que deba definir algo que no concuerda con la realidad es un sistema que debe imponer conceptos. ¿Acaso nuestra supervivencia depende de que acatemos el orden que se pretende imponer para ordenar la sociedad?

Una clave de educación y cultura del patriarcado ha sido convencernos de que todo se reduce a binomios que aunque en ocasiones se presentan como complementarios, la realidad es que se consideran opuestos. Tomemos el par concebido patriarcalmente «Hombre-Mujer». Aunque a veces se nos informa de que son complementarios, podemos ver que es una complementariedad que fuerza a cada elemento del par a adoptar una identidad individual y social, identidades que se especializan en funciones y responsabilidades supuestamente complementarias pero que en realidad contienen un sistema de valor por el que lo que es uno de los dos grupos es superior a lo que es el segundo, por muy necesario que sea ese otro grupo inferior según el sistema.

La obsesión de los binomios contendientes se traslada a todo, y el movimiento social incluida la política de partidos pues hablo desde una perspectiva de evolución desde nuestras sociedades primitivas en la prehistoria –e indudablemente la política ha venido a intentar sustituir a la religión en lo que respecta a la organización y funcionamiento de la sociedad–, tiene necesariamente que desarrollar una consciencia crítica sobre este tema para evitar reproducir ideas patriarcales que nos ha hecho mucho daño.
Un ejemplo es la confusión de la izquierda política (p.e., comunistas, anarquistas colectivistas) y los movimientos sociales (p.e., ecologistas, antiglobalización… tan poderosamente patriarcales todavía) respecto a «lo individual» llamado «individualismo» y reducido a esto, «el individualismo (patriarcal)». Sólo quien pretende manipular puede concebir que lo individual se opone a lo social, y que es bueno que la gente anteponga lo social a lo individual. No han aprendido nada del feminismo, que ha aportado la idea de que lo individual y lo social van íntimamente unidos (¿cómo vas a empatizar con otras personas si no eres individualmente? ¿tienes tus criterios?), no se puede construir una sociedad justa, sana, buena, tolerante, noviolenta, si no existe un respeto y respeto propio por cada persona porque desde el respeto nacido a este nivel micro se genera el respeto en una sociedad, ya que la sociedad no es sólo resultado de lo que los violentos intentan forzarla a hacer, sino también de lo que generan nuestras existencias particulares en nuestra soledad y en nuestras relaciones

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