Lo más pesado o exasperante de ser feminista es que ves lo muy corriente que es que se subestime la inteligencia de las mujeres, tu inteligencia, y la pesadez insondable de que siempre eres sospechosa de querer hacer daño y molestar, esta pesadez irracional, idiota, quiero decir, que no necesita ningún fundamento, basta que abras la boca o teclees un mensaje. (Digo «lo más pesado» no porque crea que la injusticia que enfrentamos sea menos importante, digo la pesadez del trato recibido día a día, aunque a ti te vaya mejor que a otras personas.)

La otra cuestión que se desprende es que además de tenderse a entender que el problema eres tú, tu pensamiento crítico, tu análisis aportado, tiende a ser entendido como cotilleo y afán de venganza. Las ideas lo que menos importa. Una degradación de lo que aportas.

Y si no tienes ningún interés en los lugares del prestigio o poder, y encima tienes que combatir tu Ser Mujer patriarcal respecto al valor que le das a lo que haces, es que tus posibilidades de recibir una atención clara centrada en el uso de la inteligencia son muy pequeñas.

Por eso acabas apreciando tanto a la gente que tiene más inocencia en la mirada, y puede hablar con más libertad. Por eso acabas no pudiendo hablar con mucha gente, la verdad.

La suerte es que ahora puedes escribir y compartir. Es una gran posibilidad.

Con todo, mejor crecer, claro, y escapar, de tanta aplastante realidad, porque hay cosas que dependen de tu mirada, cosas muy conectadas con la calidad de tu día, de tu ir viviendo, y sólo vivimos aquí y ahora

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