La mentalidad del reto es puro desamor. Aquello que te lleva a la acción, pasa a no ser ni considerado, pues lo único que importa es que tú te demuestres que puedes hacer algo muy difícil. Es la mentalidad de quienes más que vivir, necesitan saberse grandes, superiores a todo lo demás.
La mentalidad del reto en el amor es, en el mejor de los casos, tan ridícula como decir «la conquisté», como si el hecho asombroso y nada controlable de que exista un amor reciprocado fuera manipulable. En el peor, es lo muy conocido, en este mundo misógino: clavarle en el cráneo la banderita que indica «esto es mío».
(Acordándome de Ferlosio)
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