LEER. La verdad es que yo no he leído mucho, por un problema mental, que si me gusta lo que leo, me genera cosas y tengo que ponerme a hacerlas (escribir, pintar, comunicarlo/conversar, algo). No es sorprendente que sea activista. Claro que me gustaría poder contemplar más rato seguido, sin producir, pero me cuesta. El caso, no he leído mucho, pero cuando leo, veo cuánta coincidencia. Me asombra. Cuando me enfrenté a Oposiciones, para ser profe de la pública, bueno, llevaba décadas ganándome la vida con el inglés, y había desarrollado mi método lolailo y contrario a lo que se hacía, y bueno, tuve la oportunidad de hacer por la uni a distancia un curso de Doctorado que presentaba la Lingüística Aplicada en general, como una visión general, un mapa, que te permitía luego visitar países concretos. El caso, según leía cosas de psicolingüística, sociolingüística, lingüística veía que decían cosas a las que yo había llegado por el proceso de enseñar-aprender. Es decir, habíamos llegado a lo mismo por caminos aparentemente distintos. Me dio mucho ánimo descubrirlo, y seguridad. Y me facilitó comprender marcos, cosas que sabía pero que no tenía del todo ubicadas. Ahora empiezo a leer más análisis feministas y me está pasando lo mismo. Claro no con todo, pero bueno, yo soy como una cucaracha, casi que me vale todo para algo, aunque no sepa exactamente para qué! 🙂
LEER 2. LIBROS. Pero tengo muchos libros! Y mi idea es leérmelos todos cuando me jubile! Ya he empezado, noPstante, porque estoy en mi segunda mita de siglo y quería cambiar eso, lo de leer poco. Pero tb digo que no hubiera hecho al revés: leer y luego hacer lo que me tuvo tan ocupada. Prefiero mi orden. Parece desordenado, pero aprendo mejor ahora de los libros que de joven. Tengo más criterio y más capacidad para aprender!
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