Un músculo que yo tengo viene de algo que me dijo Rosa una vez. Me dolía de que la gente no tuviera límite con quienes daban, y le pregunté por qué. «¿Por qué piden y piden a quienes más dan?» Y Rosa respondió: «Porque son las únicas personas que dan».
Dentro de lo malo de saber que la generosidad o la solidaridad no son tan comunes en la especie (al menos en el contexto hostil de culturas de violencia como las patriarcales), esta frase fue un consuelo y una razón motor para seguir defendiendo, nutriendo la generosidad y la solidaridad porque decía, Rosa me dijo, que la gente quizá no sólo respondía así por maldad, o por su sucedáneo, la mezquindad, sino también quizá por una razón comprensible.
Ahora que Rosa no está, quería compartir esto porque la echo de menos y con esto que yo tengo de ella, de alguna manera, podría ella estar aquí un rato.
« Que viene el coco Sobre la importancia del placer para combatir el patriarcado y sus violencias »