Si «las mujeres» aprendieran a darse placer independientemente, y «los hombres» aprendieran a erotizarse sin tener que aprender misoginia (cosificar a las mujeres, usarlas y abusarlas), las relaciones sexuales serían mucho mejores, más libres, placenteras. Funcionarían. Y esto tendría una repercusión individual y social probablemente increíble, que al parecer, no se imagina.
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