Es indudable e incuestionable: yo también quiero que me quieran, pero cuando actúo y me pronuncio y siento y pienso sin considerar por un instante si eso hará que me quieran, reaccionas con violencia: empiezas por llamarme arrogante y terminas llamando a la construcción de una hoguera en la plaza, para mostrar que si tú no me quieres, yo debo ser aniquilada.
Quizá el problema es que no tienes el valor de averiguar cómo querrías actuar, pronunciarte, sentir, pensar; que eres una esclava, un esclavo, y yo, la prueba viva de que has elegido, de que tenías más opciones.
si actuarás solo para complacer quizás, no es seguro, te querrían si, pero te querrías tu?
quien no tiene el valor de conocerse y manifestarse en consecuencia, no se gusta, no se quiere, como podría entonces querer a nadie? como podría soportar que exista una persona que se quiera lo suficiente a sí misma y a su modo de entender el mundo como para no supeditarlo a la apreciación de nadie? no puede soportarlo y la impotencia le lleva a la violencia
cierto… es muy inquietante, verdad? qué dice eso de la especie? por qué temen/odian tanto a quienes tienen una percepción que quizá, además, no será la imperante, pero seguro que es compartida por más… qué impotencia… en fin, Angels, resistiremos como fieras! 😉 😀 A no perder el rumbo! 🙂
Hey, que ahora caigo! Holaaaaa! 😀 😀 Besos!!!