Es interesante cómo no se entienden algunas ideas sencillas desde el dogmatismo de la lucha. He leído, sobre el día de la madre, que si el Poder lo celebra, nosotras no lo tenemos que celebrar (¡me asombra! Parece una idea de una persona pequeña, pero no, es de una persona inteligente y comprometida en la lucha social). Es una idea poco inteligente, es decir, especialmente limitada, porque todo lo que se basa en un prinicipio (en lugar de un ideal) queda atrapado en la camisa de fuerza del dogmatismo, pasa a ingresar en esa clase de ideas que distorsionan el pensamiento y la comprensión para forzar a un lugar todo lo humano. Metafóricamente, es el Hijo Rebelde que pretende superar al Padre, haciendo exactamente lo mismo: negar que lo humano es mucho más que lo que los sistemas de opresión hagan forzando lo humano.
La idea de juntarse para celebrar algo, o para celebrar la vida de alguien, el amor compartido (y no pienso sólo en parejas heterosexuales monógamas), el haber logrado algo por lo que se luchó, no puede ser contenida y explicada por el Día de Celebración concebido desde el patriarcado (el Mercado, la Religión), porque es mucho más animal, y humana-animal: habla del afecto y de la celebración de un afecto, un mérito, un hecho valioso. Que la maternidad esté forzada en la camisa de fuerza patriarcal no debería quitarnos la libertad de entender que tiene valor ser una persona que gesta, pare y cuida a otras personas, y que es un tanto ridículo acusar-acusica a quienes celebran esto de estar obedeciendo al Poder, sin importar cómo lo estén haciendo o por qué. (¡No habrá diferencias importantes en cómo celebran las feministas el 8 de marzo, y cómo lo celebran los machistas!) Sin pretender ofender a nadie, creo que aquí enfrentamos (y es duro, por sus consecuencias autoritarias) la miopía del bloque «revolucionario» que metafóricamente yo llamo el Hijo Rebelde que quiere desbancar al Padre, como patriarca (siguiendo a Robin Morgan en The Demon Lover). ¿Por qué? Porque, pienso, sSi le damos al Poder establecido el poder de definir nuestro mundo así de absolutamente, ¿qué cambio a un mundo mejor (menos violento, más justo) estamos generando? Nuestra identidad contenida, condenada a ser el negativo de lo que se impone. Nuestra lucha por el respeto a la diversidad de identidades, que es literalmente un universo, como la vida en la naturaleza, inagotable, o por lo que se ha llamado inicialmente «derechos humanos» que quieras que no ha sido una idea valiosísima para impactar la tara patriarcal, aunque haya que mejorarla, por un mundo que no imponga un sistema de violencias, no se ve enriquecido por el que tengamos que aceptar la definición del Enemigo y construir nuestra identidad limitándola a ser una respuesta a ésta.
Yo pienso que una crítica desde la racionalidad empática al Día de la Madre patriarcal, bastaría, sería más útil, y no incluiría la concepción de que quienes desean hacerle una celebración de cariño y/o reconocimiento a las personas que les parieron son algo así como personas faltas de inteligencia, que sostienen al hacer esto, el Sistema de Poder establecido. Yo pienso que más se sostiene aceptando que sólo se puede mirar desde la mirada del Opresor. Bienvenida la crítica, pero el desprecio no es una herramienta r-evolucionaria, pienso yo, el pensamiento crítico (al menos desde la racionalidad empática y la inteligencia feminista) no se basa en la subestimación, el no querer ver, y el desprecio, sino en el conocimiento del mundo que se crea y del mundo humano y en la búsqueda de espacios para poderse ser. Y de ahí, como a nivel social planteó el mayo 68 y conexos, siendo sería transformando, pues tenemos los sistemas que generamos. Si las piezas no funcionan, será la máquina la obligada a cambiar, no al revés. La visión estrecha de que sólo HACIENDO lo CONTRARIO de lo que dice el PODER se contribuye al cambio social es limitada y distorsionante del potencial inmenso de la vida que existe.
Como anarquista no dogmática tengo que decir que en mi opinión, el anarquismo dogmático pierde siempre los grandes apoyos sociales que podría tener (ya que qué mayor bien puede haber para el bien común que el ideal de libertad y solidaridad? 😀 ) por eso mismo, por sus dogmas continuados de visión patriarcal, desde el Poder, que no quiere ver la vida, lo que existe, la diversidad de experiencias y de formas de analizar y explicarse las cosas y quizá lo más importante: que quizá lo que piensen tan rotundamente no sirva, porque quizá sus mentes no estén tan libres de la ideología que combaten, como bien puede saber cualquier persona que quiera sentarse a pensar no para forzar y prevalecer, pero sí para aprender a vivir y ser.
Si las religiones patriarcales y el patriarcado como Sistema social se han mantenido tantos siglos ha sido posiblemente por dos cosas: por el complejo sistema de violencias que impone y porque se han tomado las cosas humanas y se las ha explicado desde el Poder. La solución no es entonces negar las cosas humanas, sino rescatarlas de tanta distorsión. No me extraña que tantas mujeres pensadoras y activistas se hayan enfadado con los hombres y mujeres con los que al menos nominalmente comparten luchas cuando les han hecho la broma o la recriminación de que qué hacían celebrando su maternidad o la maternidad de sus madres haciéndoles gestos de cariño o de reconocimiento. El Mercado podrá ganar dinero con el Día de la Madre, pero esta celebración puede tener vida más allá del mercado, al margen del mercado, porque es humano-animal celebrar/disfrutar/concentrar la atención en cosas del afecto (al que debemos limpiar de la tara patriarcal, pero al que no tendríamos por qué renunciar y menos en nombre de una lucha que pretende justicia, modos de la noviolencia y libertad), y que te hayan parido tiene posiblemente tanta importancia como la celebración del día en que naciste. (¡Y esto lo dice alguien que no celebra ni su cumpleaños! 😀 )
Día de la madre, activismo, libertad y dogmatismo