Con timidez y alegría, pero también desde la lucha por la inteligencia feminista (es un poema lleno de siglos de lucha y cuando es de una mujer o anónima es más difícil poder leer profundo, tienes que educarte mucho, al menos es mi experiencia…), os comparto uno de mis poemas favoritos, que ya he compartido otras veces, pero hoy porque quiero contar su historia.

Oír el poema: http://vocaroo.com/i/s1KzxmaItAB4

LA LOBA

En el bosque de castaños crepita la fauna más hermosa.
Bajo la luz verde y ámbar del otoño observa la loba
con la mirada abierta del almendro y de la roca, con la visión del gamo
que salta desde la brasa de un helecho a otra brasa porque comprende.

Clavó el vuelo en su lomo el halcón y la piraña. Ahora arraigan
los sapos en sus pezuñas, arraiga el cierzo, la nieve abrasa.
Asoma entre los pelos, llama caléndula ya primavera,
el ojo de lava del guepardo, del jabalí enamorado y ronco.

Respiran hondo los troncos por sus branquias y la hojarasca
es un manto de conchas y caracolas, de mariposas, anémonas, larvas.
En el bosque hermoso crepitan los pasos de la fiera.
La loba baila: vuela la ortiga, y habita el amor en la espesura.

Del libro Tu muerte en mis sueños y los animales
LA HISTORIA

A finales de los ochenta estuve en Centroamérica trabajando con una ONG pacifista en el contexto de la guerra. En el periodo de Costa Rica investigábamos la historia de la lucha noviolenta en la Universidad de la Paz porque el gobierno sandinista, tras derrocar al dictador Somoza y empezar a reconstruir la sociedad, quería que presentáramos la investigación para plantearse una defensa nacional que combinara armas y ejército con una estructuración pública de la lucha noviolenta. Sabían mucho del tema. De los seis meses de investigación, y tras haber trabajado otros seis antes en Guatemala y El Salvador, como acompañante de personas que corrían el riesgo de ser desaparecidas y/o secuestradas y/o asesinadas por los escuadrones de la muerte, aprendiendo mucho sobre la lucha noviolenta y el amor a sobrevivir un día más, lo brillante que era aquello (yo, que venía de una Europa donde se decía «Un día más» con cansancio a menudo; donde no se veía en general lo bueno y se sobrevaloraba lo malo en ocasiones), de esos seis meses, y tras meses sometidos a mucha presión por la CIA y sus obsesiones absurdas y bélicas, decidimos que necesitábamos al menos cuatro días de descanso para poder terminar el proyecto y luego tener energía renovada para el mes de trabajo presentándolo en Nicaragua, y mi compañero y yo nos fuimos a la playa Manuel Antonio, que tiene el mar a un lado, una franja de arena blanca y fina, y al otro una selva, llena de todo tipo de caracolas pero… ¡con bicho! Al poner un pie en la selva, todo el bosque estaba vivo, incluso el suelo. Y todo mi cuerpo, de la cabeza a los pies, se llenó de esa fuerza de vida, pura belleza. Y tuve un momento de ser plenamente, yo, propia, con toda la historia de la humanidad a las espaldas, y habiendo sobrevivido en esa guerra de confusión patriarcal, que nos empuja a valorar lo que deberíamos descartar, y a despreciar lo que nos hace bien. Pense en el dolor y el sufrimiento como una ortiga, y que la rebeldía estaba en jamás renunciar al amor como modo de estar en el mundo. Era 1988 y sigo pensando que la r.evolución tiene que ver con esto!

AMANDO TODO EL BIEN QUE HACE LA LITERATURA, TODA LA R.EVOLUCIÓN QUE CONTIENE, ¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!

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