Las personas adultas mienten compulsivamente, indiscriminadamente, como personas atrapadas en una obra de ficción. Y esto no sería siempre problemático si no fuera síntoma de algo tan malo, que se suma: conciben como peligrosas a las personas que no mienten. Las tratan como peligrosas. Y es un cerrar filas que recuerda muy claramente el ambiente del linchamiento, transmite muy claramente que cuando venga un aire diferente, te sacarán de tu casa para llevarte a la plaza pública. Ha pasado continuamente en la historia. Si amo el siglo 20 allí donde me ha tocado vivir es porque nos ha librado a muchas personas de esa suerte, de puro terror, porque no hay nada más terrorífico que quienes dicen quererte puedan querer condenarte en una gran ceremonia de salvación colectiva.
La relación entre personas adultas y personas pequeñas debería darle vergüenza a las personas adultas, siempre regañando porque las personas pequeñas aprenden bien lo que las personas adultas enseñan a cada paso. Quiero pensar que es falta de inteligencia porque si no es brutal. La falta de inteligencia se compensa y neutraliza y supera usando la inteligencia, muy capaz de aprender y desarrollarse y crecer. Lo otro, es tara de violencia. Y mentir, justificado hasta la náusea todos los días, por ese parque temático de la sensatez adulta, es tan violento como la conceptualización de las mujeres, cuyas mentes no pueden verse porque sólo son cuerpos.
Qué cansancio ser mujer, por esta tara de la ideología patriarcal en todo el mundo. Da igual lo que seas, hagas, digas, pienses… no se verá, oirá, escuchará, entenderá, porque eres un ser que sólo sirve para lo que dicta la ideología patriarcal, y si eso no lo asumes, no eres nada, más que un peligro.
Cuántos crímenes a cuesta lleva esta especie violenta, siempre destruyendo las buenas posibilidades, lo que no hace daño, y aceptando hasta la indignidad lo más violento y destructivo. La mediocridad es como llaman a la violencia invisibilizada que pretende ahorrarle cosas a la violencia justificada. Porque los sistemas de violencia no pueden sostener violencia física todo el rato en todo. Nos hace falta un Libro de la Violencia, para denunciar toda esta mierda. Pero si lo escribes tú, no será ni publicado, ni leído, ni atendido, ni escuchado, ni…
Eso sí: quien ve cosas que ocurren no puede dejar de verlas.
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