Frente a una persona que se niega a regir su comportamiento por el ánimo o la inteligencia de convivir (alejándose o quedándose), ¿qué se puede hacer? Es como la educación: no puedes enseñar nada a quien no quiere aprender. Es como la violencia de los que lo acaparan todo: ni con tu violencia ni con tu noviolencia podrás nada contra quien se niega a dejar de abusar. Por ello, como activista, yo intento aportar esfuerzos que ayuden a las personas a desarrollar su inteligencia-sensibilidad (cabeza-corazón), me alejo del activismo de presión (el culpabilizador o de convencer, pienso que aunque pueda cosechar algún resultado, sobre todo hace daño, porque maneja conceptos violentos), porque si la mayoría comprendiera algunas ideas fundamentales para la convivencia, eso tendría un impacto en la sociedad y en la evolución de nuestras mentes y relaciones. Ahora bien, queda sin resolverse siempre la cuestión de qué hacer frente a quien no tiene intención alguna de dejar de hacer daño.
En la vieja película de ciencia ficción «Ultimátum a la Tierra», el representante de civilizaciones más inteligentes que las que pueblan la Tierra, que viene aquí con la misión de decirnos que es un desastre total lo que nos hacemos y lo que hacemos en lo que es nuestra casa, que procede de sociedades que han rechazado la violencia en su vida cotidiana, viaja acompañado de un robot gigante que es capaz de borrarte del mapa con un limpio rayo. Y es ése el ultimátum de civilizaciones noviolentas: si pretendemos seguir adelante por el camino de la violencia y la injusticia, nos fulminarán como cualquier terrícola fulmina una plaga, pongamos, de cucarachas: sin ningún problema moral, dado lo dañina que es la especie.
Con esto, claro, no renuncio a la noviolencia, a ninguno de mis ideales, pero es importante abordar este problema, porque aunque falte mucho para que la mayoría comprenda que se vive mejor abandonando la violencia verbal que ejercemos cotidianamente, la violencia conceptual, de actitud, el problema quedará y quizá intentar resolverlo nos ayude a dar con algo que, obviamente, nos falta.