TESORO. Yo no puedo ir a dormir sin tener agua cerca. Y hubo un tiempo en que guardaba «sobras» cerca de la cama también, por si de pronto el hambre me hiciera sufrir. No podía resistir la idea de pasar hambre o sed, si podía evitarlo con una acción. Guardaba mis tesoros, el tesoro, cerca.

El caso fue que cuando viví con más gente, concretamente, en el caso del verano cuando iba a casa de Gloria, y tenía que coger galletas o pan y subírmelas a mi cuarto, ella no me decía: “Hija, aquí tienes de todo, baja y cógelo libremente”, como hacía y haría en general la gente. Ella, a diferencia de la gente en general que encontré que no lo entendía (ni toleraba, yo ofendía), me daba directamente el paquete de galletas. No hacía falta decir nada. No era nada malo ni ofensivo ni indignante. Sólo eso: llevarse una porción de alimento por si fuera necesario usarla. Porque ella sabía lo importante que es poder dormir tranquila porque tienes un tesoro que te cuidará de penalidades y penas.

2016 Gloria Fernández López

2016 Gloria Fernández López

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