Hace años en un documental de How Art Made the World, escuché la idea-realidad de que el arte egipcio (reconocido como tal por el poder e impuesto culturalmente convirtiéndose en tradición) había optado por la representación del cuerpo que conocemos hoy, que es terriblemente antinatural, que se hacía con plantilla (proporciones fijas), y de pronto casi dolió, o me dolió, el darme cuenta de todo el arte que estaría naciéndole a la gente que no nos pasó a la historia, y que posiblemente les costó la vida, y sin duda la felicidad, pues sería como sacrilegio, deformidad, ofensa, etc. representar el cuerpo humano de maneras que no aceptara el poder. O como mínimo, no sería arte, no sería nada.
Hoy en un documental he sabido de los ostraka, y aquí hay uno, una mujer tocando el laud. Es decir, como imaginaba, y lo imaginaba porque soy humana, no porque esté loca o porque esté iluminada, tuvo que haber en todos esos cientos y cientos de años de forzar una sola representación del cuerpo humano, artistas que representaran el cuerpo de otras formas.
Este ostrakon es de (wikipedia): Deir el-Medina (Arabic: دير المدينة), an ancient Egyptian village which was home to the artisans who worked on the tombs in the Valley of the Kings during the 18th to 20th dynasties of the New Kingdom period (ca. 1550–1080 BC)[2]
El testamento de una mujer libre de este mismo pueblo: http://www.ashmolean.org/ash/objectofmonth/theobject.htm
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