El tiempo empleado en asimilar se come

la vida creativa

como una pesadilla inagotable.

Es un crimen contra la humanidad.

 

Así,

no es fácil

seguir el entramado de caminos y vacíos,

tonos de luz y sombra, ese paisaje

de orden del rumbo y de las conexiones

de lo que existe, y te pierdes

en el sentimiento de dolor, pérdida, batalla

cuando no ves más que ruido, esos momentos

abisales de inseguridad y miedo.

 

Con todo,

los cabos ásperos y punzantes,

la suavidad de las curvas,

los volúmenes y huecos,

lo que contiene y lo contenido,

pueden ser interpretados, vividos

desde diferentes puntos de apoyo, suelos,

como misterios, como sombras

de un mundo diferente que es tuyo.

 

No se puede

perder la confianza

en las visiones de realidad

que ofrece la rebeldía.

 

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