Abro el verano, la huida feliz a mi mundo,
al mundo de la libertad de movimiento,
esa bicicleta de la niñez
que te transporta lejos
de la falta de visión cotidiana;
el paseo como respiración de luz
porque todo deja impronta vital
en el claro que abre el día y también
en la oscuridad intensa y plena
de los grillos y el jazmín, las noches de verano…
Abro el verano a la lectura como viaje,
como reencuentro, el libro un puente,
y siento, conmovida, profundamente, gratitud.
Desde tus palabras, Mina Loy,
con mi voz de presente,
construyo el paso, creo ese tipo de realidad,
la que se extiende por las eras de la historia,
rebeldes, tú y yo, nuestra saga,
rescato ese pasaje de siglos
y de lucha por la vida,
conectadas,
un tipo de fortaleza gigante,
de Davida limitando los hechos de violencia de Goliat.
30 de junio de 2018, revisado el 6 de diciembre, 2018
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