SOBRE ODIAR. El tema es complejo, y el contexto hostil para hablarlo, por toda esa distorsión que la tradición valida. Pero no se puede atribuir el sentimiento de Odio a los movimientos sociales, que se dedican justamente a luchar y trabajar por cosas que tienen que ver con proteger la vida, la buena vida o con derechos, en el planeta, aunque tengan a personas que puedan odiar a quienes ejercen la violencia.
Hay mucha diferencia entre odiar a quien causa daño y no lanzarte a hacerle lo mismo porque estás luchando por un mundo diferente, donde las soluciones vienen de evitar la violencia no de fomentarla (y eso pretenden los movimientos sociales, evitar las violencias) y ejecutar tu odio, haciéndoles lo que les criticas que hacen.
Y es admirable que haya personas que puedan tener esa lucidez, muchas están en los movimientos sociales, particularmente allí. Aunque sean chuchas, digamos, patriarcales por cultura, pues también son noviolentas por elección.
Así que atribuirle odio a los movimientos sociales que son claramente noviolentos es repugnante, en la confusión que pretende sembrar o siembra, para que no salgamos nunca de la maraña atroz de la violencia como base de la cultura y la sociedad.
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