Poema de hoy con base de poema de hace cinco años
I. EN LA SALA DE ESPERA A LA MUERTE
Encuentro un espejo, me asomo, curiosa.
Están los años modificando mi morfología.
Reconozco el párpado caído, huella
de un intenso sufrimiento que no recuerdo.
Están las continuadas pestañas
protectoras
de las perfectas esferas
traductoras
del universo
de mi mente.
Están los surcos de la alegría,
esa rebelión cotidiana,
membrana de seda, génesis de la roca.
Y la nariz griega perfecta y los labios femeninos
(dado el mundo, a mi pesar) ahora
difuminándose por fuera, la coherencia inasible
de amar en libertad, con esa precisión rotunda.
II. EN LAS SALAS DE LA MUERTE
Abro un libro para pasar a otros mundos
porque viajo como el viento, desde chica,
y en el dolor de la muerte
hay que abrir ventanas.
En el transcurso me encuentro con mi cuerpo,
con el sabio aliento del placer.
Soy exactamente yo.
(Superado el histérico asedio,) Hace mucho
que no me pierdo ni me confundo
en quién soy y en el amor.
Mi cuerpo conoce y no pierde forma.
Es un camino de sabiduría, un río de vida,
una fuente inagotable, un remanso que se expande.
Mi cuerpo es un lugar en el planeta.
Cualquier día ingresará en el abismo.
Será como caer dormida y descansar.
III. EN EL MAR DE SIGLOS
La gente despavorida,
la esclava de lo feo y lo grotesco,
no siente nada, todo es avaricia, daño en ella.
Con nuestras muertes
quedamos un poco más en desamparo,
más a sus expensas, si
renunciamos a saber
que así se cavan las propias tumbas,
la tumba de una especie.
Ayer encontré un poema y leyéndolo no sabía de quién era y al llegar al final ¡supe que era mío! Me pareció interesante, y hoy según despertaba me puse a trabajarlo, que no es como normalmente yo escribo. Escribo según sale cuando sale y listo, aunque a veces sí tacho algo. Cuando trabajo un poema, me aburro y desespero un poco porque acabo sintiéndome algo traidora a lo que escribí, por eso no suelo hacerlo. Sé que es una opción.
En este caso, aunque haya salido de ese trabajo otro poema distinto en un aspecto referencial, sí recoge intenciones poéticas del original con lo que escribí hace unos cinco años (hallazgo afortunado de haber recordado y encontrado fácil lo que me dio el dato). Se ve que se trataba de un poema descartado porque no terminaba de saber (sintiendo o por otros medios) exactamente si el poema tenía vida propia, o identidad.
La fortuna de ubicarlo es porque tenía a mano un bloc donde estaban los dibujos de cuando escribí ese poema. A una muerte compleja (ya no referenciada en el poema particularmente), se añadieron dos detalles interesantes de mundo interior: que leí La ladrona de libros de Markus Zusak (sin haber visto por fortuna la película, por lo que pude imaginar desde el punto de vista presentado por el escritor) y que al haber a mano un espejito y mirarme, noté cómo me había cambiado la cara por evolución de los años, y me puse a dibujarlo para conocerlo mejor.
Estoy contenta porque se mantiene la estructura, que eso, que en una revisión no se mantenga, porque me pierda, para mí indica que el poema no tenía identidad, y por eso me aburro y lo descarto también. Y estoy contenta porque creo que este poema no es para descartar, sino para recoger si algún día puedo vencer el desbordamiento de poemas y montar otro poemario (que desde ese trabajo de los noventa del siglo anterior, la verdad, ni tiempo de ni pensarlo).