Hablar por hablar,
deshumanización,
reducir al vacío
la comunicación humana
de emoción e ideas,
ese pulso, esa compañía.
Porque antes de dar la mano,
sentir ese calor,
está la descerebrada defensa
del lugar a salvo
que lo ocupa todo,
conveniente,
ordenada,
violencia inusitada
invisible
a quien no quiere mirar.
Qué paz.
La cabeza perdida
en la versión privada
del ansia y el victimismo
del poder.
Desconexión,
miedo que todo lo arrasa.
Camino descalza. Poemas políticos