La Real Academia del Español (RAE) debería de una vez por todas, a la luz de las investigaciones de las ciencias sociales, particularmente de la Lingüística (que es decir del descriptivismo), dejarle los diccionarios de la lengua a estas personas dedicadas al estudio científico de la lengua y la comunicación, y dedicarse a los diccionarios etimológicos, que nos cuentan cuándo y cómo surgieron las palabras y ofrecen información sobre la evolución de sus significados a lo largo del tiempo, y usos. Porque está claro que el prescriptivismo que preconizan –que para nuestra desgracia resurge ahora notablemente en los concursos de la televisión (dado que la gente prefiere usar diccionarios descriptivistas de internet, diccionarios más fieles a que consultemos el significado y uso de las palabras en nuestros días), dejándonos a todas las personas patidifusas con sus «respuestas correctas»–, está cargado de errores que obstaculizan la comunicación y el conocimiento de lo que significan y de cómo se usan las palabras, es mera distorsión interesada y claramente hostil a muchas realidades humanas, por ejemplo, misógina, en su negación del uso del femenino en nuestros días. Cambio social es cambio lingüístico, desde siempre, y sus «defensas» de cosas que no son en la realidad lingüística y la evolución lingüística son barbaridades y anacronismos.

michelle renyé, mujerpalabra.net

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