Tengo neuronas capaces, conservadas
a pesar de la tara de mi grupo Opresor,
de esas que ven lo que está ahí.
Están cargaditas de catálogos de casos
sobre lo que no se quiere ver, que es decir
casos que construyen, perpetúan
el mundo que nos destruye.
Ese mundo que es nuestro y nos ciega
a diario, nos ordena no ver, apreciar o
disfrutar de la realidad cotidiana, pongamos
la compañía de Otras Personas,
la oportunidad de relación,
de compartir acción conjunta.
Ese mundo que es nuestro y siniestro
en su forzar a creer
que lo que nos da vida y alegría
es algo intolerable: amenaza, abuso, carga,
desconsideración, agresión.
Considerando los casos entre mis iguales
sincrónica y diacrónicamente
organizo la información valiosa de esas pequeñas
distorsiones asesinas:
arrogancia, ansia, subestimación,
victimismo, egocentrismo,
competencia, desprecio, no aprecio…
Ver según mandato es un verdadero problema,
por eso me ocupo en estas manualidades.
Espero no perderme cuando de nuevo lleguen
los silencios espesos y los juicios ligeros
que se obcecan en convencerte
de que haces lo que te hacen,
de que eres quien no eres.
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