No me refiero al mal de las personas que no son capaces de bondad. (Para solucionar ése, no creo que podamos evitar la violencia, aunque aludo a la de privar de libertad.) Me refiero al mal de personas capaces de bondad, que es el resultado de aceptar realizar ciertas operaciones (“lo que hace todo el mundo” y “todo el mundo entiende que se haga, aunque esté feo” porque se “cargan de razones”), las “operaciones de la mezquindad o defensividad”.

Son estos mecanismos, se me ocurre, lo que hace que sea tan difícil modificar la mentalidad por defecto que nos ha sido construida por “el mundo”, por la cultura, por la sociedad. No defienden nada bueno, destruyen, degradando a quien los protagoniza y haciendo daño a quien es objetivo de ellos.

Hoy me han dicho que esta idea tiene al menos 2.500 años, que soy socrática y platónica, y que otra visión pudiera ser que la gente no entiende ni, sobre todo, puede o quiere entender.

Hoy por lo menos he encontrado una saga.

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