Dos problemas fundamentales en el activismo son sólo muestra del problema más profundo que tenemos en general –quiero pensar por cultura, y no por naturaleza (imagino un mundo natural humano de colaboración, claro, no la falacia biologicista patriarcal del mata o muere)–:

la violencia, no saber hacer nada sin violencias varias (desde burlarse, despreciar, subestimar… como en la supuesta «ironía» patriarcal, a insultar, bloquear, sabotear, difamir, distorsionar, incluso pasar a lo físico), y esa violencia fundamental que es creer que estás en uno de dos lados que son lo único que existe, y el tuyo es el que tiene razón / es superior.

Es un pensamiento primario, pienso, de una especie obsesionada con la violencia, o con una inteligencia tarada. Ojalá no sea así, claro… pero sospecho que es así!

«La mierda que combates fuera la llevas dentro» ha sido para mí siempre una estrella guía para no caer en dogmatismos y para intentar evitar algunos tipos de violencia, ésos de la prevalencia y la superioridad moral.