Escultura “Hombre y mujer” de Antonio López y un dolor como un relámpago cuando estudiaba y disfrutaba un sábado de libertad (sept 2016, sin revisar aún por falta de tiempo, así que subrayo la idea principal!)
Ojeo una vez más el catálogo de Antonio López, del 2011, Museo Thyssen-Bornemisza, porque me encanta y estoy aprendiendo cosas. Veo la foto del grupo escultórico “Hombre y mujer” [cat. 49] y leo, sobresaltado dolor por lo que explicaré (ya que hay que explicar lo evidente cuando la ideología imperante (patriarcal, en este caso, y por favor, no se alarmen y lean; como siempre, no hay ánimo de hacer daño a nadie en la inteligencia feminista, sino amor a mejorar lo que lo está mal) ha endurecido y hecho invisible la percepción de parte de la realidad: “En la pareja escultórica de Antonio López, el desajuste entre el hombre y la mujer no es sólo de talla, sino de carácter, como reconoce el artista, porque la figura femenina, concluida mucho antes, presenta una forma como inhibida, mientras que el hombre tiene un carácter más ambicioso”.
Hacer y ser. La pregunta aquí (si pasamos por encima de respuestas clásicas para impedir la reflexión como que esas figuras sólo representan a personas concretas; sí, quizá el artista pintaba su ser hombre, que a su imagen, es más complejo, y como las niñas y los niños, se puede hacer mayor que otros retratos, es humano, porque no pintaba a un hombre concreto según se ve en los bocetos, y pintó a una mujer o un ser mujer; pero culturalmente el significado es representativo de los dos géneros que nos cuenta el Sistema que existen, y lo peor: cómo se supone que son) es ésta: quizá Ella está inhibida porque todo está orquestado para que lo esté y Él es ambicioso o un proyecto más ambicioso porque ocurre lo mismo. Por lo que inhibición y ambición no podrían tener la distribución de género que en esta interpretación que nos cuentan, validada por las palabras del autor en el catálogo, pues serían resultado de siglos de represión de las mentes humanas como resultado de atribuciones a las mismas por genitales, cosa que hoy en día no sólo se puede comprobar que es falsa porque hay más libertad y se ve que las personas se pueden desarrollar de todo tipo de maneras y todo tipo de cualidades si se las da la oportunidad, sino también empíricamente, descriptivamente, científicamente (ese gran refuerzo, ya que la ideología ciega e incapacita a las personas cuando le conviene, para que no puedan ver lo que existe y cuestiona ese orden social que se impone). El hecho cultural de impacto en tantas vidas es que durante siglos nos han dicho que el Hombre es ambicioso y la mujer no. Que él tiene un verdadero espíritu creativo, explorador, amor al descubrimiento, ganas de superación (versión patriarcal de las cualidades de curiosidad y valentía para explorar humanas) y ella no, salvo muy contadas excepciones que nos han presentado como tales.
Lo que yo no puedo decir siendo escuchada
Si yo fuera un hombre y más con lugar de valor reconocido en la sociedad podría decir: “Hay que joderse”. Como feminista, tendré que explicar, con paciencia infinita exactamente, y un amor inagotable, sabiendo que darán igual mis palabras, porque me explicarán a mí lo improcedente de lo que pienso, y la irrealidad de lo que denuncio.
Las malas ideas son malas aunque las aceptemos. Y la aparente calma, el aparente orden, encubre un crimen contra la humanidad: que no se nos ha echado de menos, que no se nos ha creído capaces de ser cosas que cualquier persona de esta especie puede ser o llegar a ser. El dolor que mueve a expresar análisis feminista a pesar de las violencias recibidas en respuesta, desde el desdeño, el ser ignorado no sólo las palabras sino la propia persona y su lugar en el mundo, la burla, a la “acusación inquisitorial”, las amenazas, el insulto, la agresión física, es un dolor movido por el amor a todo lo que ese orden patriarcal ideológicamente mata, desalentando su existencia, cuestionando su existencia, negándola, machacándola.
Mi interpretación antes de saber la del artista, y después
Cuando yo veía “Hombre y mujer” antes de leer esto, no me molestaba que el hombre fuera grande y la mujer pequeña porque pensaba que sencillamente eran no en función de representar el modelo de belleza tipo Barbie-Ken sino en función de representar su ser propio, es decir, yo no veía una representación que validara el orden patriarcal de que ella ES pequeña en todos los mensajes y él grande, sino a un hombre individual y a una mujer individual, con sus rasgos, que están juntos no porque vayan a representar los valores tradicionales, sino justamente demostrando la diversidad humana. Interpreté erróneamente, creyendo en que el artista podría estar construyendo realismo más allá del género. Pero realmente se ve que tenía ganas de ver lo que no estaba, porque después de leer su interpretación y mirar la foto de las esculturas, el mensaje está claro pero yo lo voy a nombrar mejor: ella, reprimida, contraída, ocupando el mínimo espacio, obediente; el libre, ocupando el espacio que su movimiento libre le hace ocupar, con gesto de iniciativa, de que hará diferencia que él esté en el mundo.
Pues no me gusta. No me importaría que eso (ambición, capacidad para aspirar a la luna) lo tuviera un hombre y aquello (represión, contención absoluta para no molestar) una mujer, pero no como representantes de un orden social, y es lo que nos dice la cultura cuando se representa “la pareja”, en la visión del sistema sexo-género patriarcal, que no es biológico (llevamos siglos demostrándolo pero es que se puede comprobar todos los días si se mira claro), sino educativo, cultural, y que ha ahogado la vida y el potencial de millones de personas durante siglos.
No se comprenderá y por eso lo menciono (que ojalá no hubiera que mencionarlo) la fuerza y la valentía que da saber esto y la libertad que refleja y multiplica saberlo, cuando la mayoría sigue insistiendo en cosas que no son. Y todo el amor y la inteligencia que nutre esta visión feminista. Pero como especie, está claro que confiamos más en la violencia, en nuestras concepciones patriarcales que establecen un orden humano violentísimo respecto a identidad y potencial, como punto de partido de todas las restantes violencias justificadas. Un orden que es producto de nuestra insistencial y que es irracional y violento.
Anécdota y ¡abrazos!
Como anécdota, comentar que no sólo aprecio, valoro y disfruto con la obra de Antonio López como artista. Guardo un buen recuerdo de una época de mi vida en que tuve trato profesional con su familia. De jovencita, viviendo mi familia por la misma zona de Madrid y ganándome ya algún dinero, con clases particulares, ocurrió que fui contratada como profesora particular para sus hijas, que además nos llevábamos las tres un año, por lo que el recuerdo es vago (mi vida se disparó a la estratosfera después de esta época) pero cálido y agradable. Vive en ese recuerdo también una semilla (recogí muchas antes de llegar a ser feminista consciente, porque sufría las limitaciones que impone la sociedad continuamente, en su operar diario de género, un operar que se niega a dejar en paz a las personas en este tema) que fue para mí la sorpresa de saber que su compañera también pintaba pero que era ella quien llevaba todo lo administrativo de los dos artistas, además –esto ya lo imagino- de la casa y la educación consciente (no la otra que construye todo el mundo en su operar diario).
Espero que se vea en esto texto que no estoy criticando al hombre, que sencillamente recojo hechos que si bien hemos aceptado o creado podrían evolucionar para incluir más libertad real y aliento a todo el mundo.
Volviendo a lo que decía, lo imagino porque aunque yo también amara el arte y supiera que eran artistas, él un artista reconocido e importante, yo allí iba a enseñar inglés y no a conseguir nada que no fuera lo acordado profesionalmente.
¡Abrazos! Por si ocurriera la cosa tan improbable de que este texto llegara a María, Carmen, María o Antonio, os mando un abrazo y espero que no os moleste mi reflexión, que es todo lo transparente en su intención como queda explicitado. Tengo aquí el catálogo de la exposición del Thyssen y una postal con un dibujo de María de pequeña. Y asombrada y disfrutante estoy siempre que me pongo a mirarlos. ¡Qué talento! Y ¡cuánto amor!