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1. «ELLOS LANZAN MEJOR», concluyen. En una serie documental que están echando ahora en la 2, se ve el grave problema de distorsión que existe porque en el mundo de la ciencia tampoco se desarrolle inteligencia feminista. Concluyen “desde los tres años, los hombres lanzan mucho mejor que las mujeres”. Ciertamente, ése es el resultado de muchos tests, sin embargo, de esos datos lo único que se puede concluir, desde la inteligencia feminista, es decir, desde incluir el dato de la Cultura (nuestra socialización en el sistema sexo-género patriarcal, que nos afecta ya incluso hasta en el vientre materno, pero que sin duda nos tiene ya bombardeadas/os a los tres años), es que en la cultura del movimiento corporal, se valora que el Hombre tire bien, es un rasgo de lo masculino, y que la Mujer no sepa tirar, como rasgo de lo femenino. Por eso, la gente del mundo de la ciencia necesita también equipos interdisciplinares que incluyan a personas con la inteligencia feminista más desarrollada. Porque es un error increíblemente tonto lo que concluyen porque no están teniendo en cuenta un condicionamiento fundamental humano, el sistema de género, que se cree biológico a pesar de que el ser humano tiene una impresionante imaginación, y que con libertad, las personas no se diferencian tan marcadamente en su ser por tener pene o vagina (y ya), y a pesar de que en la naturaleza hay todo tipo de identidad sexual, reproductiva y social.

2.»ELLOS HACEN REÍR MÁS». Lo de abajo me ha recordado al docu de hace unos meses, que nos decía que los hombres hacen reír más. Se ve que no se ve a las mujeres, realmente, y que no se sabe nada de la sociedad, de lo cultural que es la risa, también. ¿Tú con quién te ríes más y por qué? 

Anoche estaba junto a una pareja hetero. Ella se reía muy fuerte y él no se reía, hablaba. Ella hablaba a veces. Intenté escuchar, para saber por qué se reía tan fuerte ella. Y lo que él decía no era tan gracioso. La risa puede ser de muchos tipos y para muchas funciones. El documental mostraba escenas de un centro comercial, no de cocinas de casas, o bares de barrio, o peluquerías… y como se ve por los ejemplos, además, incluso si hubieran grabado en variedad de entornos, éstos están marcados por el sistema de género, pues se nos inculca por algo desde siempre.

La verdad es que cualquier ser humano puede hacer reír o no, pero gran parte del humor se basa en lo que se comparte, y el mundo «femenino» no hace gracia en el marco «universal» patriarcal, porque es también aquí secundario, porque que rían las mujeres sólo cuenta cuando es porque tienen que mostrar «disponibilidad al macho». Es cierto que unos casos serán que los hombres no muestran sus sentimientos, pero otros serán también porque las mujeres tienen que indicar así que están abiertas a irse a la cama con ellos, o a empezar una relación… Luego fijados cuándo se ríen los hombres, con qué comentarios y cosas, digo socialmente, no íntimamente.

Nos conducen al matadero que nos hacen construir enfermos de muy variados grados,

desde el que generaría compasión por su posición humillada si no fueran tan graves para tanta vida sus silencios y sus actos, su participación escudada en ser voz de la mayoría cobarde que obedece siempre antes que pensar o sentir, la participación en esa expresión máxima del horror que es el linchamiento de quienes son capaces de hacer algo distinto a destruir y machacar, desde esos grises empleados,

al tarado, el que no acepta ningún límite al uso y la diversidad de la violencia, siendo capaz al tiempo, por ejemplo, del máximo horror: ternura ante su niña adoptada, hija de la presa secuestrada a la que él ordenó violar en masa a sus obedientes seguidores y parir «como una perra» en un suelo de piedra que retumbaba por los gritos.

Sin embargo, disponemos ya de evidencia empírica para describir científicamente su poder: ubiquémosla en algo muy concreto que nos sirva para ilustrar uno de los cambios más profundos y perseverantes a lo largo de esta monstruosa historia de la crueldad.

Hemos recogido estos datos en un documental que reconstruye qué sería de la naturaleza si habiendo vivido nuestra especie en el planeta, dejáramos de estar — imaginemos que esos líderes tarados han usado las armas que multiplican hasta la náusea y han abandonado el planeta para llevar su lamentable historia a otra tierra. Esperamos que dicho documental de base empírica funcione como la poesía, metafóricamente. En él, esa naturaleza supuestamente amenazada ahora con ser extinguida por nuestra especie se iría tragando nuestros vestigios, y ese rastro del Imperio de Incapaces que temblaron tanto que sólo pudieron destruir, sin templanza pues para ninguna otra cosa, esos ejecutores del deshecho que cosieron a violencia lo mejor de la especie, la verdadera humanidad, quedarían reducidos a nada, por la fuerza de la vida.

Análogamente, la verdadera humanidad ha sobrevivido a siglos de una gama indescriptible de horrores que supuestamente la moldearían. Ideas taradas impuestas a través del terror, modos indescriptiblemente tarados de relación, acciones taradas hasta la náusea, palabras de la tara que es justificar la pesadilla del infierno inventado por los cobardes. Han fracasado. Por el momento, se han impuesto, pero no han podido borrar de la vida aquello que podría gobernarnos como especie, sacarnos de la barbarie. Hablamos de un hecho demostrable, que debemos recordar al despertar para no dejarnos confundir, que debemos transmitir para ampliar nuestra red vital.

Han fracasado, una y otra vez, han sido incapaces de reducirnos a lo que son. Desde esta visión más amplia, aparecen como un error de la naturaleza y como tal, están abocados a la extinción. El potencial de una especie es más poderoso que sus taras, al menos es posible considerar este desarrollo de la vida. Porque la vida es más poderosa que la muerte, por su fuerza y su diversidad, y tenemos base empírica para saberlo.

La mente humana no ha podido ser reducida al patético modelo del Sistema, que siempre ha sido cuestionado por personas con mucho más valor para la especie, un Sistema que siempre ha fracasado, por tanto, en su demencial aspiración a ordenar la vida usando la provocación del sufrimiento y el asesinato. Siempre ha habido seres humanos capaces de pensar y sentir lo que la Saga de la Tara quería borrar de nuestras naturalezas. Si no lo ves aún, empieza al menos a dejar de sumarte a su demencia.

Rechazando radicalmente seguir a las masas del linchamiento, generación tras generación, siempre, sin excepción, con lo que sería valor, solidaridad, inteligencia, han existido las PERSONAS libres.

No te rindas, no tienen razón y te odian. Qué respeto puede merecer alguien que ejecuta sentimientos tan faltos de inteligencia.

Nuestra historia es demasiado joven como para que haya quedado demostrado que no terminará la racionalidad empática gobernando nuestros conceptos, lenguaje y acciones.

Que sigan linchando en sus pequeños puestos de poder. Eso sólo es síntoma de su incapacidad. No te desvíes de tu camino, aunque puedas verlo todo. En tu vulnerabilidad está el germen de la liberación de la especie de este ejército implacable. Visualiza tu valor.