
Tag Archive: conceptos rescatados
“Soy vieja” no significa lo que entienden
Cuando digo “soy vieja” es normalmente para indicar que lo que expreso lo dice alguien que ha llegado a esa edad humana. (Sugiero que se relea la frase para entender lo que pone, sin interpretar cosas que no expresa.)
Llegar a la vejez me parece increíble, lo celebro a diario, lo disfruto a diario, aunque aquí también hay trabajos de aprendizaje (como en todas las edades humanas, muchos menos, pero importantes). Yo no cambiaría esta fase por ninguna anterior, sin dudarlo un segundo no la cambiaría. Ser mujer en los patriarcados de violencia-prevalencia es muy pesado.
Si eres Mujer, la gente a tu alrededor siempre partirá de dudar de tu inteligencia, de que estés diciendo lo que quieres decir, de tu cordura, aunque te “quieran bien”. Si en general, en esta cultura y sus valores, lo normal es no escuchar, cuando además dices que eres vieja, saltarán todas las alarmas en lugar de entenderse por qué se da esa información. Entre la gente más joven suscitará condescendencia, “No eres vieja” (aunque es lo que eres ¡y lo ven!) y entre gente de tu edad, horror (como si ser vieja fuera tener un pie en la tumba, cuando morir es algo que ocurre mucho a todas las edades, y no te digo si además te matan). Ser vieja no es algo que suscite interés ni curiosidad, en general, ni respeto, claro. Lo que hará pronto la gente es corregirte, orientarte, «apoyarte», porque no piensan ni siquiera leen lo que pones, para entender el mensaje. No cabe en la cabeza que nadie pueda decir “Soy vieja” como información para que te ubiques, pues no igual decir algo desde la vejez que desde la juventud. No quiere decir que en la vejez todo el mundo tenga razón frente a la juventud. Este marco intepretativo patriarcal que perpetúa la guerra en todo y del que yo soy muy consciente para escapar a menudo. Pero sí quiere decir que hay posibilidades que esa persona haya observado, meditado y aprendido algo que podría tener algún valor para quien escucha o incluso la comunidad.
Como soy vieja, es decir, como vengo observando este problema de forzar a la gente a ver la vejez como algo malo, y desvalorizarla, todo principalmente sin mala intención desde que cumplí 50 años hasta hoy casi 12 años después, es decir, como no hablo sin haber observado (soy así, aunque vieja, de naturaleza viva, curiosa, de buscar conexiones y tranformaciones de lo malo, soluciones noviolentas; me gusta observar y/para comprender, y la imaginación la uso para mil cosas pero no para no escuchar lo que la gente dice), voy a recomendar algo:
Que antes de interpretar un mensaje, se lea con atención, sobre todo si el impulso es de inmediato a CORREGIR a la persona, particularmente a quien se identifica socialmente como Mujer (yo ya lo dije de pequeña, cuando me decían a cada paso que “Eso no es de niñas”: seré un saltamontes). Que antes de determinar que una mujer NO SABE LLAMARSE, no sabe lo que se dice, hagáis como se recomendaba cuando empezaron las redes sociales o hacia 2010, al menos entre gente que nos comunicábamos porque sabíamos las posibilidades de transformación social que representaba que cualquier persona pudiera acceder a todas las informaciones y a comunicarse con todo tipo de personas en internet: preguntar antes de responder para verificar si se ha interpretado bien el mensaje (sobre todo si ves muy claro que tienes que decirle algo a esa persona, sea “bueno o malo”). Porque a lo mejor has interpretado mal, y hay que verificar que entiendes lo que ha puesto la persona a la que vas a indicar que no sabe lo que se dice.
Yo no digo “soy mayor” porque es un comparativo, y esta edad para mí no depende de comparación alguna, tiene su propio estatus, su propio nombre: vieja, vejez. Y no digo nunca “soy vieja” desde el apocamiento, si se leen los mensajes donde aparece, se puede verificar porque el resto del mensaje le da un contexto que permite la correcta interpretación.
La edad anciana cubre todos los años de todas las edades anteriores, como dice mi amiga Marie (si no te matan, no te matas, o no mueres por alguna enfermedad). Digo soy vieja con orgullo por haber llegado aquí, me parece increíble y motivo de celebración diaria. Yo ya vivía al día, es una tendencia que heredo de mi madre, y de una familia con tendencias a librarse de la normalización inescapable por su amor al arte, a la creatividad, a la imaginación. Y éste sigue siendo para mí ahora en la vejez un enfoque muy bueno, vivir al día.
Esta edad es un lugar incomparable cuando no te has dejado (todo un inmenso forzarte de continuo), cuando has sobrevivido a tu sociedad y cultura sin perder tus cualidades humanas, cuando has atravesado sin perderte a pesar de la inmensa dificultad mil luchas añadidas a todas las demás, luchas para normalizarte, que es decir, someterte a la visión prevalente, tan destructiva y hostil a todo lo bueno humano. No cambiaría mi cabeza de hoy, por mi cabeza antes, cuando dudé tanto de mi criterio porque la gente no tiene vergüenza de ejercitar la dominación, el intento continuado de forzar a otras personas a ser como ven.
Lo expreso de nuevo. Ser (vista como) Mujer en esta sociedad ha sido un infierno de masiva falta de respeto a todas horas, desde mi infancia, adolescencia, juventud mayor, edad madura, siempre, por la obsesión cultural y social de normalizarnos a una identidad que nos es ajena. Como persona fundamentalmente empática, inteligente y altruista, he escuchado y considerado, por si yo estaba en un error, he incluso dudado de mí misma, dada la magnitud del consenso, hasta ver eso, que la inmensa mayoría no se da cuenta de cómo perpetúa la cultura de violencia-prevalencia a cada paso, porque lo importante es tener razón, ese forzar, para dominar, someter, porque la identidad se tiene necesariamente que construir a costa de otras identidades, es Ley del Padre, y merece todo el desprecio y las violencias posibles si no se acata esta ley. Yo he sobrevivido a todo esto conservando mi cabeza, y me parece un mérito llegar a la vejez, no sólo una suerte. Feliz de ser vieja.
Recomendaría que se prestara más atención al lenguaje que usamos y cómo nos comunicamos. Se vería más claro, aunque requiere un control del miedo o valentía que ciertamente nace de valorar más rescatar lo más humano porque la cultura nos ha perjudicado hasta la médula. Aunque la intención sea buena, interpretar el uso de la palabra “vieja” patriarcalmente sin salvación es perpetuar sus sistemas de capacitismo, edadismo, y misoginia. Es educarnos en decirnos que las mujeres no razonan, no saben lo que se dicen, ¡no saben cómo se llaman! (concebir que esto es posible viene de nuestra perpetuación del lenguaje androcéntrico, tan humillante porque cuando hablamos como personas nos suena mal usar el femenino, que supuestamente es un rasgo fundamental de quiénes somos; si te llamas en masculino, no te tienes ni el mínimo respeto de llamarte sola quien en principio dices que eres, por qué te va a respetar el resto de la sociedad). Es educarnos a pensar que ser vieja es tan malo que no puede ni nombrarse, que las únicas capacidades que importan pasan por ser joven, porque en realidad haber aprendido en la vida en esta guerra perpetua contra las identidades, para normalizar de acuerdo a valores terribles, autodestructivos, no merece ningún respeto.
En fin. Yo seguiré llamándome como me llamo. No existe ninguna posibilidad, desde mi conocimiento y experiencia, de que deje de llamarme vieja.
Fuente: https://www.mujerpalabra.net/blog/?p=6273 «Palabras. Cuaderno de apuntes de michelle renyé» En mujerpalabra.net > Creadoras

La historia de las culturas patriarcales que yo llamo de violencia-prevalencia porque se basan en la construcción identitaria del modelo de la Historia sancionada que es la única que se reconoce como humana, está atravesada de construcción identitaria a costa de uno de los dos grupos humanos a que se reduce la condición humana: ser Hombre implica dominar y demostrar la inferioridad de la Mujer (la Mujer, como grupo dominado, debe validarle, y eso se hace masivamente a través del uso del lenguaje androcéntrico). Ser cis y heterosexual implica concebir como enfermas a personas con otros cuerpos y sexualidades (incluidas las no-binarias), a pesar de nuestra larga humanstory natural identitaria. Ser persona «blanca» implica explicar la superioridad por color de piel, construida además con ese arma que son las naciones-estado, tan supuestamente homogéneas en identidad nacional o de pueblo humano, construidas sobre aplastar otras culturas humanas. Y así con todos los sistemas de opresión que construyen el mundo prevalente en el planeta, un mundo marcado por la sacralización del odio y la guerra como arma para la “resolución” de los problemas. Ni podemos nombrar este supremacismo cultural construido continuamente para imponerse al precio que sea, incluida la extinción. Ni se puede hablar de esto.
Tengo muy observado en las aulas y la sociedad que nos cuesta mucho aprender cosas “naturales” humanas por influencia de la cultura prevalente, por esos “valores” de «odio y guerra» en todo a todas horas, que construyen modos de hacer las cosas desde la hostilidad al otro grupo, no desde la racionalidad empática, mucho más eficaz para resolver problemas sin complicarlos, sin agravarlos. Desde esa ideología cultural prevalente que niega y distorsiona, que detesta talentos humanos tan fundamentales para la supervivencia y la convivencia como la imaginación y la empatía. Todo lo relacionado con la colaboración desde el respeto a la natural diversidad es visto como ridículo e intolerable si llega el caso.
Pero si pensamos desde la no alienación de la condición humana, desde la empatía y no desde la tradición cultural sancionada, está claro que es perverso que se diga que las personas jóvenes y adultas no representadas ni tenidas en cuenta en las narrativas empleadas en el sistema educativo padecen “fracaso escolar”. De lo que yo tengo visto, las personas que supuestamente se encuentran representadas en esas narrativas también lo padecen. Porque nuestro problema es una cultura irracional y violenta que se nutre de la destrucción, que nos hace creer que eso es natural, que desprecia todo lo que nos permitiría desarrollarnos y convivir, nos convence de que lo natural al Hombre blanco que es imagen del Creador, es percibir “al Otro” como amenaza, no lo que a diario podríamos percibir porque ocurre: que lo natural, como especie, es nuestra curiosidad, nuestra creatividad, que aplicamos a conocer el mundo y a resolver los problemas, nuestra capacidad para resolver problemas colaborando. Eso que debería ser el camino abierto en los lugares del sistema educativo, y no la destructiva Cultura Examen que tan eficazmente representa la cultura prevalente.
La inteligencia humana sabe muchas cosas, y si aprende lento, con dificultad, es que sabe algo importante que no se está reconociendo, no está en el funcionamiento de nuestra construcción social, y por tanto, se nos niega en nuestra propia persona. Yo he visto en el aula cómo cualquier persona, con traumas de ninguneo o vapuleo o teóricamente no, es capaz de aprender todo tipo de cosas y crecer sin traicionar su identidad cuando el entorno no es hostil, ofrece apoyo, amor, respeto, asistencia. Y lo he visto en mi propia vida como persona de una sociedad y cultura, a pesar de sus injusticias y violencias. De hecho, me asombra que con todas las violencias padecidas, esta cultura que deberíamos comprender se supera con nuestra evolución humanizante, no ha logrado cambiar la naturaleza humana, destruir lo bueno de lo que es capaz. Estudiar críticamente la Cultura Examen, cómo destruye la capacidad de aprendizaje significativo de todo el mundo, podría ayudar mucho a que percibiéramos mejor quiénes somos y qué potencial tenemos para superar las violencias, cómo se hace. Todo está a nuestro alrededor, en este caos de confusión y violencia.
Así que a mí, cuando escucho lo de que el pueblo gitano, las personas inmigrantes, las personas creativas y empáticas, las personas con cuerpos o sexualidad no-normativas va mal en estudios, no se esfuerza, no aprende, no me convence. Lo que ocurre es que no somos conscientes, nos cuesta comprender que venimos de la atroz narrativa de nuestro pasado, esa que excluye a la inmensa mayor parte de la humanidad, de nuestras identidades y esfuerzos, de nuestros talentos. Y todo seguirá igual si cada vez que avanzamos en comprender cómo se puede convivir en diversidad sin machacar, volvemos a justificar el orden de que sólo cabe la guerra y sus nombres del ninguneo y el odio.
NOTAS VELOCES GESTADAS EN LA EXPERIENCIA DE VIVIR. IDENTIDADES Y VIOLENCIAS
CONECTAR PARA QUE NO SE SOSTENGA LA CULTURA DE VIOLENCIA-PREVALENCIA
Violencia e identidad: cómo se concibe y ejecuta que la propia identidad se construye a costa de la identidad de otras personas. Todo el mundo participa: todos los sistemas para construir, mantener y desarrollar el mundo de supremacía de las culturas patriarcales de violencias-prevalencia suponen una reducción de todo en la vida a dos “bandos”. Un bando es el Bien y la Fuerza y debe prevalecer sobre el otro. El resto es la Otra identidad, representa el Mal y la Debilidad y debe ser dominado / sometido, y explotado, porque alguien tiene que sostener la vida.
Las guerras identitarias y por la apropiación o dominación se desarrollan a través de múltiples sistemas de opresión binarios, para que no haya opciones, confusión. Hablemos de odio a la naturaleza de otras especies, identidad homogeneizada binaria sexo-género (el Hombre, y la heteronormatividad), nación-estado (apropiación de territorio, homogeneización nacionalista, guerras para apropiar recursos y contra los pueblos, modelos culturales diversos), acumulación de dinero para sostener la explotación de quienes no los tienen, supremacismo blanco, capacitismo…
Que no hay nada tan contrario a lo que es la naturaleza humana, diversa, empática, creativa, de apoyo mutuo, curiosidad y colaboración, como se empieza a escuchar de la denostada y distorsionada “prehistoria” es algo que sé desde mi experiencia en mi mente y cuerpo, a pesar de la brutal “educación”, impuesta por todos lados, empezando por los usos que se quieren imponer del lenguaje, tan del odio y la prevalencia. Y sé que lo que yo soy no es único, sino un hecho en la especie. Que prevalezcan las culturas más violentas, las personas más violentas, no quiere decir que no tengamos fuerza de vida y transformación las alternativas humanas más empáticas, creativas y noviolentas. Más inteligentes para vivir en lugar de estar en perpetua guerra contra todo, incluida una misma. De hecho, culturas violentas se autodestruyen, y mientras se mantienen y transforman, como hemos logrado hacer contra todo durante siglos y se ve en el lenguaje también, no sólo en el arte y los movimientos sociales, y todo lo que nos procuran, es por todo existen otras opciones, de protección de la vida y la convivencia, no sólo las violencias múltiples que enfrentamos como especie a manos de los patriarcados de violencia-prevalencia, esa “opción” cultural basada en el odio a la vida.
Considerando todas las violencias que enfrentamos, pienso que esto de guerras dentro de los movimientos sociales (muchas veces consecuencia de daños que proceden de las ideologías de partido político, con su patriarcal relación con éstos) es falto de inteligencia que podríamos aplicar con algo más de autocrítica e introspección sobre cómo nos impacta la cultura prevalente aunque creamos que no. El tema de la identidad es vital para perpetuarla, negar la realidad humana identitaria, desde los cuerpos, modos de ser, caracteres, sexualidades, a las naciones-estado que niegan toda la diversidad cultural sobre la que se imponen, pasando por todo lo demás.
Cuánto más y mejor avanzaríamos si hubiera más claridad sobre qué es respetar a las personas, los pueblos y la naturaleza, qué nociones que asumimos como “de especie humana” no lo son, y no ayudan.
Anónima en mundo de culturas de violencia-prevalencia (pensamiento al despertar, anoche escuchaba a Cristina Morales en la librería La Pantera Rosa de Zaragoza, maravilla de tecnología, vídeos e internet! Esto no es en respuesta a nada de lo escuchado, sólo una reflexión propia)
El problema de no cobrar cuando aportas a la construcción de la cultura, desde la transformación de la cultura que investigamos y ensayamos a diario, es que ni fuera ni dentro de tus mundos valoran o apoyan o cuidan el aporte, aunque les sirva para pensar, ofrezca palabras, enfoques, ideas, conocimientos, base emocional para abordar acciones, caminos abiertos… En el peor de los casos, suponiendo que lo que aportes no les valiera, no hay consciencia de que se atiende a un trabajo, un esfuerzo procedente de esa masa anónima que soporta y mueve el mundo, y que por tanto, a no ser que todo sea el dios dinero, a nivel humano, a nivel comunidad, debe verse, atenderse, que es decir, valorarse, darle existencia porque lo miran otras miradas, debe no usarse a escondidas digamos, ocultándose (fase que no obstante nos deja la libertad que usamos), distorsionarse (fase que puede esclavizar al imponer tener que dar respuestas a la agresión), o destruirse (como hace el genocidio, o lo intenta). Lo que internet nos ha dado es extraordinario, porque hemos multiplicado las huellas de realidad, los rastros de no-enajenación, atendiéndonos se ve de dónde salen las cosas valiosas en este infierno que son las culturas de violencia-prevalencia patriarcales. No sorprende que los documentos de derechos humanos individuales y de pueblos no sean respetados en las naciones-estado, porque esas ideas nacen de las poblaciones, de su impacto, aunque sean los partidos políticos y esas estructuras de gobierno que usan, la mediación, mediadores fagocitadores y distorsionadores, también, que ayudan a borrar la realidad de los hechos de nuestra evolución, para protagonizar.
Las problemáticas que impone el dinero y sus estructuras de destrucción, sufrimiento y muerte, es que nadie puede escapar a necesitarlo, aunque reduzca cuánto necesita para vivir. Y cómo tanto si lo consigues como si no, el dinero se interpone en las relaciones, a quién valoras, cuánto te interesa lo que otra gente comunica. Si compartes tu dinero, te conviertes en una fuente de dinero, deshumanizada automáticamente. Si no cobras el aporte, te conviertes automática en un cuerpo a explotar, sin dar siquiera las gracias. Nadie tiene tiempo ni gratitud para quienes comparten, para quienes no ven que “mis intereses” o “mi familia” sean eso, porque su marco mental-emocional es mucho más empático.
Por otro lado, me parece mejor, dada la existencia de internet y de tecnologías que nos permiten plasmar nuestros mundos, el anonimato. Como creadora y pensadora, no ya como activista quiero decir, y tampoco como humana en un mundo de violencia-prevalencia misógino, de inferiorización absoluta y radical de media humanidad por razones de prevalencia para determinar si podemos o no gestar, como creadora y pensadora, esto de tenerlo que levantar todo con el apoyo que yo pueda darme consiguiendo las máquinas necesarias (el ordenador, la impresora, el papel, la conexión, el software), sabiendo hacer de todo, para crear mis libros, y sacándolos al foro público donde estarán anónimos, es lo menos malo, y al tiempo, muy bueno, aunque la educación que nos damos como culturas humanas de violencia-prevalencia te ubique en momentos de debilidad mental en los que puedes llegar a pensar que no eres si no te reconocen afuera, que no has tenido impacto. Son los espejismos de estas culturas de violencia. La historia de la humanidad no está escrita, sólo cuentos que dan una imagen desempoderante, para tenernos enajenadas de la realidad. Como animal humano, soy de la saga que sabe que el odio y esta demencialidad de destrucción e injusticia, no son lo único que la especie puede generar, que lo que nos ha permitido sobrevivir a diario y durante milenios, no ha sido ese odio, esos “mis intereses-mi familia”, sino la imaginación y la empatía, y sus mundos asombrosos de vida y de construcción de soluciones.

¿CULTURA DE PAZ? CUANDO EN LOS CENTROS EDUCATIVOS SE HABLA DE PAZ
¿SE HABLA DEL DERECHO DE OBJECIÓN
DE CONCIENCIA?
SIEMPRE HAY PERSONAS PEQUEÑAS Y ADULTAS QUE SERÍAN OBJETORAS DE CONCIENCIA
¿SE AYUDA A COMPRENDER EL DERECHO HUMANO DE QUIEN NO QUIERE MATAR, VIOLAR, TORTURAR O DESTRUIR Y ROBAR EN UNA GUERRA?
LA GUERRA ESTÁ TAN JUSTIFICADA QUE SE VE COMO CUESTIÓN IDEOLÓGICA LO QUE ES DERECHO HUMANO
LA GUERRA ES UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD
GENÉTICA Y DESCENDENCIA. La gente que quiere tener descendencia debería leer un poco sobre genética, para quitarse esa idea desinformada sobre que su descendencia tiene más genes suyos que si adopta, y llegar a la opción brutal que ofrece la sociedad patriarcal a quien tiene dinero de alquilar a una mujer para geste sus genes. Si supiera, creo que se organizaría entonces (todo ese esfuerzo y dinero) para luchar por leyes de adopción que ayudaran a millones de peques del planeta y de aquí que por pobreza (exclusión) necesitan quienes les cuiden.Ciertamente, entre amistades se pueden hacer cosas de prestarse el cuerpo y demás. Pedirle semen a un amigo para chutártelo a ver si te quedas, conozco un caso muy feliz. Quedarte sin formar pareja y haciéndolo con amante(s), libremente (donación de semen unawares, sin saberlo, pero no es oro, vaya, y no te van a pedir cuentas, y tú ya lo vas «regalando» incluso forzando por ahí, incluso sabiendo que la mujer no quiere quedarse embarazada y la estás poniendo en riesgo. Además, ser «padre» es más que echar un polvo, y si cuando lo echas no estás haciéndolo para tener descendencia, y de hecho te importa una mierda si ella se queda embarazada, pues que ella controle y elija si quiere o no es tema de ella, lógicamente, porque es una PERSONA con derechos humanos). O pedirle una pareja hetero a una amiga que le geste su bebé. En general eso ha ocurrido en el mundo libre en los 70 y 80 y no tenía nada que ver con la contratación de mujeres para gestar para desconocidos por dinero, es decir, por necesidad económica.HAY muchas cosas de génetica rulando que apuntan a la realidad que podemos verificar cotidianamente: que quizá, mira, entre hermanas y hermanos, los parecidos son escasos o nulos, y que puedes parecerte físicamente a millones de personas con las que no tienes parentesco familiar. Somos de una misma especie, lo de la semillita propia de una y uno es una mala razón para tener descendencia, un tema que debería, pienso yo que no la tengo ni la he querido tener nunca, relacionarse con el amor a convivir con, cuidar, proveer a una personita hasta que pueda valerse sola.
Recordando a Roberto Echevarría
No le conté a mi amigo (o hermano, feminista) Roberto, de Ecuador, la broma de los gordidedos, porque la reservaba para cuando nos viéramos aquí en España. Aunque trasladáramos el escenario de la terraza de Galdós del Retiro en Madrid (aún no habían aislado la escultura de la terraza) a un chiringuito de Fuengirola en compañía, esta vez, posiblemente, de nuestras parejas (a quienes no conocíamos), pensaba bromear con la tontería de que por qué a él le ponían cientos de gordidedos si posteaba “gatitos” y a mí, una pensadora de la racionalidad empática, la acuñadora del concepto “desarrollar inteligencia feminista” que tanta ayuda a evitar debates muertos, guerras, callejones sin salida, sobre todo en coeducación con personas adultas, la mayoría lectora mía no dejaba rastro alguno de haberme leído, esa pequeña mezquindad –más puzzling o inquietante para el caso de hermanas feministas.
Roberto sí había expresado su aprecio con un gordidedo, como hago yo (esté yo o no de acuerdo con el contenido), a mi aportación de ideas en la lucha “por la construcción de un mundo menos violento e injusto”, como decimos en mujerpalabra.net, y era una opinión valiosa para mí, por la cabeza-corazón de Roberto y porque Roberto leía habitualmente, mucho, enterándose, no como yo, que no soy una buena lectora desde el punto de vista académico-de-lo-que-existe. Cuando empiezo a leer enseguida entro en diálogo creativo. Roberto leía ensayo feminista. Aparte de fotos de animales y de la naturaleza en general, un descanso y un recreo visual del día, posteaba libros feministas, y obras de escritoras.
Aquel día del Retiro me regaló un libro de Beatriz/Paul Preciado, porque le interesaba mi opinión (que enseguida le medio di porque había leído la mitad, que es mucho para mí tratándose de ensayo). Me regaló también un CD de jazz, lo tercero que posteaba y nos unía como hermanos. Se trataba de un músico que yo no conocía y cuyas composiciones él veía como un mundo musical parecido al mundo de palabras que yo creaba.
El regalo de jazz, al escucharlo, me dejó muy impresionada, porque más o menos hasta cerca de los cuarenta yo pensaba que mi inteligencia tenía severas carencias y deficiencias. En mi casa, mi madre siempre la había apreciado, aunque no la tuviera en cuenta para sus decisiones de vida, pero fuera de casa, en el sistema educativo, en el mundo del activismo, en las relaciones de amistad, salvo fundamentales y maravillosas excepciones que no siempre supe usar para crecer en su medida, las personas que no toleran la convivencia con quienes no acatan y repiten, esa mayoría aplastante de autoproclamada “normalidad” o “verdad” (para otros casos), hizo lo que siempre hace, sin querer o queriendo: presionar por todos los medios para tu asimilación por esa masa de acción cultural prevalente, o contribuir a tu destrucción (ese parque temático del horror), por decirlo imitando el estilo de Jo cuando leía sus primeras obras a sus hermanas, en la Little Women (1868) de Louisa May Alcott, que yo conocí por el cine (dirigida por Mervin LeRoy en 1949).
Roberto, sin duda, ha sido una de las personas hermanas en la vida cuya amistad me ayudó a verme más allá de toda la mierda autodestructiva que la cultura te echa encima por ser una mujer en una sociedad patriarcal. La lucha por limpiar la mirada (otro concepto que él identificó como propio de mi trabajo de escritora) la llevamos cada cual, nadie puede hacerte ver, comprender, es un proceso interno. Pero podemos ayudarnos, acompañándonos de formas noviolentas, eso es una forma de apoyarse. Las cosas más importantes son sencillas en realidad (igual que las cosas más placenteras son “gratis”, para horror del Mercado). Hay gente cuya compañía facilita la tarea de vivir y hacer en la vida, y es que la mera compañía en este mundo brutal tiene un valor y un efecto extraordinario. Fijaos cómo dibujaba y pintaba Van Gogh al mínimo signo de vida de contacto, comunicación, reconocimiento de alguien, y mira que enfrentó mucha mezquindad, pero todo depende de todas las partes, y cómo recibía, con qué extraordinaria amplitud mental. Camille Claudel, sin embargo, al estar encerrada y torturada, sólo pudo responder no volviendo a hacer aquello por lo que de hecho dio su vida, crear esculturas. Además de encerrada y considerada loca, esa atrocidad indescriptible, inasumible, revientacabezas, nadie estuvo a su lado (y mira que su cuerpo la tuvo allí no sé si tres décadas o más). MiCamille.
En venganza noviolenta por esa arma de destrucción selectiva que es la envidia ejecutada cotidianamente por “buenas y malas personas”, quería hablar un poco de mi vivencia de la envidia, y de por qué importa el tema socialmente, unas pinceladas.
Aunque he vivido lo de ser objetivo de las personas envidiosas que no solo lo sienten, piensan o imaginan, he tenido un contexto más favorable que me ha ayudado a resistir, y poder ser y crecer por mis caminos. Aunque, como Van Gogh soy muy responsive, creo que si no tengo la obra que ciertamente podría tener como escritora o el impacto en el sistema educativo per se como docente, no ha sido sólo porque mi vida de ideales anarquistas me llevara a trabajar apasionadamente por mi comunidad (la que tenía delante, literalmente), como cuando vivimos en tiempos de guerra convencional, sin una idea del protagonismo del yo y su reconocimiento (nunca me ha sobrado tiempo para presentar proyectos a premios o subvenciones, no sé cómo eso se consigue cuando se coordinan, crean, informan proyectos, no hay tiempo material, y sólo los formularios son una camisa de fuerza y un molde desvirtuadora, porque quienes los elaboran no comprenden, pienso, la innovación, o no tienen tiempo de revisar su trabajo en relación a la realidad).
Mi comentario de los gordidedos nacía del humor, no de la envidia. ¡Ay, el humor, que se usa tan a menudo nada menos que como coartada de la envidia! Aunque la sabiduría popular en España dice que la envidia es el deporte nacional (de hombres y mujeres, aunque se asocie junto al cotilleo, al mundo femenino, presentado como menor incluso en las democracias del 21), creo que ese sentimiento lo sentí en un par de ocasiones, y muy flojito. Debí de procesarlo en seguida para descartarlo como modo mío de relación o asimilación. Creo que hago esas cosas desde pequeña y no sé si le pasa a más personas. Elijo. Asumo la responsabilidad de mi vida. Va con el amor a la libertad. A los seis años ya lo sabía. Y se ve que cuando experimenté la envidia no me gustó, que no estaba en mí como pasión, porque no la he vuelto a sentir.
Me pasó algo así con los celos. Los sentí, un vendaval destructor, en algunos momentos de la juventud, al punto en una ocasión de perder la voluntad, el habla, tres días, después de gritar y llorar como una verdadera posesa unos cuantos días antes, y luego ya, si te he visto no me acuerdo. Tengo la suerte de que mi cuerpo trabaja a mi favor, y cuando mi cabeza no me salva de algo malo para mí porque me vence la autodestrucción aprendida o el desánimo, mi cuerpo viene al rescate. Me ha salvado ya de varias destrucciones certeras, la última haciéndome pedir la excedencia voluntaria en la pública para salvar mi salud (aunque en otra esfera, también fue determinante la opinión de mi pareja), precisamente debido a los hechos de personas envidiosas y de ese grupo humano, uso una pintada de Rafael Sánchez Ferlosio, “Tolerante, piel de elefante”. Cero interés en los celos, en el mundo que incluye los celos. En la juventud, puedes llegar por accidente a esos mundos, porque desconoces muchas vivencias, pero luego ya sabes cosas y puedes elegir no entrar ahí. Esto lo pienso y lo he experimentado en mi vida.
Del mundo de la envidia, he observado a lo largo de la vida cómo se emplea a niveles de complicación y violencia extremos (por eso no debe verse como una emoción “menor”, fea sí, y como el alcohol, con capacidad destructiva potencial), al punto de pretender destruir las vidas de las personas, o intentarlo, claro. Introduzco un punto para subrayar esto: Intentarlo porque para destruir necesitas a todas las partes, ¡también a la que es objeto del afán destructor! Y a veces les sale muy mal, porque la persona no se deja destruir, no está en su naturaleza, a pesar del adoctrinamiento patriarcal a las mujeres, que afecta, pero no a ese punto. Cuántas personas admirables ha habido resistiendo esa brutalidad… Y ciertamente, la especie se ha quedado sin todo lo que podrían haber aportado, que es mucho más de lo mucho que ya es que resistieran y existieran.
Los movimientos social y artístico deberían abordar el tema de las personas que operan por envidia, siquiera para que seamos conscientes de todos los obstáculos y daños que generan, el espacio que le quitan a la sororidad y la solidaridad, a la colaboración y el apoyo mutuo, que son las cosas que nos ayudaron a sobrevivir en la prehistoria, cuando como especie éramos poca cosa frente a grandes peligros a nuestra supervivencia.
Como educadora a nivel profesional remunerado, pienso también que hay labor en plantear el tema en el sistema educativo, para ayudar a comprender que vivir en la envidia no es sólo malgastar la vida propia, si sólo se piensa en sí: es vivir cada día así, míseramente, una vida pequeña y mezquina, sin capacidad de mirar al frente y mucho menos contemplar el mundo y respirar. Y es hacer un daño importante a nuestra evolución hacia mundo más justos y menos violentos. Porque en la envidia se practica a diario con el lenguaje, la actitud, los hechos, los sentimientos, las ideas, todas las violencias patriarcales que justifican este sistema de violencias, siempre la sacrosanta violencia, forzar, imponer, juzgar, condenar, por identidad, por la libertad humana creativa y de pensamiento, esa sustancia de ser y estar.
Creo que el modelo de elegir pasiones (por ejemplo, la de despertar con la resolución de la alegría, por más difícil que lo pongan las personas y sistemas, y aunque a veces se tropiece y falten fuerzas y visión, contando con todo ello, la compleja realidad) tiene que crearse conscientemente como un modelo humanizante que dé más a cada persona y a la comunidad, porque hay una conexión íntima, igual que en toda vida cotidiana se rastrean las grandes guerras.
Con Roberto, no pudimos reírnos con mi broma de los gordidedos y los gatitos, que amamos con espontaneidad y resolución. Su Thelonius, y por aquí, quienes nos han adoptado y nos traen locatis, la Osipanda Gorgorita Porfavor y el Negrito Marramiaú, que son quienes reciben visitas, no de gatas y gatos callejeros como nos pasaba antes de que llegaran, en las madrugadas (que somos de acostarnos a las tres), sino de gatos vecinos, sobre todo de Totó el Destructor, que viene a descansar y nos bufa cuando le peta, como un poseso, porque lo educaron personitas y no se atreve a hacerlo en su casa por si lo castigan.
FORZAR A UN SER HUMANO A LA GESTACIÓN ES TORTURA. Un bebé es una persona, alguien que ha nacido, que ha dejado el cuerpo ajeno para tener vida propia. Las mujeres tienen derechos humanos. No son asesinas de bebés. Esto no lo ve así la gente creyente. Sólo lo ven así asesinos y torturadores misóginos, vergüenza de la humanidad. DEFIENDE LA HUMANIDAD, NO LA VUELTA A LA EDAD MEDIA.
Y respuestas varias a comentarios leídos por ahí, de gente no sólo poco empática, sino misógina inconsciente sobre todo.
- Ninguna mujer que se ve obligada a abortar lo desea. De hecho, siempre que pueden lo evitan. Pero la violación y la pobreza y la religión justamente se llevan sus vidas. Un poco de empatía y menos misoginia es lo que necesita el planeta. QUIENES ASESINAN EN EL MUNDO SON LOS HOMBRES PORQUE VIVIMOS EN SOCIEDADES ASÍ DE ESPECIALIZADAS.
- Lo repugnante éticamente es que siempre lo deciden los hombres. Y deciden cuándo es legal y cuándo no, no por la vida de nadie, sino por sus intereses de guerra, de política, de economía. Lo deciden quienes de hecho SON RESPONSABLES DE LA INMENSA MAYORÍA DE LA VIOLENCIA, SUFRIMIENTO, DESTRUCCIÓN Y MUERTES EN EL PLANETA.
- AQUÍ ESTÁ EL HECHO: INTERRUMPIR EL EMBARAZO, ABORTAR, NO ES ASESINATO. MUCHAS MUJERES HAN ABORTADO CUANDO LO HAN NECESITADO PORQUE VIVEN EN LUGARES DONDE EL ABORTO ES LEGAL.
- DEJAR MORIR A LAS QUE NO PUEDEN TENER UN BEBÉ DESANGRADAS EN EL SUELO ALLÍ DONDE ES ILEGAL SÍ ES CRIMINAL.
de Enrique Bernárdez (1999) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts
SUBRAYADOS Y APUNTES EN EL LIBRO
¿Qué es una lengua? (pp. 25-26)
«las lenguas humanas, pese a sus enormes diferencias entre sí, son esencialmente variantes de la misma cosa, igual que todos los seres humanos somos» «variantes de» «una misma especie».
La lengua: un dialecto con ejército (pp. 30-31)
«algo es «una lengua» por motivos sociales y políticos, no lingüísticos. Y aquí vuelve a aparecer un problema: los lingüistas utilizamos el término lengua en forma muy diferente a cómo lo usa la mayoría».
«Que catalán central y valenciano son dos lenguas es una cuestión puramente política, no lingüística. Si se decide que inglés estándar norteamericano y ebónico son dos lenguas distintas, se hará igualmente con criterios políticos y tendrá consecuencias político-económicas: por ejemplo, que para garantizar el aprendizaje del inglés estándar por los niños afroamericanos habrá que dotar de fondos adicionales a las escuelas y otorgar formación, consideración y paga especiales a los maestros encargados. El tema está claro: ¿quién decide? No una comisión de lingüistas, sino el Senado de los Estados Unidos, una institución política.»
(Nota mía: ese hecho de la realidad del poder (la política concebida por poder) no implica (¿o sí?) que equipos interdisciplinares que incluyeran a lingüistas necesariamente, en especial a gente de lingüística que comprende el papel condicionante que tiene el lenguaje a la hora de que se conciban ideas y relaciones, estuvieran óptimamente capacitados para decidir cuestiones políticas relacionadas con el lenguaje. Es decir, el único motivo que racionalmente (racionalidad empática y no la patriarcal, tan anacrónica realmente para el conocimiento de que somos capaces ya) pueda existir para ignorar los análisis de la gente dedicada a la ciencia del lenguaje sería que ésta siguiera ciega a todo lo que se puede descubrir con una mirada más libre, y que siempre es lo que tiene que ver con las revoluciones/transformaciones sociales, sobre todo, las feministas).
«En Indonesia se hablan muchas lenguas pero la oficial es el indonesio, el bahasa Indonesia o «lengua de Indonesia», derivada del malayo hablado en Malasia y Singapur. ¿Son dos lenguas distintas? El siglo pasado por estas fechas no había duda: eran, efectivamente, la misma. Hoy día hay ciertas diferencias en todos los aspectos, desde el vocabulario a la pronunciación y la gramática, en parte porque muchos neologismo del indonesio proceden del neerlandés mientras que en malayo se derivan del inglés. Lo cierto, sin embargo, es que quien entiende una entiende la otra prácticamente sin ningún esfuerzo.»
(Como pasó con el serbocroata tras las guerras en los Balcanes a la muerte del dictador Tito: ahora el serbio, y el croata, y no es sólo político en el momento en que las fronteras contribuyen a desarrollos de las lenguas independientes y por tanto, con un alto porcentaje de posibilidades de que vayan desarrollando diferencias, sin saberse hasta qué punto, ¿hasta el punto de no entenderse sin dificultad?
Una cuestión aquí: esto podría tener relación con la vergüenza que me da a mí (superada finalmente la no transición que tuvimos y la dictadura y sus destructivas políticas con las lenguas), hablante de español castellano, llamar a la lengua que hablo (no a la variante que hablo) «castellano», pues «español» es a mi modo de ver, una lengua hablada por diferentes comunidades y pueblos, y éstas y éstos serán también variantes de esa lengua común que compartimos. Así, si estoy en Catalunya, tenderé a adaptarme a emplear el término que se considera aceptable al nombrar ‘español’, y que es ‘castellano’, sin embargo, en Catalunya hablan español catalán (como en Andalucía hablan español andaluz, o en Galicia, español gallego: todas «español» pero todas con sus rasgos culturales distintivos plasmados en la lengua), digamos, ese estándar y no español castellano, pienso. En el ámbito internacional, sin embargo, mantengo el uso de «español» para nombrar la lengua que hablo yo al margen de la variante de esta lengua que yo emplee. Igual que llamo «inglés» a las variantes de esta lengua en Canadá, Gran Bretaña, Sudáfrica, India, Estados Unidos…
Y sobre entenderse sin esfuerzo: ¿cómo establecer el grado de esto? Según me consta a mí, la gente de habla portuguesa comprende bastante el español y que la gente hispanohablante no parece comprender nada el portugués, aunque de hecho se escuche que «se entiende bien».)
Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts
Múltiples cosas ocurren simultáneamente.
En la tele, unos agentes de la propiedad
asesinan por error; yo, mientras tanto,
corto un trozo de pollo,
dorado e intenso gracias a la sal,
y se me aparece un pasillo y una puerta entreabierta
a la derecha, la puerta donde la madre
de alguna manera
ha muerto o pela una lechuga rodeada de moscas.
Es la madre de Julio, pienso, para hacerme fuerte.
Y lo que siento es los ojos ardiendo de esfuerzo,
con furia, o desamparo, ardiendo por no desbordar,
desbordando contenidos (tú amor lo sabes y me sonríes,
para echarle luz a lo que compartimos…
un abrazo, un con suelo, un dejarme estar).
Y está ahí la conexión libre con otra historia,
una que no tiene importancia en el presente
pero que es una ráfaga invisible en el estómago,
un dolor accidental, un tornado estrangulado
en la garganta, miro la tele fija,
llega el trozo de pan a la boca,
los ojos rebasan, arden igual,
las moscas saben llenarlo todo,
accidentalmente,
como los somníferos,
y los niños atónitos
que saben ser el papá,
que se prepara la cena
y se coloca el batín
que no es de seda,
dejando atrás
la pila de platos
secos cubiertos
de cucarachas.
No todos los silencios significan lo mismo.
Y muchas cosas siempre pasan simultáneamente.
Y nunca se puede decir
cuál es significativa,
porque la vida no cabe
en ese pasillo tan estrecho.
(Modificado 3 dic)
No a quienes creen que el silencio es profundo y elocuente
y te abandonan ante ese abismo.
No a quienes no te ven porque sólo se ven
y no pueden entender lo que les dices.
No al juego de las marionetas de hilos en las que te guían por tu bien.
Fuera la tortura emocional, la destrucción psicológica de los cimientos,
en nombre de que no existe la felicidad.
No a los gritos, al estrangulamiento, no a las amenazas,
al sufrimiento que se niega la empatía del consuelo,
el uso de la inteligencia, el placer de los sentidos,
o las musarañas escuchando las ramas el día en el viento.
No a las personas que exponen su cariño
acusándote de todas las cosas que no son tus crímenes
sino sus hechos y a veces, tus errores.
No a las relaciones que se llaman pacíficas y son
lapidar con labios como lascas los problemas
(esa mano dura convicción, incapaz, que enmascara
el miedo al riesgo de vivir, al criterio).
No a las relaciones que fijan su visión de ti en el punto de precisión alfiler
que atraviesa el cuerpo de un ser con alas.
No a la necesidad desatada
que se pone gorda porque te conmueve y siempre
desde esa boca otra te escupe y te devora.
No a la culpa culpita pena que son nuestras cadenas.
Fuera esos pozos de la mentira y la muerte de seres humanos.
Amar no es una fosa donde nada se respeta.
(revisar)
Si bien hay mucho a lo que atender del feminismo de la igualdad y del feminismo de la diferencia, como feminista quisiera exponer por qué no me considero una feminista de la igualdad o de la diferencia.
Está el plano teórico y el de la vida práctica. Al no ser yo una estudiosa del feminismo, abriendo este tema sí me alegraría recibir alguna aportación al respecto. En lo que respecto al plano de la vida práctica…
La cuestión de la igualdad de derechos y la cuestión de identificar del ser mujer con el mundo simbólico de la madre (con su capacidad de gestar) no me parecen aproximaciones pensantes transformadoras de un mundo regido radicalmente por el sistema sexo-género patriarcal, un sistema, por su parte, que ignora la naturaleza humana y en general del mundo animal, y haciéndonos creer que está basado en hechos biológicos.
Los derechos se establecen desde una ideología, y al estar tratándose en el marco del sistema patriarcal, los derechos humanos se conciben desde el patriarcado. Da igual que las ideas que han ido más allá nos digan que todas las personas de la especie deben no ser objeto de comportamientos abusivos; en el marco del feminismo de la igualdad se acepta que lograr unas cosas implica dejar otras cosas, se aceptan, como en política (y por eso la política no parece un lugar bueno para el activismo social, al menos coherente), el mundo de prioridades que se establece en función de lo que la ideología patriarcal pueden asimilar, y curiosamente, a esta ideología se le da muy mal entender que las mujeres son seres humanos y que deben ser ellas las que decidan si quieren o no ser madres, o cuando, cómo y con quién.
El feminismo de la diferencia desea construir un mundo simbólico para «las mujeres» puesto que ellas han sido, como en el lenguaje y por tanto en la cultura patriarcal, omitidas como personas con una mente humana, y no tienen nada, como personas, sólo como mujeres, y como mujeres son, patriarcalmente, inferiores a los hombres, que sí pueden ser personas, además de personas-hombre. Esto ciertamente lo echamos de menos. Yo misma el otro día, al escribir un poema (y por poner un ejemplo) «me inventé» a Sírsifa, condenada a subir eternamente una piedra. Sin embargo, desde mi punto de vista, cualquier idea que dé a la constitución biológica una explicación sobre lo que somos las personas, nuestros grupos, es peligrosa y tiene necesariamente que ser injusta con alguien, pues en la naturaleza hay todo tipo de posibilidades de constitución biológica, y en una especie con imaginación, sobre todo y además, la constitución biológica no es tan determinante para la vida humana como la mente humana: la imaginación, la cabeza-corazón, pues en la mente nacen los pensamientos y los sentimientos, el lenguaje, las relaciones. Así, si biológicamente sólo las personas con útero pueden gestar a otra persona en su cuerpo, humanamente (desde la inteligencia humana), desear gestar, por no decir todo hecho que pudiera vincularse a la gestación, es algo que puede sentir cualquier mente humana. Así, si hay personas con un deseo de cuidar a pequeñas personas, lo que esto pueda tener que ver con la biología es ciertamente insignificante frente a querer hacerlo, desear hacerlo como persona que utiliza su mente humana.
«La imaginación al poder» (como «la libertad sexual», por cierto) es una idea que no se ha podido asimilar aún. Como personas con una mente humana (puede verse en el día a día), la biología juega un papel no fundamental en el tipo de vida que desarrollamos. Lo que desarrolla un papel fundamental es la ideología patriarcal y su sistema sexo-género. Si bien esta cultura determina profundamente no sólo nuestras relaciones sociales, nuestras sociedades, sino también nuestras relaciones íntimas y la constitución de nuestras personalidades o formas de ser, estar y actuar, tendríamos que saber con claridad, que esto que determina no es la biología, sino la cultura (p.e. ¿qué hay de biológico en querer cierta marca de ropa, en mirarse al espejo, escribir poemas, en darle la mitad de bocadillo a otra persona que no volverás a ver cuando pasas hambre?, ¿qué hay de la biología del sistema sexo-género en estos deseos?), y que como especie tenemos mucho más potencial, el potencial de trascender esos papeles patriarcales para desarrollarnos como civilizaciones inteligentes, con personas libres del mundo de identidades que nos han convertido en una especie tan violenta, tan confiada aún en que la solución a los problemas pasa por la violencia, en lugar de por el mejor uso de este tesoro que es la inteligencia humana, capaz de empatizar con sufrimientos ajenos y de colaborar para el bien común de cada grupo que decida constituirse como tal.
Cuanto más ahondamos en lo que es el Sistema patriarcal, más claro se ve cómo éste ha usado la biología, el miedo a la muerte, y el miedo a la carencia para desarrollarnos como sociedades violentas. El genio del sistema no ha sido aplicar la tortura y el asesinato únicamente: ha sabido convertir en violencia todo lo que toca, el lenguaje, el silencio, los sentimientos, las estructuras…
Por eso, desde aquí entiendo el eslógan que usamos en esta época, «La revolución será feminista o no será«. No podemos acceder al cambio profundo de las sociedades que creamos en nuestra interacción (sería bueno que la mayoría entendiese que el sistema de violencias patriarcal no se sustenta sólo por la ejerción de la violencia física, sino también por los silencios de las mayorías, o por sus acciones directas violentas masivas, por ejemplo) sin aprender a ver desde otro punto de vista lo que somos. Y viéndolo, si se tiene el valor de verse, hará falta más, hará falta más: autotransformación. No hay revolución social sin la transformación de la mente individual.
Se empieza a saber ahora que formaciones tan perfectas en tantos sentidos como la forma V del vuelo de las aves, por ejemplo, no responden a un plan global de la especie, ni a que sigan a un líder (mentalidad patriarcal). Responden a unas pocas pautas que sigue cada ser individualmente (el gráfico que adjunto, de la red, es un pequeño ejemplo, pienso, de lo que hacen, pero para la especie humana!). Sin embargo, crean un conjunto eficaz, armónico y bello! (esto último ¿lo notamos sólo nosotrxs?). Como especie humana podemos combinarlo todo, porque tenemos imaginación, pero tiene que acelerarse el proceso de comprensión más inteligente de cómo sobrevivir y vivir en el planeta, y éste no puede ignorar la necesidad de convivir.
Escuchas «mujer» y piensas en sexo.
Escuchas «feminismo» y te burlas,
subestimas,
desprecias,
odias, que es decir, tienes miedo.
Desobedece de verdad.
(Revisado en marzo 2015)
De qué me sirve leer a Hemingway si yo aprendí el valor de mi madre
y no nacía del egocentrismo y los mitos,
sino del amor a vivir, la imaginación libre y la empatía.
Si yo no tengo que aprender a ser el desahogo de los Héroes,
a tortas en sus caídas, a violaciones en sus frustraciones y alegrías,
porque las mujeres me hablaron en mi adolescencia del placer,
y aunque tardé algunos años (por los acosos e insistencias),
finalmente seguí su consejo: elijo cuándo y con quién.
Si mi lenguaje es claro por distintas razones, como ves,
puentes de lianas para vuelos que arriesgan,
vegetación espesa con olor a bosque o a mar,
raíces entrelazadas, olor a estratos de tierras,
nada que ver con la imposición, la prevalencia,
esa triste y violenta identidad. Si pertenezco
a la saga de lo invisibilizado que es evidente porque
no recibí la suerte de nacer con esa arma que es Tener Cojones,
bolas de plomo para aplastarlo todo y así, ¡así¡, elevar
al Hombre a su gloria… El Hombre –lo último que yo querría ser, psicópata–
ese guerrero violento de paja, abuso y miedo.
No soy de tu mundo, aunque lo conozco bien. Tú, sin embargo,
no sabes nada del mío. Nunca nos has echado de menos,
nunca nuestras mentes… humanas como la tuya,
tuyo y vuestro ese crimen contra la humanidad.
Yo aspiro a otra cosa, a mucho más.
Lee tú a Hemingway, si lo necesitas.
(Modificado el 11 de septiembre, 2012)
Cómo puede tanta gente tener la costumbre de no contestar una pregunta. Contestas a la que formulan, y dejan la tuya al borde del fin del mundo, o peor, mucho peor, como si nunca se hubiera formulado.
No hay ninguna inocencia en no contestar las preguntas, pienso. Qué inocencia puede haber en ello.
ACCIÓN DIRECTA NOVIOLENTA «LENGUAJE» (mujerpalabra.net):
FEMINAZI: hombre autoritario (como un nazi), que llegaría a límites de crueldad insospechados si pudiera, que cree ser de izquierdas, a quien los cambios lingüísticos y sociales generados, construidos y facilitados por el feminismo dan mucha rabia, mucha, por lo que buscan el feminicio simbólico de las mujeres feministas, implicándose en iniciativas tan poco favorecedoras ética como intelectualmente, como el linchamiento verbal de mujeres feministas que defienden los logros del movimiento y continúan luchando por lo mucho que queda por conseguir para que lleguemos a un mundo lejano a la Razón patriarcal y ejemplo de la razón empática.
El comportamiento recomendado es dejarles rabiar, ignorarles; decirles frasecitas que les enciendan más, para que sigan poniéndose en evidencia; si se ponen pesados, cogerle los datos o textos por si hay que mandárselos a la policía, y/o borrar sus mensajes sin ningún problema, puesto que no son ejercicios de libertad de expresión, sino de los antiquísimos métodos de exterminio y desacreditiación de quienes cuestionan el orden patriarcal.
Esta tarde he tenido la desgracia de despertar ante una entrevista televisiva a la escritora Espiro Freire –a quien no he leído, por cierto, porque en otras ocasiones de mi vida la escuché hablar en la televisión, cosas que me asombraron porque me parecieron falsas y pedantes. Y es que no debemos escuchar hablar a la gente que produce obras desde la creatividad, porque nos puede pasar eso. Por otro lado, me pregunto si habiendo escuchado a alguien que te parece mentir y decir cosas sin razón de ningún tipo, merece la pena, como en este caso, leerla. Quizá sí. No sé.
He escuchado con pasmo la cantidad de cosas en mi opinión faltas de inteligencia, vital o racional, sobre el amor. Una de ellas era ésta:
Le pregunta la entrevistadora (¿decidiría ella que esta mujer era una autoridad sobre el amor? ¿En base a qué?) que qué pensaba de la frase “Es el amor de mi vida”. Tras una risita artificialmente prolongada, que parecía descartar la posibilidad de que una persona pudiera enamorarse felizmente de otra, dicho más ordinariamente, emitida con la suficiencia de la persona que se considera experta o más inteligente ante las tonterías que dice de la mayoría, empezó a hilar lo que desde la lógica de la razón o de la emoción no puede hilarse.
Primero dijo que cuántas veces se decía esa frase a lo largo de una vida (la de ella, sólo habiendo llegado a los 37 años: que no podía hablar más que hasta ahí), qué risa tan repelente había que prolongar, como de hombre de negocios gordo antes de la opípara comida de negocios. Esa frase quería decir, por tanto (yo no lo entendí instantáneamente, por el sueño y el susto), que no había un amor en la vida sino muchos, algo perfectamente comunicable sin la risita, y comprensible para muchísima gente. A continuación, comentó que Qué sería la vida si no empezáramos con ese pensamiento nuestras relaciones (se refería a relaciones heterosexuales y homosexuales de amor en el sentido de sexo y algo más), si no pensáramos al empezar que esa relación iba a curar nuestras heridas y… Bueno, tuve la suerte de que cambiaron el canal, posiblemente porque sobre el café mi cabecita a medio despertar empezaba a humear!
Ah, para esto sirve un blog! Para poder escribir pequeñas cosas, comentarios a la cantidad de brutalidades que bombardean el mundo a diario.
En fin, sigo dormida, o he empezado regulero este domingo, por el shock.
Por suerte y por diversidad de experiencias vividas y de alguna manera conocidas con mayor profundidad de lo que la sociedad con su lenguaje común (de pensamiento único, grotesco y distorsionante sobre el amor), hace 13 años (y lo digo como si contara una historia basada en la irrealidad, ciertamente) me topé con una persona de la que me enamoré, y con la que, por suerte (ser correspondida) y por conocimiento nuestro (tener claras las pocas y fundamentales prioridades de nuestras vidas individuales), mantengo una preciosa relación, de esas que está prohibido mantener, de esas que son inexistentes para el pensamiento único del amor, de esas que no puedes hablar porque nadie te cree y además te presupondrán intenciones que no tienes. Pues disculpad que personalice, pero es que la perversidad del pensamiento único sobre el amor (en la voz más supuestamente culta de una autoridad de la cultura) me es tan compleja de analizar que prefiero intentarlo a partir de un caso, el que mejor conozco, como hacía Mary Wollstonecraft, por cierto, mibonita. (Sobre la que espero hacer un trabajo para publicar en la web.)
Ni esta persona ni yo pensamos al conocernos que habíamos conocido al amor de nuestra vida. Ninguna pensamos o sentimos que eso significaba que habíamos encontrado una persona que nos ayudaría a superar dolores pasados, etc. Todo el camión de cosas que el pensamiento patriarcal sobre el amor le ha echado encima a un tipo de relación que podría sernos y nos es a algunas personas afortunadas fuente de dulzura, curiosidad, pasión, consuelo, alegría…
Cómo se puede pensar, al enamorarse, pongamos, dos personas, es decir, al sentir algo especialmente intenso por alguien, que esa persona hará o que su existencia a nuestra vera supondrá toda una lista de cosas que nada tienen que ver con el sentimiento que ha surgido entre ellas. ¿Qué tiene que ver el pasado (entendido como ¡¡fuente de temas a resolver!!) con el presente de una atracción intensa hacia una persona?
Creo que voy a volver a desayunar, a ver si puedo empezar de nuevo el día, con más fortuna. A veces pienso que debería escribir sobre el amor, como otra mibonita, de nuestros días, Kori, pero desde mi pequeña perspectiva, porque quizá no fuera tan pequeña, sino común a la de personas más rebeldes o empleadoras de su inteligencia rebelde, o al menos, ¡al menos!, un pequeño modelo no apestoso de relación… Pero todos estos temas importantes, tan completamente asediados a cada instante por tantos lados, estos temas que intentamos desde la inteligencia feminista rescatar para poderlos vivir sin toda esa porquería, de dominación, machaque, manipulación, agresión, distorsión, convicción, tradición, todos estos temas objeto de las violencias patriarcales de siglos, requieren, para trabajos más largos, un estómago más fuerte, y cierto método de trabajo, y yo por ahora no los tengo. ¡A ver si más gente lo consigue! ¡A escribir! ¡A sacar de nuestras mentes, de nuestras conversaciones, las concepciones de violencia que nos imponemos en este Sistema patriarcal que tanto daño le hace a la inteligencia humana!
El amor es una emoción buena, positiva. Cómo lo realizamos, con quién(es), viene dictado por la cultura para la mayoría de los casos, y hay que liberarse, porque ese modelo de amor es terrorífico, sólo nos hace esclavxs.
¡A desayunar!
La justicia es un sentimiento generado por la aplicación de la racionalidad empática en la organización social. Mucha gente ha podido imaginarla, pero hasta el momento mucha más, muchísima más, no la comprende o siente, la desconoce.
Es tal la necesidad de encontrar una posibilidad factible, que cuando una persona muestra en un acto (verbal u otro) bondad, convierto ese detalle en un todo y me comprometo a apoyar radicalmente (a nunca engañar, ni ser mezquina, en ningún sentido, aunque esto no incluye «sacrificio», es decir, recorte a la libertad). Así se construye un mundo no real.
Con todo, dos reflexiones:
No hay una construcción perfecta (correcta, ideal).
Esta construcción mía se diferencia a las construcciones sociales que imperan (y que son acatadas anulando la capacidad de racionalidad empática, de razón compatible con sentimiento), que tampoco remiten a un mundo real, en que no contiene intenciones o actos de maldad y mezquindad.
Por desastrosos que sean los hechos que lleva asociados.
Lo que me parece indudable es que no se puede actuar mejor sin desarrollar la introspección. Y que es preciso desarrollar la inteligencia social también, para protegerse.
Los materiales que construyen nuestras identidades comparten el hondo impacto de lo que el sistema patriarcal define como Hombre y Mujer. La mayoría acepta que estas definiciones son hechos naturales, inevitables. Pero siempre ha habido minorías que han cuestionado, rechazado, transcendido estas definiciones, lo que no implica que hayan podido desenraizar el impacto de estos papeles. Con todo, y dado que todo es un proceso, todo papel aprendido puede modificarse en alguna medida para aspirar al ideal de no construir la identidad a costa de nadie. Aunque mi ideal es llegar a ser una persona, trascendiendo los condicionamientos del Ser Mujer en un sistema patriarcal, hay elementos del Ser Mujer que no me incapacitan para comprender y por tanto trabajar para ser la persona en proceso, la persona que convive y vive en sociedad.
Sobre la cuestión de los condicionamientos biológicos no me preocupo nada, porque un ser con la capacidad de imaginación que podemos alcanzar (creatividad) no es arrastrado por los condicionamientos biólogicos. El que yo, al ser mujer biológicamente (con matriz), tenga la capacidad de gestar un ser humano no implica necesariamente que desee hacerlo, ni siquiera que tenga la capacidad o voluntad de ser Madre (según la ideología patriarcal: único ser Mujer que asume incluso contra su propia vida la crianza y educación del ser humano que ha gestado). El cuidado de las personas pequeñitas puede hacerse de muchas maneras cuando se tiene una mente capaz de imaginar. Los condicionamientos biológicos tienen algún papel (p.e., podemos morir de frío, sin matriz no puede gestarse contando sólo con el propio cuerpo, sin esperma que fecunde un óvulo no puede gestarse, si no bebemos morimos antes), pero no tienen el papel que el sistema patriarcal ha concebido e impuesto.
La importancia de plantearse la identidad crítica(libre)mente es que además de todas las otras cosas que dependen de este concepto, la violencia, la guerra vienen producidas por este tipo de ontología (nacionalismo) del ser.
Matar, someter es de cobardes, de personas incapaces de controlar su miedo y hallar soluciones a los problemas. Lo valioso, lo difícil es tejer un mundo que acoja personas libres y solidarias. El hecho de que no podamos prescindir de la única violencia de negar la libertad a quienes no pueden o quieren dejar de ejercer violencias contra otras personas no niega lo que puede ser; sólo hace que la búsqueda de soluciones sea compleja, dado el hecho de que en la consciencia colectiva de la especie prevalece la idea irracional de que sólo podemos vivir y convivir ejerciendo violencias. Si los recursos y esfuerzos empleados en generar las innumerables violencias que construyen el mundo social que tenemos fueran puestos al servicio de las buenas ideas y sentimientos, el mundo sería indudablemente mejor, no un imposible. Pero la cobardía, el asumir semejante limitación a la cabeza-corazón humana, es sencillamente pura cobardía, pura rendición. La razón patriarcal es un anacronismo, el camino que deberíamos empezar a ver y al que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos es el que nos ofrece la razón empática, una racionalidad construida desde la capacidad del sentimiento de bondad, generosidad, honestidad, solidaridad. La justicia y el sentimiento de libertad no son más que valentía inteligente.
Hay una humildad que no es obediente ni indigna, sino rebelde y digna, la de saberse igual a las demás personas…