Aunque nunca hay tiempo y cabeza para estudiar e investigar, siempre me he observado en los procesos creativos, incluidos los sueños, porque me daba mucha curiosidad y me parecen un gran misterio y algo literalmente maravilloso. Quizá si viviéramos en otro tipo de sociedad tendríamos como prioridad conocer estas cosas, sin tener que ser especialistas o dedicarles la vida en un sentido profesional.
Lo que he observado desde mi vida es que la inspiración más que con el esfuerzo tiene que ver con las conexiones que se hacen en la mente, pienso. Es una forma de combinar cosas cuya combinación no es la que la ideología prevalente en la sociedad indica. Y estas combinaciones son literalmente maravillosas cuando resulta que son disfrutadas por más personas, quienes no se las habían planteado y que, sin embargo, de pronto las comprenden (“comprender” en un sentido amplio, complejo y profundo, no sólo ese comprender conscientemente que se concibe como comprender), y con ello, se amplía el mundo y se enriquece.
El esfuerzo sin duda ayuda porque da experiencia y práctica, y al ponerte más tiempo con la materia, se incrementa la posibilidad de que se te ocurran conexiones pero como sabemos quienes no hemos podido dedicarnos como hubiéramos imaginado a desarrollar nuestro potencial creativo o nuestra vida creativa, como nuestras vidas demuestran, es que la creatividad siempre necesita vida encarnada, y se nos escapa por todos lados, en todo lo que hacemos, aunque no pasemos a la historia patriarcal.
¿Y cuál es el valor de eso? Pues que no todas las mentes tienen la misma libertad para explorar la vida, igual que no todas pueden explicar las cosas igual, y todas las cualidades de la inteligencia humana son partes de la vida humana, necesarias, vitales.
Yo nunca he visto claro que incluso si tuviera opción quisiera ganar dinero con mi labor creativa más libre, la que me requiere toda libertad, a pesar de todo obstáculo y peligro, justamente porque el dinero se necesita para algo tan vital como llevar una vida sin sufrimientos evitables, y el dinero se logra renunciando a mucha libertad, recortándola, seamos o no conscientes de ello, y esto lo he observado en los procesos creativos cuando dependen o no dependen del dinero.
No digo que esa dependencia o condicionamiento de la libertad vaya a ser necesariamente malo, igual que no lo es tener en cuenta que quieres comunicar, comunicarte con más personas, pero sí que para mi caso, y hablo sin haber tenido opción a otra cosa, yo creo que no me interesaría, por ejemplo, dedicarme a escribir ganándome la vida con ello, escribir literatura o ensayo, no apuntes para mis estudiantes, que eso es algo parte de mi trabajo lentejas, pero ahí estamos: ese escribir viene totalmente determinado por el servicio a esas personas, aunque incluso lo enfoque y desarrolle para incluir valores sobre un mundo que vivo en mi vida personal y socialmente imagino.
Antes había mecenas, y la verdad parecía una buena solución aunque no implicara libertad total, pero ¿qué lo implica en la vida de un animal social? Lo importante son los grados, sin duda.
Lo que sí sé es que yo no sería persona, mi persona, sin espacio para mi creatividad, y siento un dolor empático insoportable cuando imagino las millones de personas que tuvieron que sufrir la violencia de que sus vidas tuvieran prohibida o dificultada al máximo la expresión de la creatividad: que sus vidas estuvieran totalmente esclavizadas por el servicio a otras personas o porque otras personas las impedían expresarse. (Leer esto de Alice Walker.)
Hoy en día, en mi sociedad, donde no hay dictadura política, quienes presionan para la homogeneización mental son a menudo las personas de tu alrededor, que se sienten como grupo amenazadas por la diferencia, en lugar de comprender que es sólo algo de la vida, y algo bueno de la vida humana, que se puede tomar o ignorar, pues la creatividad es como un argumento, no se impone, existe, descubre algo, y puede evolucionar se puede refutar. Qué mayor respeto a todo el mundo.
Respecto al lenguaje, la creatividad lingüística humana es una de las cosas más bellas que yo he visto en el mundo, y más emocionantes. Sin embargo, y llevo años observándolo, usamos el lenguaje para violencias innecesarias, como la cantidad de mentir que se ejerce a diario, en lo trivial y en lo importante, lo que en gran parte es para imponer una identidad siempre en detrimento de otra, como si no se pudiera construir la identidad (individual y colectiva) sin que fuera a costa de otras. Si la gente pudiera ver en el lenguaje una herramienta para la resolución noviolenta de los conflictos, y para vivir con curiosidad, libertad y solidaridad, automáticamente el mundo humano entraría en una dinámica de construcción de sociedades menos violentas e injustas, más sabias y libres.