Se confunde el mal del sistema capitalista con los logros sociales que nos han llegado de la lucha social como el derecho fundamental a participar de la vida política, por ejemplo, votando.
En el antimilitarismo tradicionalmente no se consigue comprender mejor la importancia del desarrollo de inteligencia feminista, se liquida el tema incluyendo las cosas de las chicas. Pero cuando una feminista le dice a un antimilitarista que no va renunciar a un derecho conseguido por la lucha social, el argumento ni siquiera se comenta con el mínimo respeto de la consideración de que se está manteniendo una conversación sobre política.
¿Le dirán también a los grupos, p.e., latinoamericanos en lobby en Ginebra, Bruselas… para que se cumplan leyes que están haciendo el tonto, que se equivocan, que le están haciendo el juego al Sistema? ¿Ninguneando radicalmente todos los logros de la lucha noviolenta, social?
En la misma línea de mayor sensabilidad a la realidad humana, compleja, no de blanco y negro y de absolutos «universales», es decir, a pesar de esa ideología del Sistema, hay más argumentos. A alguien con una inteligencia feminista más desarrollada se le pueden ocurrir más preguntas: ¿Por qué se pide la no participación en elecciones argumentando no apoyar el capitalismo y no se ha pedido ante la misoginia, el racismo, la LGTBIfobia…, crímenes contra las personas también?
Ignorar a la gente y los logros de las más altruistas acciones humanas es parte de la educación del Sistema patriarcal, que nos educa a ningunear lo valioso, no reconocerlo jamás, tirando piedras contra nuestro propio tejado para poder mantener sus sistema de violencia.
La única realidad es la de los hechos del Padre, y el Hijo rebelde que le desbancará.