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Hay que vigilar las interpretaciones, porque muchas siguen siendo nefastas (con el fin no declarado de validar el orden existente). Por ejemplo, con equipos interdisciplinares, pero no sólo de gente que estudia diferentes ciencias!! Tienen que estar ahí personas como activistas sociales, y personas artistas, y personas relacionadas con el conocimiento del lenguaje!

La ciencia al fin tiene caminos donde los dogmas religiosos no mandan. Combinada con el conocimiento de la vida y las sociedades desde varios lugares, no puede más que ayudarnos a ser mejores, pienso.

En mi pequeña experiencia como profesora, por ejemplo, ya con más de 20 años de experiencia volví a la universidad (90s) para hacer algún curso de lingüística (a nivel doctorado) y saber si mi metodología de enseñanza tendría sentido para las ciencias. Y encontré más apoyo en las ciencias que en los usos y costumbres de la docencia!!

Ahora en Qué son las lenguas, por ejemplo, leo hipótesis del autor, o de gente a la que ha leído, y veo que por el camino que yo tomé: aprender mientras enseñas, he llegado a ideas incluso iguales!

Hoy leyendo sobre el origen del lenguaje humano (que no es cuando al fin se da el paso de la sintaxis) he «visto» las cosas que yo explico en clase!!: Useful Language, Body language, Automatizing Production for fluency and accuracy and to avoid literal translation, using the multiple resources we have to understand, listening to the music of the language, thinking of context and situations…

 

Para un punto crítico (inteligencia feminista), ver anterior: cap. 2 (2) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

Copio citas que deberían ser de conocimiento general, para que así dejáramos de escuchar las tonterías que dicen personas que no saben nada de lingüística aunque hablen su idioma materno, y personas que habiendo quedado la institución donde trabajan o desean ingresar anacrónica/obsoleta desde el comienzo del estudio verdaderamente científico (no «científico» como antes era decir que las mujeres y los negros tenían el cerebro más pequeño y que por eso eran inferiores) de la lengua, en el siglo 20.

p. 43: «El diccionario ideal de una lengua debería contener todas las palabras usadas por sus hablantes, con indicaciones claras sobre el ámbito de uso: general, regional, propio de un grupo social, de un registro culto o coloquial, «malsonantes», anticuadas… Muchas lenguas disponen de un diccionario así. La nuestra, por desgracia, aún no.» (Pensando en el DRAE, pero dónde se reconoce el salto que da el María Moliner -al menos las ediciones que hizo ella- o el Clave luego, que sí son diccionarios descriptivistas, aunque no lleguen al ideal que se describe en p. 43?)

pp. 46-7: «Éste es el caso del gran Diccionario Oxford o de su equivalente en los Estados Unidos, pero no hay algo parecido en español. Como la lengua es de los hablantes, son ellos los que pueden decidir qué es estándar y qué no. Para decidirlo necesitan saber cómo hablan los demás, y un diccionario puede ayudarles. Si una palabra no les guta o les resulta innecesaria, dejarán de usarla y desaparecerá (igual que ya no se usan los bigudíes, igual que en los salones de los hoteles de lujo ya no hay escupideras estratégicamente colocadas). Si les gusta una palabra regional pueden acabar por generalizarla (hacerla estándar), no necesita que nadie les dé instrucciones.

Existe la creencia errónea de que sólo se puede «hablar bien» si existe una institución que establezca normas de obligado cumplimiento. En realidad, la idea de «hablar bien» no es exclusiva de las lenguas con academia, ni siquiera de las lenguas escritas. (…) La sanción social y la tradición creada por esa sanción social deciden quién habla bien. 

Lo que hace falta es que cada uno sepa utilizar la lengua. Pero esto no sólo quiere decir «someterse a las normas gramaticales» sino, muy especialmente, expresarse adecuadamente a cada circunstancia».

p. 48: «El estándar le permite dirigirse a cualquier hispanohablante, o a cualquier persona que haya aprendido español, sin problemas graves de comunicación. (…) Somos tan distintos en nuesgtro vocabulario como en todo lo demás, pero eso sólo representaría un problema si la diversidad nos impidiera entendernos unos con otros. De modo que cada cual utiliza las palabras que quiere, pero conviene que conozca también las que, aunque no sean propias, son generalmente aceptadas como estándar».

(…) El estándar no es la consagración del hablar bien, es simplemente un acuerdo social más o menos tácito que permite entenderse perfectamente a personas de distintos orígenes nacionales, regionales y sociales: el vocabulario estándar no es de ningún sitio porque es de todos a la vez».

p. 49: «hablar bien [es] saber adaptar nuestra lengua al contexto, también a nuestro interlocutor. (…) Y algo muy importante: que una palabra figure o no en el famoso diccionario académico no quiere decir nada: ni una palabra es «mejor» por figurar en él, ni «peor» (mucho menos «inexistente») porque no se haya recogido en esos famosos volúmenes que tantísima atención pública merecen en cada nueva edición. Me parece patético que entre las noticias regionales de Navarra se incluya, como un triunfo de la Comunidad, que el término chistorra vaya a incorporarse al D[RAE] (…) o que se puedan escuchar cosas como: «ahora ya se puede usar la palabra gilipollas, porque está en el D[RAE]». O que se discuta en los medios de comunicación si una palabra de uso corriente desde hace mucho tiempo «merece» o no ser aceptada por los académicos».

p. 50: «Académicos, profesores, maestros, periodistas, incluso aficionados, claman (…) contra los errores del lenguaje que destruyen la lengua castellana (…). Normalmente tienen tanta razón como un santo… como un santo que condena a alguien a la hoguera por decir que la tierra es redonda, o que damos vueltas alrededor del sol, o que el ser humano ha evolucionado a partir de un antecesor común a nosotros y a los chimpancés. En otras palabras, no tienen razón. Sólo una concepción de la lengua estándar como propiedad exclusiva de alguna institución o algún otro ente semejante permite afirmar cosas parecidas.

¿De quién es la lengua? De quien la habla, no de una institución artificial, anticuada e innecesaria que actúa con criterios escasamente científicos».

p. 51-2: [Claro que se cometen errores, pero qué significa esto] En estas palabras estamos en una fase de cambio, de evolución (… la lengua está siempre cambiando). No podemos saber en estos momentos si [previó y preveyó, posible y plausible, añado: impreso e imprimido] acabarán [de una manera o de otra o especializándose como sandwich y bocata, o…]. Dependerá del conjunto de hablantes lo que suceda con estas palabras. (…) [M]uchas de las aparentes incorrecciones son cambios en marcha y muchas de ellas tienen una clara utilidad  [tareas a realizar vs tareas que se deben de realizar, y similares] (…) De manera que la expresión, aunque sea nueva y esté calcada de otras lenguas, es útil y conveniente. Puede no sonar (…) bien, pero no puede decirse que «esa construcción no existe en español», porque efectivamente existe y cada vez se usa más. (…) En general (…) cuantas más posibilidades de elección pueda tener el hablante para expresarse, tanto mejor para la lengua».

Comentario: ¿De hecho, qué hacemos continuamente al usar el humor con la palabra, al aplicarle al lenguaje nuestra creatividad, COTIDIANAMENTE, tanto porque escribamos literatura, como al hablar (p.e., usando una palabra de un contexto formal en una situación informal, o perteneciente a un grupo humano, sea la gente pija o macarra…, o trasladando una frase lírica a una situación cotidiana…) por hacer sonreír a alguien? Lo grotesco de la RAE (Real Academia de la Lengua Española, aka Real Museo de la Palabra Muerta) es que pretende restringir, reprimir el rasgo más humano del lenguaje, el que en principio pensamos que no tiene parangón con ningún otro sistema de comunicación animal o vegetal: su estar vivo, en continuo cambio de acuerdo con cómo es la sociedad que lo habla y para qué lo usa (cada vez más variado por la creciente libertad de expresión y movimiento…

p. 54-5: «Recuerde que el eslogan de la Real Academia Española es «limpia, fija, y da esplendor». Lo de fijar es peliagudo porque se puede entender de dos formas: «fijar lo que hay», poner por escrito el uso real de los hablantes (que es lo único que existe); o bien «fijar para que no cambie», que es como proclamar que hemos encontrado el elixir de la eterna juventud y castigar al que envejece. Podemos pensar que sería mejor seguir hablando latín, porque aún está generalizada esa idea de que hay lenguas más perfectas que otras, falsedad a la que volveremos enseguida. Pero no hablamos latín sino castellano y el de ahora no es el mismo que el de hace 500 años o el de hace mil o el de dentro de cien. Mi abuela decía cosas que ahora no dice nadie y mis hijos hablan un poco distinto que yo. Nos entendemos, que es lo importante (problemas generacionales aparete), de modo que no pasa nada: la lengua sigue sirviendo para lo que tiene que servir y los cambios son simplemente inevitables a menos que prefiramos un español muerto. (…)

El estándar es siempre una norma social. Ahora piense en otras normas de conducta social (…) «En los autobuses debe cederse el asiento a los sacerdotes» (…) Ya ni siquiera se espera que «los caballeros dejen pasar siempre delante a las damas» [añado: porque ahora todas las personas pueden ser amables con las demás, no sólo los varones con las mujeres]. Lo mismo sucede con el lenguaje, y cuando una norma ya no es válida socialmente, no hay institución que nos pueda obligar a someternos a ella.

En resumen: igual que en la conducta social, existen variedades más o menos formales de la lengua y normas lingüísticas sociales; no «académicas» necesariamente, ni «escolares» ni «gramaticales»: son los hablantes, en un proceso extraordinariamente complejo pero que se produce sin necesidad de ningún acuerdo previo, los que deciden qué formas de habla van a considerar más adecuadas para cada tipo de contexto, de situación».

p. 57: «[M]i opinión sobre la conveniencia de que exista una Academia de la Lengua con autoridad legal es radicalmente negativa. (…) incluso me atrevería a decir que dicha institución es un peligro pra la adaptación de nuestra lengua a los cambios que afectan al mundo y, en consecuencia, también a las lenguas. Es necesario buscar otras vías de regulación de nuestra lengua estándar, igual que se lleva años intentando redactar diccionarios modernos del castellano que recojan la realidad de nuestro idioma».

[Comentario: y añado la cuestión tan dañina que es que ahora que aquí la RAE no tiene credibilidad alguna (del mundo científico moderno) se está volcando en el continente americano, como la reina de Gran Bretaña gobernando en los territorios de su imperio, pretendiendo gobernar con su castellano las variedades del español en América. Es grotesco. Pero la pompa de su espectáculo seduce al grupo de personas del mundo de la cultura que es susceptible de ser seducido por esas normas del clasismo, de sentirse clase superior al pueblo llano, como aquí le pasa a quienes creen que la RAE tiene alguna autoridad, a pesar de cómo se demuestra continuamente, desde las ciencias modernas, su existencia anacrónica y grotesca, por autoritarismo/imperialismo.]

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Este tema es continuación de ¿Qué son las lenguas? – capítulo 2 (1) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

La sección «Vocabulario estándar» de este capítulo, de la 43 a la 49 está muy bien [saco citas en capítulo 2 (3)], y eso hace más dolorosa la falta de uso de una inteligencia feminista, que podría haber proporciona varios ejemplos a lo largo de este capítulo: ¿cómo es posible que el análisis y la acción noviolenta lenguaje feministas no hayan aportado nada relevante para este análisis? Es imposible. En este capítulo hay varios momentos en que sería relevante poner ejemplos del análisis feminista del lenguaje y de cómo este movimiento social ha transformado el lenguaje.

El análisis feminista del lenguaje no existe en nuestra mentalidad de por defecto y esto no se debe a la escasa relevancia del feminismo, precisamente. Basta analizar cómo se ha beneficiado el lenguaje estándar de la inclusión de las mujeres en los últimos 30 o 20 años (empezaron a dejar de reírse e insultar abiertamente ya en el siglo 21, aunque también entonces se produjo la patética reacción de que «hombre» era neutro, cuando nunca lo había sido; el ridículo hecho en palabras de «Me revienta/pone de los nervios -en lenguaje de «mujeres»- y Es ridículo el uso de -en lenguaje de «hombres»- las arrobas»! (ridículo a dos bandas: 1. la propuesta de nombrar a las mujeres no nos dice que haya que usar arrobas, 2. Por qué pone eso «de los nervios»?)

Basta ver con qué facilidad asimilamos palabras tan raras como DVD o ipod y cómo aunque se haya extendido el uso de, por ejemplo, femeninos que no son ridiculizantes como antes (p.e., en profesiones: ahora «presidenta» no es la esposa del presidente, alguien que sin haber tenido más mérito que el de enamorar al varón en cuestión se arroga estatus), consistentemente hacemos como que no ha pasado nada, cuando no directamente nos burlamos.

Más, la creatividad lingüística humana, tan abierta a préstamos e invenciones expresivas, ¿por qué sufre tal ceguera frente a los usos del lenguaje que pretenden incluir y conceptualizar mejor a personas de diferentes grupos cuya existencia ha sido borrada del lenguaje, o cuya existencia no ha tenido acceso al lenguaje? ¿Por qué se ven y asumen palabras que el mercado quiere que usemos y consistentemente se practica el no ver ni entender con palabras sensibles a la justicia social? ¿Cómo se va a analizar la estupidez y el no-carácter científico de instituciones (es lo único que son: paquidermos de la pompa) como la RAE sin incluir los hechos lingüísticos de la transformación hacia la justicia social, hacia el derecho a ser nombrada la existencia de quienes no tenían ni ese derecho? ¿Por qué en Lingüística no se va a tener en cuenta la realidad de transformación conceptual y nominal que nos conduce a un mundo mejor, menos violento e injusto? Y no digo en monográficos del tema, digo en el explicarse de cualquier otro tema de lingüística.

La gente de Lingüística tiene que incorporar los usos transformadores de la realidad hacia la justicia, porque además han hecho mella en el lenguaje. Hay que hacer un esfuerzo. No vale con dejar fuera el análisis feminista del lenguaje, pues el modo por defecto dista de incluir algo tan valioso e interesante y que desde luego ser neutro o científico: se convierte en una acción a favor de la perpetuación de la no existencia humana de las hembras humanas y en especial de ellas como pensadoras. De Saussure explicó bien lo de que el uso de la lengua es lo que importa, pero hay también que explicar el potencial transformador de las lenguas respecto a la propia realidad social, ese pre-uso que luego se vuelve uso común generándose una realidad social muy distinta (no sólo vamos a tener en cuenta las realidades del mercado, repito),  o que no y por qué, la dificultad que entraña construir un lenguaje que refleje que las personas son personas más allá del hecho del racismo, la misoginia, el nacionalismo, el clasismo…

El resto del capítulo (hasta la p. 59) también está muy bien (incluye “hablar bien y hablar mal”) y también se beneficiaría mucho si incorporara la inteligencia feminista.

(He seguido leyendo el libro, que a mí me parece maravilloso, y por ahora la crítica que hago aquí sólo me ha surgido con mucha claridad -quizá no haya dado con las palabras aún- en el capítulo 2.)

Siguiente post, citas: ¿Qué son las lenguas? – capítulo 2 (3)

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He leído dos de June Jordan y me gusta mucho. Su autobio infancia, Soldier, y su pequeña novela primera, His Own Where. Por eso escribí Corners Good for Nothing.

  • Sigo con la agonía de la biografía sobre la vida y muerte de Mary Wollstonecraft, por Claire Tomalin. Es realmente una agonía. Pero tengo que intentar acabarlo, si voy a animarme en algún momento a escribir algo para ayudar a difundir su obra. Pero los cotilleos en clase brillante y aguda historia me duelen en el estómago.
  • Tengo justo por la mitad el de Enrique Bernárdez de Qué son las lenguas, y ya me ha llegado el siguiente suyo, El lenguaje como cultura.
  • A medias también uno que me gusta muuuuucho: una selección de cuentos (¿de hadas?) de Angela Carter. Son cuentos donde las niñas y las mujeres no son esos seres pasivos e idiotas en que las convirtieron los soldados patriarcales Perault y los hermanos Grimm.
  • Por abrir, pero teniéndole ganas, Don’t Bet On the Prince. Contemporary Feminist Fairy Tales in North America and England, compendiados y con intro de Jack Zipes.
  • El libro de cuadros de Caravaggio (no es de leer, pero es un libro!)
  • Releer Ten Little Indians, de Sherman Alexie.
  • Terminar Every Day Is a Good Day. Reflections by Contemporary Indigenous Women, ed. Wilma Mankiller
  • Terminar I Am an Emotional Creature. On the Secret Life of Girls around the World, de Eve Ensler (versión sobre niñas equiparable a los Monólogos de la vagina que escribió para las mujeres).
  • Empezar The Curious Feminist, de Cynthia Enloe, quien acuñó (pienso) la expresión «curiosidad feminista», eso que le falta a tanta gente maja e incluso inteligente. (Bueno, se le habrá ocurrido a más gente, claro, pero a mí me vino de ella. soy de la opinión de que es imposible que haya habido un único Leonardo, o Camille… Creí que más gente así lo entendería, pero resulta que no: la gente cree que una persona pudo ser la «primera» en hacer algo.)
  • Terminar los cuentos de Michel Faber Some Rain Must Fall. (Sigo enamorada de su Sugar, en The Crimson Petal & the White. O sea, por ahora no me gustan los relatos más que este tocho increíble de novela, que sólo verla creí saber que jamás podría leérmela. 900 páginas! Busqué al autor, para preguntarle si había algo en esta novela que pudiera haberse inspirado en Mary Wollstonecraft, pero nada.)
  • Terminar The Man-Made World, de Charlotte Perkins Gilman.
  • Terminar sus relatos. (Traducir alguno y pensar su webita.)
  • Seguir con notas en A Vindication of Women’s Rights, de Mary Wollstonecraft. (Pensar su webita.)
  • Releer A Room of One’s Own de Virginia Woolf y los relatos de You Can’t Keep a Good Woman Down, de Alice Walker.
  • Releer o terminar de leer entero Learning as Transformation, de Mezirow et al. o si acaso Transformative Dimensions of Adult Learning de Mezirow.
  • Descartar por el momento La elegancia del erizo, de Muriel Barbery (belga).
  • Ver si termino el final de Walking to Greenham, de Ann Pettitt, que me atasqué y no he conseguido volver a arrancar.
  • Decidir si leo entero Mother Tongues. Travels through Tribal Europe, de Helena Drysdale.
  • Terminar When Languages Die, de David Harrison.
  • Leer algún artículo más de Sociolinguistics, ed. Bratt Paulston & R. Tucker.

Vaya. No me extraña que no sirva para estudios! 😀

 

Capítulo 1 – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

Capítulo 2

Los términos «lenguas, dialectos, idiomas, hablas, jergas…» son sobre todo términos sociales o políticos y no lingüísticos. ‘Dialecto’ y ‘jergas’ se han usado (para establecer jerarquías de validez, es decir, se han usado) peyorativamente. Por esto ahora más bien hablamos de variantes.

«¿Por qué los estatutos de autonomía de Valencia y Baleares hablan de las lenguas valenciana y balear, y no de la lengua catalana? Los baleares son ajenos a la discusión valencianista sobre los orígenes de su habla, pero se ha evitado el término lingüisticamente correcto «catalán», para no dar la impresión de que las Baleares son, o hayan sido, o puedan ser, «países catalanes».

La confusión, por lo general intencionalda, de nación y lengua tiene la culpa [es responsable] de casi todo esto.»

«ya no se habla de dialectos, jergas y todo eso, sino de variantes diatópicas (por lugar) y variantes diastráticas (por grupo social), así como de lenguajes especiales (jergas).

[No me gusta el ejemplo humorístico de p. 35 porque no diríamos «literatura en variantes diatópicas castellanas» para nombrar la literatura extremeña, murciana, canaria o andaluza. Se dice, que yo sepa, Literatura gallega, y otra, Literatura en gallego, etc. Y en general se habla de «variantes» de las lenguas, ¿no?]

Lenguaje (humano): «capacidad que poseemos los seres humanos [las personas] para hacer ciertas cosas por medio de una serie de señales sonoras o visuales.»

Lengua: lo que todo el mundo entiende por lengua. «Una lengua es un consenso social.»

«Algo fundamental es que toda lengua existe solamente en la diversidad: variantes sociales, regionales, de edad, sexo (ahora se suele decir «género» – [?? no suena bien: al margen de lo que pueda entenderse de esto, que es sólo una cosa, está la realidad, además. El análisis con inteligencia feminista también es científico y como tal, requiere la creación de terminología adecuada. Usarse esos términos fuera de contexto o sin explicación no genera más interpretación que la que se impone que tiene relación con negarse a atender a los análisis feministas])

«Más adelante nos enfrentaremos a la cuestión de la diversidad y cómo podemos someterla [abordarla] científicamente».

Lengua estándar: «Es lo que se enseña a los extranjeros, normalmente también lo que se aprende en las escuelas. La inmensa mayoría de los textos escritos* está en el estándar y es la forma de lengua que se utiliza pra dar conferencias y clases, en debates políticos y otros muchos ámbitos.» [¿Y por qué no incluir ya los estándares orales, ya que operan hegemónicamente y eso se podría evitar, para dejar de reproducir malas ideas. PIenso en el caso de gente que trabaja en canales nacionales y tiene en su español un acento andaluz o canario que pueden hacer estándar andaluz o canario culto, pongamos, una presentadora canaria trabajando en la tele nacional: ¿por qué tiene que imitar el acento castellano? El acento andaluz o canario no implica menos cultura o control del español. Los acentos distintos al español castellano tienen que ser disimulados forzando a la gente a adoptar el «acento español» según la Real Academia de la Palabra Muerta y sus secuaces? Uno de los autoritarismos lingüísticos más acatados por el público, a quien si se lo planteas te dicen que «hombre, es normal que…!»]

* …

«Pero hay bastante gente que en el ámbito privado puede usar otras formas de la «lengua española». Por ejemplo, pueden expresarse en lo que podemos llamar «ganadino cerrado», o sea el dialecto o variante diatópica de Granada. En ello no hay absolutamente nada de «incorrecto»: las cosas son así, y ya está.»

«Hasta los samoanos tienen una forma de hablar «culta» [socialmente consensuada como común, compartida], socialmente reconocida, y otra más coloquial.»

«El estándar no es otra cosa que la forma de lengua socialmente aceptada com la más adecuada para los contextos formales de uso.» p. 38

«Normalmente, el estándar es tan fuerte que va eliminando poco a poco los dialectos.»

«¿Quiere esto decir que todo el mundo que utiliza el estándar habla igual? ¡No, en absoluto! Un problema en la concepción no lingúistica de las lenguas es precisamente el pensar que hay una sola forma correcta y que el resto es dialecto (en sentido peyorativo) o puro y simple «hablar mal». No es sólo ni principalmente culpa de la gente de la calle, desde luego, porque esta idea ha sido la oficialmente predominante durante emucho tiepo y se ha visto favorecida hasta por las instituciones: las academias de la lengua, que deciden de manera artificial [violenta; que pretenden imponer haciendo uso no de argumentos sino de mala saña] lo que está bien y lo que está mal (…) Problemas causados por enfoques ya antiguos y anticuados de la lengua pero que seguimos inclulcando a la gente… ¡incluso algunos lingüistas!»

Resumiendo: Hablar distinto no es necesariamente hablar mal. Necesariamente tenemos que hablar distinto según con quién y dónde estemos o qué tengamos que hacer con el lenguaje. Mis ejemplos: utilizar el lenguaje epistolar en un sms es de ignorantes no ya de pedantes, como también utilizar lenguaje formal de textos escritos en una situación de comunicación de la vida más cotidiana, de hecho, eso se hace en humor para hacer reír.

«Lo cierto es que «estándar» no es exactamente lo mismo que «lengua normativa. (…) El estándar, por su misma naturaleza, admite diferencias. Normalmente no en la ortografía, que es fija: español, alemán, italiano, neerlandés, ruso, checo, griego… tienen una ortografía única para todos los que quieran usar el estándar. [Esto no incluye la vida real nueva que tenemos: la comunicación oral escrita, por escrito, como en chats, sms, foros… Es decir, antes (¡y no ahora, necesariamente! si aceptamos la existencia de otros lenguajes escritos, los orales!) el lenguaje escrito estaba vinculado a las élites que lo usaban casi exclusivamente para textos formales, de análisis, legislación, y similares. Hoy en día, nos comunicamos por escrito a niveles íntimos e informales y también teniendo en cuenta el medio de comunicación que usamos, por lo que los usos del lenguaje oral se han ampliado en número y naturaleza.]

??: «en Inglaterra se usan ciertas formas que son distintas a las habituales en los Estados Unidos, situación cuyos orígenes están en la idependencia de la nación: al ser otro país tenían que tener otra lengua… y empezaron por la ortografía» O no lo entiendo, o disiento: a mi modo de ver, partieron de lo mismo, como quienes en América habían sido forzadas y forzados a sólo hablar español, y ocurrió algo que yo entiendo ocurre en la evolución de las lenguas, pero quizá me equivoque: que la lengua en su lugar de origen evoluciona más rápido, o cambia más a lo largo del tiempo respecto a su propia estructura, que la lengua que después ha sido adoptada en un lugar. Me baso en la idea de que el inglés estadounidense será más moderno en las palabras acuñadas y su cantidad, refiriéndome a neologismos, pero sintáctica y morfológicamente y también en ortografía es más fiel a cómo era el inglés británico hace muchos años, es decir, tarda más en evolucionar en eso. Así, por ejemplo, nos encontramos cosas en inglés estadounidense y en español en las Américas que a la gente de Gran Bretaña, o bueno, Inglaterra, y de España, le suenan de un español más antiguo. (sin embargo, al tiempo, esas variantes americanas de ambos idiomas se nutren de las lenguas y culturas de su zona, claro, y por eso mismo hay varios estándares de cada lengua, pienso, porque no se puede ignorar el hecho geosocial, o como se llame). Cro-que-tando: que el dicho de lo de la lengua y el ejército aquí, en esto, no lo veo…

«Un estándar admite variaciones porque es una norma fundamentalmente implícita, no impuesta por ninguna autoridad externa a la dinámica de la lengua misma

«En todo estándar hay variación. En primer lugar, (…) pronunciación. (…) El problema puede empezar cuando se trata de gramática. Sin embargo, el estándar lo único que hace es reconocer las formas socialmente aceptadas. Argentinos, uruguayos o chilenos se expresan en el estándar español (…) aunque usen el voseo y formas especiales del verbo que no existen en España u otros lugares de América. Un «leísta» («yo le vi») es tan estándar como un «loísta» («yo lo vi»), y así sucesivamente. Si un hablante de otra lengua aprende español en Latinoamérica las cosas serán distintas que si lo aprende en España.»

«El inglés nos ofrece quizá el ejemplo más radical. (… Pigmalión, de Shaw) en inglés estándar normativo [y eso sin Real Museo de la Palabra Muerta, pero eso sí, con patriarcas que usan el lenguaje como manda la tradición, para establecer clases sociales y repartir lugares en la historia] británico único e invariable era la señal de cultura por antonomasia.» [Pero en la web de la British Library te dicen qué porcentaje de la población habla el Received Pronunciation: el 2% de la población… Sin embargo aquí, los soldados del Real Museo Muerto pueblan los periódicos, las «discusiones», etc., sin dejar, con sus autoritarismo socarrón, espacio para ninguna presentación o discusión de más ideas, todo por defender a los amos o por un sillón en la Academia Asesina de la Lengua]

«Desgraciadamente, las tradiciones tardan en morir y la visión prelingüística del estándar/lengua normativa como obelisco inmutable, intocable y único sigue perdurando; a veces incluso causa ciertos problemas psicológicos a los hablantes de estándar que utilizan una variante regional, pues se ven a sí mismos como «incorrectos» [Claro, porque para eso existe la Academia Autoritaria; el empeño en dejar fuera a las mujeres es el caso más claro de que usan el lenguaje para crear clases, méritos, respeto a autoridades, o todo lo contrario hacia el resto, el «pueblo llano» del que ahora dependen para defenderles (pues gracias al desarrollo científico en las áreas de conocimiento, en nuestro caso, la lingüística, ya es difícil que ocupen un lugar relevante) y al que siempre han despreciado ostensiblemente. Misóginos, homofóbicos, racistas, clasistas… Es anacrónico que sigan por aquí. Habría que reunir todo lo que han hecho para impedir que la situación de las mujeres, al fin, promocionada, no se reflejara en el lenguaje.]

«Y es que el estándar es un compromiso implícito entre los hablantes y cambia cuando ellos así lo deciden al admitir como estándar formas que antes estaban socialmente estigmatizadas. Y ninguna academia de ninguna lengua puede hacer nada por evitarlo (…) es cuestión de aceptación social, no de imposición externa de normas artificiales» [pero no diría yo (o únicamente) artificiales, son del poder; el poder ha usado siempre el lenguaje para crear la sociedad también. por eso nos impidió acceder a la cultura, la propiedad, los viajes y el uso «legítimo» de la violencia, y desde luego, mucho más, figurar en ella].

«En épocas más recientes se han creado otros estándares: el finés, el eslovaco, el griego (tienen 2), el noruego (ídem), el hebreo, el samoano y muchas lenguas que no contaban con una tradición escrita reciente. Dicho sea de paso, quienes critican el euskara batua o vasco estándar por ser artificial tendrían que echar un vistazo a la historia: prácticamente todas las lenguas estándar son tan artificiales como esta forma ahora oficial de la lengua vasca. (…) Por naturaleza, el estándar es artificial, no corresponde exactamente al habla de ninguna región concreta (el castellano no es de «Valladolid», por ejemplo).» …

Vocabulario estándar p. 43 – sigue en los comentarios posteados en este tema.

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de Enrique Bernárdez (1999) – Ir a Página Lecturas de Lingüística con posts

SUBRAYADOS Y APUNTES EN EL LIBRO

¿Qué es una lengua? (pp. 25-26)
«las lenguas humanas, pese a sus enormes diferencias entre sí, son esencialmente variantes de la misma cosa, igual que todos los seres humanos somos» «variantes de» «una misma especie».

La lengua: un dialecto con ejército (pp. 30-31)
«algo es «una lengua» por motivos sociales y políticos, no lingüísticos. Y aquí vuelve a aparecer un problema: los lingüistas utilizamos el término lengua en forma muy diferente a cómo lo usa la mayoría».
«Que catalán central y valenciano son dos lenguas es una cuestión puramente política, no lingüística. Si se decide que inglés estándar norteamericano y ebónico son dos lenguas distintas, se hará igualmente con criterios políticos y tendrá consecuencias político-económicas: por ejemplo, que para garantizar el aprendizaje del inglés estándar por los niños afroamericanos habrá que dotar de fondos adicionales a las escuelas y otorgar formación, consideración y paga especiales a los maestros encargados. El tema está claro: ¿quién decide? No una comisión de lingüistas, sino el Senado de los Estados Unidos, una institución política.»

(Nota mía: ese hecho de la realidad del poder (la política concebida por poder) no implica (¿o sí?) que equipos interdisciplinares que incluyeran a lingüistas necesariamente, en especial a gente de lingüística que comprende el papel condicionante que tiene el lenguaje a la hora de que se conciban ideas y relaciones, estuvieran óptimamente capacitados para decidir cuestiones políticas relacionadas con el lenguaje. Es decir, el único motivo que racionalmente (racionalidad empática y no la patriarcal, tan anacrónica realmente para el conocimiento de que somos capaces ya) pueda existir para ignorar los análisis de la gente dedicada a la ciencia del lenguaje sería que ésta siguiera ciega a todo lo que se puede descubrir con una mirada más libre, y que siempre es lo que tiene que ver con las revoluciones/transformaciones sociales, sobre todo, las feministas).

«En Indonesia se hablan muchas lenguas pero la oficial es el indonesio, el bahasa Indonesia o «lengua de Indonesia», derivada del malayo hablado en Malasia y Singapur. ¿Son dos lenguas distintas? El siglo pasado por estas fechas no había duda: eran, efectivamente, la misma. Hoy día hay ciertas diferencias en todos los aspectos, desde el vocabulario a la pronunciación y la gramática, en parte porque muchos neologismo del indonesio proceden del neerlandés mientras que en malayo se derivan del inglés. Lo cierto, sin embargo, es que quien entiende una entiende la otra prácticamente sin ningún esfuerzo.»

(Como pasó con el serbocroata tras las guerras en los Balcanes a la muerte del dictador Tito: ahora el serbio, y el croata, y no es sólo político en el momento en que las fronteras contribuyen a desarrollos de las lenguas independientes y por tanto, con un alto porcentaje de posibilidades de que vayan desarrollando diferencias, sin saberse hasta qué punto, ¿hasta el punto de no entenderse sin dificultad?

Una cuestión aquí: esto podría tener relación con la vergüenza que me da a mí (superada finalmente la no transición que tuvimos y la dictadura y sus destructivas políticas con las lenguas), hablante de español castellano, llamar a la lengua que hablo (no a la variante que hablo) «castellano», pues «español» es a mi modo de ver, una lengua hablada por diferentes comunidades y pueblos, y éstas y éstos serán también variantes de esa lengua común que compartimos. Así, si estoy en Catalunya, tenderé a adaptarme a emplear el término que se considera aceptable al nombrar ‘español’, y que es ‘castellano’, sin embargo, en Catalunya hablan español catalán (como en Andalucía hablan español andaluz, o en Galicia, español gallego: todas «español» pero todas con sus rasgos culturales distintivos plasmados en la lengua), digamos, ese estándar y no español castellano, pienso. En el ámbito internacional, sin embargo, mantengo el uso de «español» para nombrar la lengua que hablo yo al margen de la variante de esta lengua que yo emplee. Igual que llamo «inglés» a las variantes de esta lengua en Canadá, Gran Bretaña, Sudáfrica, India, Estados Unidos…

Y sobre entenderse sin esfuerzo: ¿cómo establecer el grado de esto? Según me consta a mí, la gente de habla portuguesa comprende bastante el español y que la gente hispanohablante no parece comprender nada el portugués, aunque de hecho se escuche que «se entiende bien».)

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De Enrique Bernárdez (1999) 🙂 Recibo dos ejemplares! Esperando otro ensayo… 🙂

La gente opina siempre sobre temas de lingüística e ignora, incluso le discute sus ideas sobre la lengua a gente estudiosa y rompehielos de la lingüística. Si lees esto y quieres crearte una opinión fundada, o si siendo de filología quieres reenfocar las cosas mejor, y actualizarte, píllate este libro, por ejemplo.

Entrevista a Enrique Bernárdez

Mujer Palabra – Pensamiento – Sobre el lenguaje – Aquí hallarás más. Eulália Lledó Cunill tiene en su web varias joyas descargables gratis.

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