ESCRIBIR Y LIBERTAD. Estoy escribiendo un pequeño texto para el 25 nov para mujerpalabra.net sobre este problema de que la gente piense que eso del feminismo está muy mal y ya superado, pero es que me cuesta un dolor de estómago, de verdad! Lo que a mí me gustaría ser libre para escribir lo que amara, o para explorar! Vale que intento sacarle lo bueno a esta otra tarea que se me hace tan difícil. Esta losa que es estar explicando cosas normales todo el día, porque se empeñan en distorsionarlo todo. Pero me pregunto qué podría haber escrito si hubiera sido libre! (si pudiera pasar de tener que usar mis capacidades para tanta cosa básica y al tiempo vital, fundamental pero vaya algo que se entiende fácil, no?; luego además pensarían, si esto le importara a nadie, que no escribí otras cosas por falta de capacidad, no? Qué vida llena de trampas…). Dejo el borrador por hoy y a ver si tengo ánimo antes del 25!!!
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ALEGRÍA Y CREATIVIDAD. Escuchando a Peret (un artista gitano, cantante) me han encantado dos cosas. Una es la escena que cuenta sobre lo que recuerda de haber empezado a bailar. Fue de alegría, cuando su padre le traía un trozo de pan blanco, que no comían a menudo.
Es lo más emocionante de la actividad creadora: cuando nace de la emoción de la vida cotidiana, intensa, de alegría. Pienso en cómo ha sido que en las sociedades patriarcales, el mundo de la creación se haya desarrollado tanto por la expresión del sufrimiento, y tan poco por la expresión de la alegría. Me pregunto si hubiéramos vivido en sociedades menos violentas, si habríamos desarrollado el mundo de la alegría mejor, plasmándolo en el arte, lo habríamos plasmado en el lenguaje y en el arte, seguro! Cuando era más joven, para explicarme por qué escribía siempre cosas de estar mal, de sufrimiento, me decía: “Es porque la alegría se comparte, se vive compartiéndola, pero con el sufrimiento no puedes estar dándole la lata a la gente que te quiere todo el rato.” Luego también pensé que crear con Materia Sufrimiento era para vomitar tu mierda, transformarla en algo menos feo y poder así contemplarla para solucionar el problema. Porque siempre he creído que muchos sufrimientos se podrían solucionar pensando un poco, de una manera diferente. No todos, la muerte es bastante rotunda, que te torturen –mientras dure- o asesinen es rotundo también. El hambre se soluciona comiendo. El frío, no pasándolo. Pero que no te quieran y aprecien, eso que nos importa tanto, tiene diferentes grados y tipos de soluciones. La confusión y estar perdida también. El miedo. Hay muchas cosas que pensando, de alguna manera, comprendiendo, de alguna manera, incluso comunicando(se) pueden llevarse mejor. Con todo, siempre eché de menos no escribir más desde la alegría. De mayor, pensé además que, dado el mundo, no puedes hablar desde la alegría, que sería casi una bofetada. Y sin embargo, también he visto que es la alegría lo que más agradece la gente, que les alegres, que se puedan sentir con ánimo y energía para vivir.
Pero sobre todo, vivir en un tipo de sociedad que se basa en la violencia como medio para todo, ahí, la alegría es una gran amenaza porque no sostiene las violencias.
La otra cosa que me ha gustado mucho escuchar de Peret es cómo describe el proceso de creación de la rumba catalana, pues le llaman el Creador de la Rumba catalana. Lo hace de una manera tan reconocible para quienes realicen procesos creadores, que casi huele a tierra negra humedecida en una noche de verano.
Una trampa cuando escribimos sobre injusticias que nos afectan es que si tomamos los caminos patriarcales -y los tomaremos, pienso, si no estamos muy alerta- distorsionaremos la realidad que queríamos describir y nos alejaremos del objetivo que teníamos, la intención, el proyecto. El objetivo siendo, supongo, transformar la situación de injusticia. (El objetivo patriarcal sería primero la violencia: hacer daño, destruir.)
Los caminos patriarcales en los que pienso serían dos: escribir como revancha, el fin es destruir (hacer daño al objetivo); y escribir como burla, el fin es humillar al objetivo (hacer daño igualmente). El primer estilo recuerda el Ofendido y Agraviado, el Cargado de Razón, la Víctima tiene derecho a decir cualquier cosa, sobre todo que ponga a su objetivo «en su lugar». Los razonamientos son fallidos si se analizan. Se mezcla todo, se lía todo, desde el púlpito acusatorio. Yo por eso tengo tanta dificultad a la hora de escribir sobre los temas que más me importan. Sé que puedo acabar siendo arrastrada por ese odio, o por la versión más mezquina y fea de la rabia. El segundo es un gran clásico del patriarcado para «reducir» a las mujeres y a los hombres que según los patriarcas prefieren ser mujeres. Lo llamaron ironía pero no lo es, es la versión grotesca de la ironía, una burda forma de violencia verbal. El objetivo es usar la emulación de la risa para anular la identidad de la persona, dejarla en su personaje, cosificarla así. La falsa ironía patriarcal es un hablar desde la superioridad del yo, no desde el púlpito. A mí siempre se me ha dado mal porque algo en mí me ha llevado siempre a no querer entenderlas y finalmente en general no entiendo muchas ironías, algunas de las buenas! (Las que usan el razonamiento con un sentido del humor).
El otro día escribí un poema, «Hijo de puta» (contra el uso del insulto) y en la primera versión tenía un final revanchista (Torturador asesino, descansa ya. Descansa en paz). Conseguí cambiarlo a un final del objetivo real (Torturador asesino, descansa ya, déjanos vivir en paz), y creo que eso hace mejor el poema, aunque quizá no más popular.
Expresar la rabia sin caer en las trampas patriarcales es toda una labor. Primero, descargas, eres hija del patriarcado, y lo haces como puedes, pero luego tienes que procesar, y evolucionar, pienso yo. Saber dónde parar, qué tachar, qué separar y qué conectar, para no irte por ahí.
Una razón más íntima para escribir, pero inevitablemente social también, y la parte de escribir que conlleva un esfuerzo a menudo doloroso y una batalla campal, en breve, un sufrimiento en muchos grados, es cuando parece o constatas que no se entiende lo que dices. Que hay distorsiones, continuos movimientos distorsionantes, y ay la desconfianza adoctrinada en las venas de todas las personas.
Entonces lo intentas, explicarlo, por miles de vías, posibles, medio posibles, imposibles, improbables, increíbles, literales y metafóricas, inconscientes, dogmáticas, pero siempre esforzadas en extremo, aunque escribas a gran velocidad, y tires y taches, y olvides para poder volver a intentar decirlo, radicalmente, para poder volver a empezar como si nunca lo hubieras intentado, siempre buscando la inocencia total y el puente, lograr entrar por esa puerta inconmensurable de la comunicación.
Ser escritora es haber desarrollado la creatividad aprovechando, impulsando la inteligencia lingüística, y haber tenido la fortuna, en determinados momentos, y a veces el talento, de transmutar algo propio en algo que puede comunicar a otras personas, conmoverlas de alguna manera, ayudarlas o inspirarlas para entender algo de alguna manera.
Cada vez que esto ocurre, que desde algo tan pequeño como la propia visión y experiencia, los propios recuerdos e ideas, sepas qué seleccionar y cómo combinarlo, crear esa música, esa imagen, esa idea, para que de pronto algo intransferible comunique, es emocionante y asombroso.
No se comparte por fama, poder y dinero sólo. (Y desde luego, si eres escritora con inteligencia feminista, siempre estarás muy lejos de esto.) Se comparte también o aparte por un instinto animal que es un rasgo de las mejores cosas de las que somos capaces como especie.
Que ojalá desarrolláramos libremente en lugar de siempre someternos a la reproducción ad nauseam de la violencia.
Los hombres del mundo de la Cultura no saben lo que es:
cada palabra que usas, la tienes que rescatar
porque
las han vacíado de vida
y las han llenado de violencia,
todo mal entendido,
las violan cuando las nombran.
No saben relacionarse de otro modo con ellas.
Prueba a escribir cuando te han excluido del lenguaje
y han distorsionado lo que has sido, eres y puedes ser
hasta la demencia.
Rescatar la realidad no es más que
rescatar la vida palpitante y libre.