Este verano nos exiliamos de Madrid, buscando una vida mejor. Estoy celebrándolo porque estoy muy triste y también porque hoy ha ocurrido algo feliz y la vida es para vivirla en todas sus cosas, su complejidad.
Lo feliz es que (contra todo pronóstico, porque no soy una persona que haga planes ni haya querido nunca tener cosas), de manera totalmente sorpresiva, la vida nos ha dado la oportunidad de tener quizá una casa, ¡para nuestra última fase de la vida, si hay suerte! 🙂
Una casa donde hay espacio, luz y temperatura buena, por lo que quizá al fin ha llegado mi momento para escribir y pintar. Tanto esperar sin desesperar ha logrado un resultado positivo. Bueno, ¡espero! Así que la primera foto celebra eso.
Foto 2: Haciendo puré con témpera naranja! (es broma, era puré de zanahoria creo) y con 1. Vindicación Feminista (facsímil de revistas, que conseguí de Elvira Siurana y Silvia Cuevas-Morales en Vindicación), 2. Recuerdo (historias y dibujos manuscritos de refugiadas de los Balcanes, montado por Zene U Crom, Mujeres de Negro de Belgrado, el grupo multicultural y pacifista feminista, es el libro cuadrado sepia, que conseguí de Stasha Zajovich y Concha Martín), y 3. Virgina Woolf y sus ensayos sobre escribir (que conseguí cuando vivía en Inglaterra y el campamento de Greenham) como libros que sostenían todas nuestras comidas-cenas.