Pesaba muy poco
cuando lo alzaron dos hombres extranjeros,
por suerte, bien alimentados.
El hombre de África, leve de hambre,
el negro nocturno vacío tragándose el mar,
el blanco de la espuma seca y la sal en la boca,
los grandes ojos saltando al vacío,
la falta de suelo, hombre leve alzado,
la espuma la sal seca la mirada el horror.
Lo vi en las noticias de las pateras.
Mirar y ver lo que está ahí. Mirar y ver,
tan difícil entre las paredes blancas.
(De un poema que descarté y retomo casi 10 años después. Hay cosas que cuestan más.)