Pandora: ¿Y la caja de cartón naranja que hay allí? ¿Qué tiene?
Amadeo: Ah, sí, siento haberla puesto en tu cuarto. No me cabía en mis estantes. No la abras. Son cosas mías.
Pandora: Vale. ¿Son tus secretos?
Amadeo: (riéndose) No son secretos. Son cosas.
Pandora: Seguro que son cartas de amor... —se ríen. Ella corre hacia la caja naranja y él se queda tan tranquilo, porque la conoce. Sabe que está jugando.
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Oficiala de prisiones: Entonces, ¿no abriste la caja?
Pandora: No.
Oficiala de prisiones: ¿Y cómo pudiste resistirte?
Pandora: No tuve que resistirme. Él no quería que la abriera.
Oficiala de prisiones: (sin entender) Sí, pero… ¡si eres muy curiosa! ¿Cómo pudiste resistir la tentación?
Pandora: (bromeando primero) Es que no soy creyente —encendiéndose un cigarrillo—. Verás, no sentí curiosidad —la carcelera parecer exasperar—. Somos libres. Él no quería que la abriera. ¿Por qué iba a querer abrirla yo entonces, si eran sus cosas?
Oficiala de prisiones: (sin haber casi escuchado, ni entendido) ¿Y cómo explicas que te condenaran por haber abierto la caja, desatando así todo el horror, la brutalidad y la desdicha en el mundo?
Pandora: (centrada en el recuerdo, las sombras de su frente disipándose) Un día mi compañero salió de mi cuarto con la caja y me indicó, con una sonrisa, que fuéramos al jardín. En ese momento, como la lava, yo bullía de curiosidad: ¡me iba a enseñar el contenido de la caja! Un dulce regalo, compartir momentos que no habíamos vivido juntos...
Oficiala de prisiones: (ignorándolo todo) Pero el mundo... ¡sembrasteis el caos y la destrucción!
Pandora: ¿Abriendo aquella caja? —sonríe.
Y Pandora piensa: "La historia de siempre, siglo tras siglo, la misma historia de siempre".
Y después, rota: "Daría mi vida, mi amor, por verte cinco minutos".
Y canta, porque la música es su amor. |
Nota de marzo/abril 2011: Esta historia no es sobre el romanticismo,
es sobre la capacidad destructiva del Poder
(y cómo destruye lo más bello e inocente),
reincidente siglo tras siglo: ignorando o utilizando
a personas que consideran "peligrosas"
porque el hecho es que son positivas para la sociedad,
ejemplos de mundos buenos posibles.
Hay algo muy claro en esta narración: los hechos.
Sin embargo, hay gente que cae al leerlo
en el "romanticismo" de entender
tal y como nos adoctrinan a que entendamos:
evitando contemplar los hechos y dándole más credibilidad
a historias, en especial sobre cómo son las mujeres,
por fantásticas que sean.
Atender con inocencia a lo que pone
hará que se entienda mejor.
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